UNA LARGA HISTORIA.

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Movido y removido por el gran comentario y los vídeos que Ángelo propone hoy, en su blog para preparar la celebración del día del seminario del próximo domingo (Ver enlace), me animo hoy a contaros una historia, más que otra cosa…., para pediros opinión.
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“Con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho”, esta frase cervantina, se aplica a toda clase de cosas que ejercen cierto poder del que no es fácil librarse; y aunque no se utiliza ya, en exclusiva para referirse a la Iglesia; yo si voy a emplear dicha cita en ese sentido porque, sucede que, a veces nos damos de bruces contra “los muros” de la iglesia y la verdad, el golpe, ¡duele!..

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Esta es la historia, que es absoluta y rigurosamente real:
Hace no mucho, un buen amigo mío, tuvo un encuentro cordial con uno de los curas de su parroquia. Tan armónica fue aquella charla que pensaron en realizar juntos, al menos, un par de ilusionantes proyectos.
Mi amigo, no es informático de profesión pero si de devoción, por eso, acabó surgiendo la idea de hacer una página web o un blog para la parroquia. Mi amigo encantado, aceptó el reto; además como él es fiel católico practicante, la idea de ayudar a la Iglesia le entusiasmó tanto, que no escatimó ni tiempo, ni esfuerzo para llevar a cabo la misión encomendada.
Se trataba en principio, de crear un sitio de fácil uso y sobretodo donde el visitante, pudiera obtener toda la información a primer golpe de ratón.
Hubo que hacer fotos, rastrear imágenes, realizar montajes con el Photoshop, buscar enlaces, recabar información, pensar, escribir, hacer y deshacer, ir probando hasta dar con un esquema que a la vez fuera atractivo y manejable.
Fue una labor ardua, pero gratificante. Y tanta ilusión le puso mi amigo, que lo que podría haber tardado, más de un mes; se hizo en una semana.
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En tiempo record, la página estaba casi hecha, solo faltaba que la viera el párroco y dispusiera de ella para enriquecerla, ampliarla o cambiar ciertos aspectos de la misma y por supuesto, como capitán de la nave, escribiera su primera salutación a los navegantes.
Así que, mi amigo llamó a “su cura”, le enseñó el trabajo y le explicó su funcionamiento. El blog quedaba explicado y comprendido. Parecía incluso, que los fotomontajes habían sorprendido y gustado, ahora solo restaba esperar el dictamen del párroco, al que por lo visto “le iba a costar sentarse a verlo delante de la pantalla” y habría que darle todo el trabajo “mascado” a través de la impresora. De una manera u otra, la pelota ya estaba en su tejado y mi amigo debería esperar decisiones, que teóricamente llegarían en los próximos días. Estamos hablando de primeros del mes FEBRERO.
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Así pasó una semana, … en silencio. Luego pasaron dos, tres semanas y hasta el mes de febrero completo, que aunque es corto, tiene 28 hermosos días.
Toda la celeridad, el esmero y el cariño que mi amigo le había puesto, contrastaba con ese mutismo asombroso y sorprendente.
Extrañaba tanto silencio, tanta… indiferencia. Más de una vez, durante ese tiempo, se cruzó con su amigo el cura e incluso con el párroco sin intercambiarse más que un leve saludo. ¿Habría visto el párroco la página?
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A pesar de la insistencia del Santo Padre sobre la evangelización, desde las nuevas tecnologías; entiendo que a una Parroquia de barrio le cueste cambiar su concepción sobre la utilidad acuciante de “estar” también en el mundo virtual. También puedo entender que una Parroquia tenga muchos otros quehaceres y todos sean muy importantes, sin embargo aunque este fuera considerado un tema “menor”, creo que se trató con poca delicadeza.
Mi amigo nunca quiso felicitaciones, aplausos, ni palmaditas en la espalda, y mucho menos remuneraciones (era un honor poder ayudar), simplemente pensaba que, hubiera sido deseable un pequeño reconocimiento a la labor hecha, y sobretodo una mayor implicación mutua en el trabajo por hacer; máxime porque a parte del cariño y la voluntad que mi amigo le puso, el blog era un encargo y no un capricho personal de su autor.
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Así, pasando ya de la treintena de días de silente espera, mi amigo pensó en entrar, saludar y preguntar. Tanto silencio ya…. ¡quemaba!.
Pero… todo tiene su explicación. Y ante la pregunta lógica, la contestación dubitativa pero contundente, no dejaba lugar a dudas:
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“Si…., pero…., hay que esperar, hay que revisar, hay que…., buscar el modo de no parecer tan….RETROGRADOS”.
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Al oír aquella explicación, por lo inesperado e insólito, a mi amigo le costó reaccionar, pero al cabo de unos minutos, mi amigo ya tuvo, la certeza, de que ya no le iban a llamar más.
¿Retrogrados?, ¡¡¡EUREKA!!! He aquí el problema, he aquí la causa. Hay silencios, aunque poco elegantes, muy elocuentes, y hay respuestas demasiado definitorias.
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El buen párroco, posiblemente habría tenido ya su “encuentro” con el blog (no sabemos si en pantalla, o en papel) y seguramente habría visto algo que, a su juicio, hiciera pensar al visitante potencial que estaba siendo introducido en las cavernas de la Iglesia preconciliar, o algo así.
Retrogrado, sonaba muy fuerte, por eso mi amigo, no paraba de darle vueltas y por eso repasaba una y otra vez, los contenidos del blog, en busca del “pecado” cometido. ¿Cual de los textos, imágenes o enlaces seria el que podría haber molestado?, ¿La referencia al pasado de la parroquia?, ¿El pequeño examen de conciencia, de la sección correspondiente a la Penitencia?, ¿el enlace con la campaña provida de la Conferencia Episcopal?... etc., et., etc.
¡Caray si se le hubiese ocurrido incluir “los siete domingos de San José” o la Novena a la Virgen Milagrosa!....
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Pero al cabo de un rato, mi amigo comprendió que no había “fallo” alguno, todo estaba en el planteamiento. No era ya cuestión de cambiar ciertos aspectos, según el criterio del Párroco y las necesidades de la parroquia; Era algo más profundo, NO era un defecto de forma, sino un exceso de FONDO.
Siento en el alma decir que, aquel blog de mi amigo, probablemente es el que NUNCA hubiera hecho ese buen párroco, por eso su autor quedaba automáticamente desautorizado. Ya habían prescindido de él, y lo que querían decirle con aquel largo silencio, era que mi amigo, se olvidase cuanto antes de aquel “inconveniente” proyecto.
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Aquí vuelvo otra vez a Cervantes: “Con la Iglesia hemos topado”, ¡que difícil es librarse de los complejos y del que dirán!
Si, ¡Con –“ESA”- Iglesia hemos topado! pero si esto es así, por consiguiente después vendrá otra pregunta: ¿Es que hay varías iglesias, dentro de la Iglesia? Vamos a analizar esta cuestión.

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Decíamos ayer que la Iglesia es “Una, Santa, Católica y Apostólica” y precisamente, construir la plena unidad entre cristianos es prioridad del pontificado de Benedicto XVI, camino ya iniciado con pasos muy positivos, tanto con miembros de la Iglesia Anglicana como de otras iglesias protestantes. (Ver enlace).
Sin embargo, últimamente, “alguien” desde dentro, parece interesado en romper esa unión. Aquellos cismáticos históricos, Lutero, Hans Küng o Leonardo Boff, se quedarán cortos…, porque el gran cisma viene de dentro, el alíen está en el interior del cuerpo. Está creciendo en microcismas de bolsillo, de claudicaciones, de silencios, de complejitos; es casi imperceptible, pero es absolutamente real.
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Claro que el “enemigo” quiere que haya muchas iglesias… ¡divide y vencerás!.
Por eso se inventa iglesias “progresistas” como la que comentábamos ayer de la monja Forcades o la del díscolo Monseñor Martíni.
Por eso se inventa iglesias más “conservadoras” como la de Monseñor Lefebvre.
Por eso se inventa también, iglesias cobardes que apuestan por la tranquilidad de vivir bajo la tutela de una diócesis para algunas cosas y de las “nuevas corrientes” para otras.
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Pero no se puede nadar entre dos aguas, no se puede jugar con dos barajas, no es posible servir a dos señores. Es este un tiempo de definiciones, de clarificaciones, de valentías. El faro es el Vaticano y su luz el Evangelio, nada más. Lo demás son fugaces luces de despiste.
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Aquellos, que en la menor ocasión te mandan callar para no suscitar polémicas; aquellos que se ruborizan por ser lo que son; aquellos que están sumidos en la oscuridad de la culpabilidad y el complejismo; aquellos que ante los viejos rituales, ante las oraciones ancestrales y eternas se callan, las menosprecian o se averguenzan, entonces es que NO HAN ENTENDIDO NADA. La doctrina no cambia, no pasa, no es RETROGRADA.
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La deseada unidad viene de la unificación de criterios con ROMA, con Pedro, el Vicario de Cristo en la tierra. Y la Iglesia no ha cambiado, porque siempre es nueva. ¡Ayer, hoy y siempre!.
Un católico practicante, hoy debe ser un católico MILITANTE, que trate de ser COHERENTE, responsable con su formación diaria y con el ejemplo dado en cada momento de su vida. Que viva su fé, con naturalidad, sin miedos, sin complejos.
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Claro que es políticamente incorrecto hablar de sacrificios, de cruces, de mortificaciones, de penitencias.
Claro que parece anacrónico, rezar el Rosario, ir a Misa diaria, confesar con frecuencia o bendecir la mesa.
Claro que también parece fuera de lugar, leer la Biblia, hacer genuflexión ante el sagrario, vestir adecuadamente, o que el sacerdote luzca con orgullo el alzacuellos por donde vaya.
Claro que parece cosa del pasado visitar al Santísimo, cumplir los Mandamientos y conocer el Catecismo….
Todo esto, no está de moda; pero….
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¿Qué es lo que está de moda hoy?
El ruido, los malos modos, los insultos, las incomprensiones, los divorcios express, los abortos, las malas astucias para trepar en los trabajos, las mentiras, las infidelidades, la sexualidad mal entendida…, ¡el apocamiento de los cristianos! ¿Queremos esa moda?
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¿Qué nos importan esas modas?
Jesucristo y su Iglesia, AYER, HOY Y SIEMPRE
Somos tan revolucionarios que aún viviendo intensamente nuestro tiempo, pasamos de modas. Lo que fue válido para nuestros abuelos también es igual, actual, vigente y utílisimo para ganar nuestra propia salvación, aquí y ahora.
La doctrina no cambia, no pasa. no es RETROGRADA. Y os aseguro que nada de RETROGRADO tenía aquel blog de mi amigo.
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Algunos dicen que las Iglesias están vacías, que la Iglesia Católica está perdiendo fieles, que ya no tiene credibilidad. Y no le falta "algo" de razón al que lo dice.
Pero yo creo que “vender” los principios, dudar de los dogmas, desautorizar al Papa no es el camino, que nos cambie de rumbo.
De esa manera no se atrae, no se hace apostolado, todo lo contrario. Deberíamos ver, estudiar, meditar, donde están los fallos, por donde vienen esas fugas.
Si la gente ya no ve misterio alguno, si todo es tan evidente, si los que debiéramos custodiar la fé no la cuidamos, si los que más debieramos rezar, no lo hacemos o no se nos ve; si quien más debiera dar ejemplo, no lo da: ¿Qué credibilidad puede haber?
La cuestión pasa, no por ver si somos retrógrados o no, si molestamos con nuestras creencias o no, sino en vivir lo que creemos coherentemente y con todas las consecuencias.
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Siento decir, porque creo profundamente en la buena voluntad de la gente, que estamos equivocando el punto de mira. Lo siento especialmente por aquellos que de verdad, quiero tengo afecto y rezo por ellos.
De momento, yo le he recomendado a mi amigo, que si le llaman –cosa poco probable-, enseñe lo que sabe, pero que no participe en el despropósito. Que dé las oportunas enseñanzas –técnicas- para que otros “quiten” o pongan lo que el nunca debe, ¡QUITAR …, ni poner.
¿Qué opinaís vosotros? Vuestra sabia opinión, siempre es bienvenida.

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Pdta. Insisto, otra vez en el blog "SIETE EN FAMILIA", en este ENLACE encontraréis un trio de vídeos que, creo vienen al caso de este post y que además SON IMPRESCINDIBLES.

Os ruego encarecidamente que los veais. Un saludo y gracias de antemano a todos por vuestras visitas y aportaciones.

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