NO SON CASUALIDADES

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Algunos le podrían llamar casualidad, y otros, a ciertos hechos los bautizamos como dioscencias…, creo que este, de hoy, es uno de los casos más claros, de eso último.

Resulta que la Fiesta de la Divina Misericordia se suele celebrar el primer Domingo después del Domingo de Pascua, o sea…. ¡hoy mismo!; precisamente el día en el que va a ser beatificado el Papa que escribió una de las exhortaciones más hermosas, sobre la misericordia, la “Dives in Misericordia”, publicada en 1980.

Así mismo, creo que tampoco, es casualidad que Juan Pablo II, dedicara un número entero de esta, su segunda encíclica, a la Madre de Jesús.

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Por eso, sin perder de vista el sábado que acabamos de vivir, y aprovechando además que entramos en el mes de mayo, mes de María y… ¡tampoco es casualidad!.... hoy quiero saludar felizmente al nuevo beato con sus mismas palabras dedicadas a la Virgen en aquella gran Encíclica. Lo hago con el deseo hecho oración, de honrar a la Virgen en su mes, a Juan Pablo en su día y pidiendo a ambos, excepcionales auxilios, que nos echen un cable directo al cielo, a los que aún nos quede camino por estas tierras.

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"...Dirigimos nuestra mirada a María santísima, a la que hoy invocamos con el título dulcísimo de "Mater misericordiae". María es "Madre de la misericordia" porque es la madre de Jesús, en el que Dios reveló al mundo su "corazón" rebosante de amor.

La compasión de Dios por el hombre se comunicó al mundo precisamente mediante la maternidad de la Virgen María. Iniciada en Nazaret por obra del Espíritu Santo, la maternidad de María culminó en el misterio pascual, cuando fue asociada íntimamente a la pasión, muerte y resurrección de su Hijo divino. Al pie de la cruz la Virgen se convirtió en madre de los discípulos de Cristo, Madre de la Iglesia y de toda la humanidad. "Mater misericordiae"..." Juan Pablo II. “Dives in Misericordia”

 

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