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“Yo pues, te envío a hijos de duro rostro y de empedernido corazón; y les dirás: Así ha dicho el Señor.
Acaso ellos escuchen, pero si no escucharen, porque son una casa rebelde, siempre conocerán que hubo profeta entre ellos.” Libro de Ezequiel, capítulo 2.
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Estamos cansados de tanto comentario inútil, de tanta negatividad, de tanta impotencia ante el hecho de la crisis. Claro que nos afecta a todos…., pero es hora ya de generar esperanzas, de buscar soluciones, y la primera está bien a nuestra mano.
Nada hay nuevo bajo el sol, siempre ha habido unos tiempos más difíciles que otros, lo que importa es como estamos afrontando el golpe. Tenemos un buen ejemplo de todo lo que está pasando ahora, en el Antiguo Testamento, en la historia de Ezequiel.
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A Ezequiel le tocó vivir en una de las épocas más desoladoras del pueblo de Israel, el destierro de Babilonia y la destrucción de Jerusalén.
Pero Ezequiel fue, sobretodo un hombre de fe, un auténtico creyente, que fue capaz de descubrir la presencia de Dios en todos los acontecimientos de la vida, incluso en las situaciones más dramáticas de su vida personal. Así, ante la muerte de su esposa, a la que llamaba “encanto de sus ojos”, Dios le pide que no guarde duelo. Y siendo FIEL a esa petición Ezequiel descubrió que ese era el mensaje justo, que debía llevar a Israel: ¡Basta ya de lágrimas, es tiempo de esperanza!
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En todos los tiempos hay personas que destacan por saber decir la palabra necesaria en el tiempo adecuado. Esas personas contracorriente son capaces de provocar los cambios que ninguna revolución política puede conseguir, porque no actúan en una situación concreta sino directamente en el corazón de las personas y ese cambio es radical y para siempre.
Ese es el caso de Ezequiel, el profeta que anunció la esperanza, cuando todo a su alrededor parecía perdido:
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“Yo pues, te envío a hijos de duro rostro y de empedernido corazón; y les dirás: Así ha dicho el Señor.
Acaso ellos escuchen, pero si no escucharen, porque son una casa rebelde, siempre conocerán que hubo profeta entre ellos.” Libro de Ezequiel, capítulo 2.
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Estamos cansados de tanto comentario inútil, de tanta negatividad, de tanta impotencia ante el hecho de la crisis. Claro que nos afecta a todos…., pero es hora ya de generar esperanzas, de buscar soluciones, y la primera está bien a nuestra mano.
Nada hay nuevo bajo el sol, siempre ha habido unos tiempos más difíciles que otros, lo que importa es como estamos afrontando el golpe. Tenemos un buen ejemplo de todo lo que está pasando ahora, en el Antiguo Testamento, en la historia de Ezequiel.
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A Ezequiel le tocó vivir en una de las épocas más desoladoras del pueblo de Israel, el destierro de Babilonia y la destrucción de Jerusalén.
Pero Ezequiel fue, sobretodo un hombre de fe, un auténtico creyente, que fue capaz de descubrir la presencia de Dios en todos los acontecimientos de la vida, incluso en las situaciones más dramáticas de su vida personal. Así, ante la muerte de su esposa, a la que llamaba “encanto de sus ojos”, Dios le pide que no guarde duelo. Y siendo FIEL a esa petición Ezequiel descubrió que ese era el mensaje justo, que debía llevar a Israel: ¡Basta ya de lágrimas, es tiempo de esperanza!
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En todos los tiempos hay personas que destacan por saber decir la palabra necesaria en el tiempo adecuado. Esas personas contracorriente son capaces de provocar los cambios que ninguna revolución política puede conseguir, porque no actúan en una situación concreta sino directamente en el corazón de las personas y ese cambio es radical y para siempre.
Ese es el caso de Ezequiel, el profeta que anunció la esperanza, cuando todo a su alrededor parecía perdido:
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“Dios arrancará nuestro corazón de piedra y nos dará corazón de carne.”
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En tiempos de crisis lo frecuente es la crítica, echar la culpa a los otros, el desánimo… Frente a esto Ezequiel nos propone hoy, ESCUCHAR CON UN CORAZÓN NUEVO.
No hay profeta más apropiado que Ezequiel para estos tiempos, su misión principal consistió precisamente en combatir la idolatría y la corrupción por las malas costumbres. La solución que siempre propuso, hoy tiene la misma validez:
Escuchar la palabra de Dios. Porque esa Palabra es la misma que el profeta se llevó a su boca el primer día de su vocación: “Aliméntate y sáciate con este libro”, le dijo el Señor… y el profeta radical y textualmente se la comió y fue en su boca, “dulce como la miel”....
No hay profeta más apropiado que Ezequiel para estos tiempos, su misión principal consistió precisamente en combatir la idolatría y la corrupción por las malas costumbres. La solución que siempre propuso, hoy tiene la misma validez:
Escuchar la palabra de Dios. Porque esa Palabra es la misma que el profeta se llevó a su boca el primer día de su vocación: “Aliméntate y sáciate con este libro”, le dijo el Señor… y el profeta radical y textualmente se la comió y fue en su boca, “dulce como la miel”....
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11 comentarios:
Estimado Arcendo:
Has escrito una maravillosa reflexión, ciertamente Ezequiel lo tuvo difícil pero la fe sabe muy bien como alimentarse y crecer.
Gracias por tus visitas, me honra que te sen de alimento espiritual,entre todos hacemos con nuestras aportaciones crecer en las virtudes teologales y ir humanizando nuestro entorno.
Con ternura
Sor.Cecilia
Al leer hoy tu entrada, me hace pensar, es como si todos reconocieramos lo terrible que es la crisis que vivimos en todos los órdenes, y lo único que se nos ocurre es esperar para ver si pasa el temporal y todo se resuelve, sin hacer ningún esfuerzo por nuestra parte ni poner medios para solucionarlo.
Un fuerte abrazo
Árcendo, es preciosa tu reflexión.
Es tiempo de esperanza, en todo momento y situación, siempre podemos amar.
Es hora de continuar el camino con decidida intención y positiva esperanza.
La fe nos hace aceptar las situaciones, pero también esforzarnos en superarlas.
Luego, el SEÑOR dispone lo necesario para nuestro bien.
Un abrazo.
Claro que sí Arcen, "A MAL TIEMPO BUENA CARA" que dice el sabio refranero popular español.
Oye! no es por nada pero...donde pone Jehová quizás querías decir: YHAVHE ¿no?, o incluso Yavé.
A mí personalmente el AT cada día me gusta más, me dice mucho, muchísimo. Tan solo tenemos que recordar leer el AT a los ojos del NT y no al revés como equivocadamente le pasa a algunas personas. Básicamente aplicar la misericordia divina y el amor de Jesús en el NT a esos hechos muchas veces bruscos, por decirlo de alguna manera,que se relatan en el AT.
¿Es Dios, un Dios de Justicia? Si, por supuesto.
Pero antes que ser un Dios de Justicia es Dios de Misericordia.
"MI MISERICORDIA ESTÁ POR ENCIMA DE MI JUSTICIA" (Jesús a Santa Faustina).
Alimentarse con la Palabra. Genial¡
Alimentarse con la Palabra. Genial¡
Francamente, querido, no me veo capaz de comerme un libro, pero si tú me lo pides puede que lo intente...
Qué grande Ezequiel que supo obedecer a Dios hasta ese extremo y en momentos tan dolorosos como la pérdida de su mujer. Obedecer hasta lo inverosimil es la solución a toda crisis, sabiendo a quien obedecemos. Hablar en positivo es lo que deberíamos hacer siempre todos los católicos, por eso me gusta tu post de hoy.
Ya ves, en eso coincidimos con ZP, aunque bien mirado él no habla en positivo, sino en mentira.
Esta Hoja también es para mi el "encanto de mis ojos"
Besiños encantados
Pues quiero recalcar tu compromiso de ir presentándonos a gente grande, aquella que se encuentra en la Biblia. Y es que ahí podemos encontrar cualquiera de las situaciones que hoy puedan encontrarse y de como fueron afrontadas por los que confiaron en Dios y por aquellos que les rechazaron. Te agradezco que vayas haciendo estos paralelismos. un abrazo.
P.d. No sabes las citas que me apunté del libro del P. Santiago. es que dice cosas de sobresaliente, como el que te pongo por el video de hoy. Ciao caro
genial, ¿quién como Dios?
Esta canción siempre estuvo entre mis preferidas y ahora que entiendo la letra me emociona. Me la voy a llevar, como otras veces para los blogs.
Gracias por ser mi alimento musical.
Te quiero señor Higgins
No me creas demasiado frívola que también me llevo tu sabiduría profética.
Besiños
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