DE FORMACION Y DEFORMACIÓN

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¡Tristísima señal cuando la infección está de tal suerte en la atmósfera, que por la costumbre no la perciben ya la mayor parte de los que la respiran!” R. P. Félix Sardá y Salvany.
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El desconocimiento y la desinformación siempre juegan en contra nuestra. Una gran parte del problema se origina cuando los católicos vamos aceptando como buenas, todas las modas y modismos, sin criterio alguno y sin enfrentarlos con nuestra propia fé para explorar el verdadero fín y bondad o no, de cada cosa.
Por eso, es tan importante, y últimamente la Santa Sede insiste tanto en ello, que los católicos, nos afanemos por saber, conocer y aprender lo que nos enseña la Iglesia y las Sagradas Escrituras para evitar que nos confundan quienes solo buscan lucrarse o/y desorientar nuestro camino.
Por eso, es una pena observar como muchos de los que se dicen cristianos, aceptan, alientan y hasta participan de prácticas totalmente apartadas de nuestra fé.
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Claro que la mayoría de los medios se emplean a fondo propagando errores. Ya hay canales temáticos que difunden a todas horas, magias blancas y negras, donde todos los echadores de cartas se hacen de oro, cual becerro sinaítico.
Aún así, pienso que todos esos recursos son bastante cutres, que son trampas fáciles. Sin embargo existen también otros procedimientos mucho más elaborados, más hábiles, menos detectables, pero igualmente nocivos.
Me estoy refiriendo a la difusión de ideas pertenecientes a ese equivocado panteísmo ecológico global que difunden creaciones, como la película Avatar, pongo por caso, y que están más cerca de la herejía postmoderna que conocemos como New age, que del verdadero cristianismo.
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Habrá algún escéptico al que le haga gracia y piense que estas cosas no tienen importancia, sin embargo yo creo que la cosa es muy seria y que tal revoltijo de despropósitos, origina una muy peligrosa confusión, que nace sobretodo de la escasa o nula formación en nuestras creencias.
Con todas estas nuevas tendencias lo que se va afianzando en el espíritu colectivo es el relativismo más absoluto. Cuyos puntos de encuentro son los siguientes:
- No hay ningún Dios fuera del hombre mismo.
- Cada hombre, crea su propia verdad. No hay bien, ni mal, toda experiencia es un paso hacia la conciencia plena de un universo del que todos formamos y somos parte.
- La naturaleza forma parte del único ser cósmico. Todo es "dios" y "dios" está en todo.
- Todas las religiones son iguales y, en el fondo, dicen lo mismo.
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Lo sorprendente del caso es que todas esas “nuevas” ideas, venden.
Tienen éxito, porque tienen el mismo atractivo que aquel árbol de la ciencia del bien y del mal, en el lejano Edén. Antes se trataba de “ser como Dios”, ahora, se trata de suplantarlo.
Ahora es el hombre –el alfa y el omega-, principio y fin de todo, realizando así, la perversión total de la religión…., ya no es el hombre, el creado a imagen y semejanza de Dios, sino Dios, el creado a imagen y semejanza del hombre.
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En base a todos estos hechos, en los que es manifiesta la absoluta desorientación del hombre, origen seguro de todas las crisis actuales, se refuerza mi convicción de la importancia de hacer una continua catequesis personal y familiar –FORMACIÓN-; junto con la necesidad urgente de reforzar nuestras mejores defensas: ORACIÓN Y SACRAMENTOS.
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En cuanto a la cuestión formativa, se me hace obligado remarcar que para estar mejor preparado, a pesar de lo que se pueda pensar, no es necesario -ver todo, leer todo, estudiar todo-…., sino precisamente, ver, leer y estudiar SOLO… LO MÁS ADECUADO. Seleccionar –con ayuda- lo que de verdad nos va a favorecer, lo que nos va a FORMAR y no a deformar.
En este punto, creo que debemos por fín, perder el complejo a practicar una buena ética de la lectura, y quien dice lectura, también dice cine, por ejemplo.
Porque, igual que existen ideologías malas (nazismo, comunismo, racismo), también hay libros que pueden hacer mucho daño, si presuntuosa e inmaduramente se minusvalora el poder de un libro. No se trata de ser partidario de ninguna censura, antes bien, se trata de ser inteligentemente selectivos.
La cuestión es importante y además no es nueva. Balmes, importante filósofo y sacerdote catalán –español-, ya en el siglo XIX se preguntaba lo siguiente…
- “¿Qué entiende usted por malos libros?”
Su respuesta es clara y tajante: “Los que extravían el entendimiento o corrompen el corazón”
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Así mismo…., Hugo Wast, el insigne escritor católico, autor de 666, que ya recomendé en un post anterior (Ver enlace), nos facilita una regla de oro, que quiero compartir y me vale como excelente broche de oro, para el post de hoy.
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“Hay una regla segura –dice de Maistre- para juzgar los libros como los hombres, aun sin conocerlos: basta saber por quiénes son amados, por quiénes son odiados.
Este criterio es todavía mas seguro cuando los aplausos que se prodigan a un hombre o a un libro provienen de los enemigos de la idea que debiera tener aquel hombre o defender aquel libro.
Alármese, pues, cuando advierta que no suscita contradicción, porque es señal de que en alguna forma anduvo corto al cumplir su misión, tuvo miedo, pactó con el enemigo, enterró algún talento, se cuidó a sí mismo en vez de dejar a Dios que lo cuidara”.
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Así mismo..., como remate final, ya que hoy le saco en portada, no me resisto a "utilizar" a D. Claudio para así, acabar con cierta brillantez y de paso, poderselo dedicar a quien ya sabe...

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