lunes, 5 de diciembre de 2011

¡¡ ALEGRÍA!!


No hace falta ir muy lejos. Basta con darse una vuelta por algunos blogs amigos para confirmar lo que ya sabemos..., la vida está hecha de momentos buenos y otros que no lo son tanto, está conformada de gozos y sombras.
En la blogocosa compartimos sentimientos y vivencias; todo lo que ocurre, como humanos, nos afecta. Nos alegramos en algunas ocasiones, pero también sufrimos con los acontecimientos, eso es parte de la vida y así hay que aceptarla -sin desesperación alguna-; más que nada para que la andadura por este valle de lágrimas (que dice la Salve) no se nos haga interminable, simplemente por el hecho, de que no lo es.

Es lógico que padezcamos con los dolores, con los propios y con los ajenos. Es normal que nos aflijan las ausencias. Es comprensible que nos debiliten las enfermedades, pero el refranero español que está lleno de sabidurias, dice que: "no hay mal, que cien años dure".
Lo que si dura que es la eternidad y además... está a la vuelta de la esquina. ¡Con ese convencimiento hemos de vivir!, para mantener la cordura, para sabernos comportar, para resistir lo que sea preciso, porque de verdad, luego..., el premio merece la pena.

¿Que va a haber momentos de bajonazo....? ¡eso es innegable!, los grandes santos también pasaron por "noches oscuras"; pero en ningún caso, eso es consecuencia del sobrevalorado y falso "silencio de DIOS". Dios es como la música y sus silencios... a veces nos -hablan- más que las palabras.

¿Que habrá que hacer en circunstancias similares?
¡Pues seguir andando, COMO SIEMPRE!, aunque no veamos ni un pimiento.
Nuestro gps, el radar infalible es la propia conciencia. Esa misma que nos dice que habrá que seguir rezando aunque creamos que, de nada sirve. Seguir haciendo el bien, seguir frecuentando los Sacramentos, no dejarnos, no abandonar, no desconfiar, seguir luchando a ciegas, porque sabemos que está, aunque nuestros sentidos y nuestros sentimientos lo nieguen. "Dichosos los que han creído, sin haber visto"

En lo que respecta a enfermedades y dolores, muchas veces, leyendo las vidas o las obras de algunos santos, asombra sobremanera su desprendimiento de las cosas de esta vida y las "ganas" que tenían de morir para vivir plenamente.
A algunos les asusta -mucho- tal actitud, y la visten de rechazo, hay quienes lo tachan de locura masoquista; pero nada más lejos de la realidad.
Las experiencias místicas de Santa Teresa de Jesús ("vivo sin vivir en mi"), del Padre Pío de Pietrelcina o de Marta Robín, están a otro nivel, posiblemente igualmente incomprensible para la mayoría, pero desde luego, superior al resto.
Sus vidas, a veces llagadas, otras inmóviles, otras enclaustradas... son paradójicamente, un canto A LA VIDA.
Sus vidas jamás "hablaron" de eutanasias, ni de suicidios; Nunca de desesperación; y siempre de ACEPTACIÓN, de OFRECIMIENTO, de ESPERANZA, de ETERNIDAD.
El sufrimiento existe, estos, lo padecieron y lo supieron ofrecer.
¿Son gente de otro mundo?, ¿Están hechos de una pasta especial?... ¡De ninguna de las maneras!, fueron hombres y mujeres, como uno de nosotros, de carne y hueso, con una vida como la nuestra, probablemente con los mismos gozos y sombras; pero estos supieron confiar aún cuando el camino era más arduo, supieron mantener la esperanza viva..., supieron aguantar el tirón, supieron mantener la vista en la estrella de Belén, que anunciaba lo que llegaría para ellos.

¿Como se hace eso?.... ¡Rezando!, siendo fieles en la ceguera, en la oscuridad,  ¡confiando!: "pedid y se os dará".
¡Que mejor momento para empezar, que este Adviento!
DIOS está llegando a nosotros, cada día, cada hora, cada minuto y cada segundo es uno menos para encontrarnos con Él. La felicidad nos espera, esa es la meta, ese es el destino, para eso estamos hechos, ¡Para ser felices!....

Cuando uno mira, las fotos de esos santos contemporáneos de los que hemos sido contemporáneos, se puede VER su felicidad retratada. Una felicidad transmisible, una felicidad contagiosa:
Se ve en los ojos chispoletos de Juan Pablo II; en la cara plena y alumbrante de San Rafael Arnaiz vestido de cartujo; en cada gesto y palabra de San Josemaría Escrivá, en la sonrisa insistente -sincera y convencida- de la Madre Teresa....
Acaso...¿No sufrieron estos? ¡Probablemente más que cualquiera de nosotros! y sin embargo fueron antes, y son ahora... inmensamente felices. Ellos son nuestros ejemplos a seguir, ahora nos toca a nosotros recorrer ese trecho abierto por esas luces en el camino que fueron sus vidas.
Ellos no son, no fueron rarezas de la especie humana, fueron lo que quisieron ser: ¡Felices! Es lo único que quiere y nos pide nuestro Padre.

Para finalizar este post, me quiero quedar con las palabras paternales, siempre didácticas, del Papa Benedicto en su último encuentro con los representantes de "Cáritas" de la ciudad de Roma:
"La humanidad ... necesita.... también personas humildes y concretas que, como Jesús, sepan estar al lado de los hermanos, compartiendo algo de su sufrimiento. En una palabra, la humanidad busca signos de esperanza"
Eso amigos, a parte de sufrir lo nuestro (lo que a cada uno nos toque, y ofrecerlo -con alegría-), es lo que hoy, estamos llamados a ser: ¡La Esperanza del mundo!, esa misma que ahora nos hace señalar al que viene:

ES ADVIENTO, ¡¡LA ALEGRÍA ESTÁ CERCA!!

*   *   *   *   *

8 comentarios:

Militos dijo...

Aunque parezca un contrasentido, la alegría es compatible con las lágrimas.
Los que citas y tantos otros... son alegres porque son santos.

"Todo eso que ahora te preocupa, cabe en una sonrisa esbozada por amor de Dios."
No sé si es exacto, pero lo leí en Surco hace muchos años.

Qué buen post para este tiempo.

BESIÑOS de ya queda poco

Angelo dijo...

Pero lo bueno es que ahora lo llevamos juntos, y parece que todo se ve distinto, compartiéndolo .
Gracias

Militos dijo...

"El silencio de Dios" no existe, es nuestra sordera.

Supongo que el autor desconocido lo conozco yo.
BESIÑOS NUEVOS

Anónimo dijo...

Es que sonreir también es una manera de dar gracias a Dios, porque la cruz, las cruces, nos acercan a Él y eso en el fondo, aun en los momentos más duros es motivo de tremendo gozo interior.

Me gusta lo que dice Angelo, es cierto, podemos compartirlo y eso le da a todo otro color.

Un abrazo.

Mento dijo...

Vengo del blog de Angelo, donde más que consejo he recibido una sacudida buena, ahora llego aqui y me das la que me deja ao.Espero que cuando me levante sea otra Mento. Pasar vuestros blog hoy me hace mucho bien, ya que ando echa un asco estos dias. Pa decirte que no tengo ganas ni que llegue el viernes que es cuando llega Pepe, porque no quiero que me vea asi tan apagada.
Gracias a Dios os tengo aqui en casa a vosotros, para que luego hablen mal de los blog. ¿Que seria de mi animo si no me lo ayudaran a levantar ahora mis amig@s bloguer@s no solo con sus oraciones, sino tambien con sus palabras y sus experiencias tan humanas y tan parecidas a las mias propias.
Gracias. Te digo como a Angelo, lo más que puedo darte en este momento es mi sincera gratitud.

Boss dijo...

Buenas! de nuevo por aquí.

Si cuanto más se sufre, más cerca está Dios de uno, y más se hace sentir, no es de extrañar que muchos santos acaben siendo "adictos" al sufrimiento. Fuera de eso sería patológico directamente.

Saludos!

Miriam dijo...

El sufrimiento es algo que a mi me cuesta entender. Aunque intuyo que allí, junto al dolor, está Dios apoyándonos de forma totalmente enternecedora.

Rosa dijo...

Gracias, salió arriba, sólo ¿salió?...

Un abrazo, querido amigo, querido hermano.

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