Dando una vuelta por la prensa, es fácil enseguida dejarse embaucar por el pesimismo. Parece que todos los medios solo se empeñan en descargar todo lo
malo que hay en el mundo..., crisis, fugas de cerebros, índices de pobreza
inauditos... etc.
Estamos de acuerdo en que no hay que ocultar
nada; pero también es necesario, no arrinconar cualquier iniciativa de mejora...
¿Vende más la crisis?
No es que vayamos a dejar de
sufrir por las personas que
lo están pasando mal, no es que vayamos a dejar de preocuparnos por un futuro
que pinta incierto; pero por eso mismo... la
felicidad de todos... es el objetivo.
Para lograr esa meta, la única opción posible es, en la medida de
lo posible..., tener y conservar siempre una actitud
positiva.
Ciertamente, cuando ocurren desgracias, los
optimistas podrán estar tristes, pero no tienen porqué estar desesperados,
desesperanzados.
No hay que confundir optimismo con alegría.
El optimismo no conduce siempre a una alegría desatada sino que proporciona la paz interior necesaria para
activar el deseo de mejorar y cambiar las cosas.
La principal diferencia radica
en el enfoque.
El optimista no es un ingenuo, tiene en
cuenta las deficiencias pero sabe que se pueden superar. ¡ACTITUD!
Alcanzar el éxito no siempre es consecuencia
del optimismo, de hecho... muchas cosas no salen como hubiéramos querido, pero
el optimista sabe buscar alternativas. Convertir cada muro en un peldaño es el
reto cotidiano, porque uno aprende de verdad a ser feliz cuando entiende
que ser pesimista es perder el tiempo.., no sirve para nada.
En este día de hoy,
precisamente adrede, he querido hacer una llamada al optimismo necesario y a la
esperanza posible. Y esto es así porque previsiblemente
nuestras calles estallarán de indignación esta tarde por las consecuencias de la
brutal crisis económica, que nos está tocando vivir.
Volveremos a oír voces, no solo de enfado,
sino también de agresión. Algunos esperamos esos excesos verbales con mucha
tristeza. Pero creo que precisamente lo que denota esa actitud tan agresiva, es
mucha desesperanza. Esta sociedad está negada a la esperanza porque no busca
actitudes optimistas.
Esta sociedad tristona
necesita optimismo a raudales.
Pero no esa alegría artificial que nos ofrece el mundo para tapar sus
carencias; sino un optimismo enraizado en la fe y encaminado a una esperanza
sin fin. Sólo eso hará que logremos responder con una sonrisa a la contrariedad;
que es el primer paso para disiparla.
Se construye mejor con una sonrisa que buscando
culpables y quejándonos permanentemente de la cruda realidad, esas losas son
tan pesadas... que nos pueden acabar paralizando sin remedio.
Ante la situación actual,
quisiera terminar mi post,
con unas palabras oportunas y magistrales de Benedicto
XVI. Este párrafo pertenece a su Carta Encíclica "Spe Salvi", (ver enlace), concretamente a un hermoso
y emocionante Capítulo titulado “Lugares de
aprendizaje y del ejercicio de la esperanza”, en el mismo, el Papa
nos explica de dónde procede exactamente el optimismo y la esperanza:
“Si no podemos esperar más de lo que es efectivamente posible en cada momento y de lo que podemos esperar que las autoridades políticas y económicas nos ofrezcan, nuestra vida se ve abocada muy pronto a quedar sin esperanza. Es importante sin embargo saber que yo todavía puedo esperar, aunque aparentemente ya no tenga nada más que esperar para mi vida o para el momento histórico que estoy viviendo.
Sólo la gran esperanza-certeza
de que, a pesar de todas las frustraciones, mi vida personal y la historia en
su conjunto están custodiadas por el poder indestructible del Amor y que, gracias al cual,
tienen para él sentido e importancia, sólo una esperanza así puede en ese caso
dar todavía ánimo para actuar y continuar”....
Para los momentos actuales, no creo que haya mejor lección que esta: Apoyados
en el "Amor indestructible"..,
"actuar y continuar".
Optimistas por enamorados, e incansables en la esperanza, así quisieramos ser y vivir... despertando al legendario caballero andante, dormido aún, en este siglo oscuro, donde todavía cabe el remedio.
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Optimistas por enamorados, e incansables en la esperanza, así quisieramos ser y vivir... despertando al legendario caballero andante, dormido aún, en este siglo oscuro, donde todavía cabe el remedio.
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3 comentarios:
Dí que sí, opitimismo moderado.
Siempre hacia delante.
Ayer olvidé decirte que el video me encanta, la canción es de mi tipo por todos los costados, músical, de letra,je,je, me encanta. Lo que pasa es que ando un poquillo de mala beta y me entran ganas de ser ñla heroina de esas pelucas de caballeros que me gustan tanto, pero no la frágil de trenzas. La que se confunde vestida con la armadura y lucha sin miedo a su manera.
Gracias por tan bello video.
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