LECCIÓN DE TOLKIEN (para que el bien REINE)

Bueno gente pues ya estamos aquí, intentando acabar con dignidad, -a pesar de las críticas por el “abuso” del tubo-, la última semana del Adviento.

Hoy he visto, -¡una vez más!-, la segunda parte de la trilogía de Tolkien, y tengo que decir que sigo viéndola con la misma disposición y alegría del primer día, cada vez que la veo, siempre salgo reforzado.

En este mundo de inseguridades y relativismos, nos viene muy bien la Navidad y nos vienen también muy bien, obras como las de Tolkien.

Me gusta mucho El Señor de los Anillos, porque en muchos de sus pasajes, encontramos la eterna lucha, el brillo de efímeras victorias terrenas enfrentadas con radicalidad a la certeza de la permanencia invisible. Atención al siguiente párrafo extraído de una de sus escenas:

“Pero al final todo es pasajero. Como esta sombra, incluso la oscuridad se acaba para dar el paso a un nuevo día, y cuando el sol brilla, brilla más radiante aún. Esas son las historias que llenan el corazón, porque tienen mucho sentido, aún cuando eres demasiado pequeño para entenderlas. Pero creo señor Frodo, que ya lo entiendo, ahora lo entiendo. Los protagonistas de esas historias se rendirían si quisieran, pero no lo hacen, siguen adelante, porque todos luchan por algo.

-¿Porqué luchas tu ahora, Sam?

- Para que el Bien reine en este mundo señor Frodo. Se puede luchar por eso.

¿Habrá mejor propósito navideño que el pronunciado por Sam?

Ese heroísmo pequeño, “¿invisible?”, que propone Tolkien, probablemente no tiene representantes erigidos en  monumentos,  ni  tienen una placa en ninguna calle, ni acaparan titulares de prensa, ni persiguen la fama; pero están vivos y les mueve la generosidad. Estos pequeños actos heroicos de cada día, tienen sentido en sí mismos.

Esa didáctica de los héroes cotidianos que nos anima en la búsqueda de nuestros propios potenciales, puede ser un desafío, un reto utópico y maravilloso pero es posible y sobretodo necesario para construir una sociedad mejor, la civilización del Amor; construida minuciosamente, desde los más ínfimos detalles.

“Hacedlo todo por Amor. —Así no hay cosas pequeñas: todo es grande. —La perseverancia en las cosas pequeñas, por Amor, es heroísmo.”  Decía  San Josemaría, que no es tan distinto a lo que también…  decía el fiel compañero de Frodo Bolsón.

Por cierto…, ya queda poco para EL RETORNO DEL REY. Ya se prepara la fiesta de las fiestas, ya viene el REY y todo debe estar preparado para recibirle como es debido, preparemos su venida, con ESA clase de heroísmo… de todos los días.

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