miércoles, 19 de septiembre de 2012

FE DE PARAGUAS

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Alguien muy querido me ha recordado que estamos a las puertas del AÑO DE LA FE, y eso es algo que yo (dioscidencias de la vida), me he venido pensando desde el primer momento de conocer mi enfermedad.
Creo efectivamente que es justo en este instante, cuando nos tenemos que examinar sobre la confianza que ponemos en DIOS, en Aquel al que decimos -con la boca- querer. Pienso que fe y confianza... son sinónimos.

Confiar en DIOS, a veces cuesta, porque no es algo que precisamente hacemos cuando todo va bien, confiar en DIOS es más bien, algo que se pone a prueba cuando las circunstancias de la vida nos están golpeando. Ese es el momento preciso de decir y sentir.. "Señor mío y DIOS mío, yo confío en tí, aunque no entienda tus planes. Sé que estás escribiendo en mi vida y aunque no entiendo tus renglones torcidos, acepto lo que quieras poner en mi trayectoria", ese es un gesto inequívoco de CREER, de CONFIAR, de AMAR a DIOS con todo el ser.
Una breve historieta, me da pié para expresar lo que hoy quiero decir, ahí va:

La acción transcurría durante el más tórrido verano español, en un pueblito manchego, de cuyo nombre -a la cervantina-, prefiero no acordarme.
Transcurrían así los días, con soles de justicia y sin el menor atisbo de lluvia. Los lugareños, que en la mayoría de los casos vivían del campo, temían, muy preocupados, que sus cosechas quedarán agostadas por aquella pertinaz sequía.

El buen párroco del pueblo, Don Senén, nunca ajeno a las necesidades de sus feligreses, tuvo entonces..., la brillante inspiración de buscar ayuda divina, a través del Santo Patrón con fama de milagrero. Por eso ni corto, ni perezoso en la misa dominical de doce, la más concurrida, propuso una novena en rogativa por la lluvia, que tuvo gran aceptación popular.

Durante los nueve días posteriores, la Iglesia se llenó, y rogó al Señor que mandará ese agua tan necesitada:
"Padre Bueno, que haces brillar el sol sobre todos y haces caer la lluvia, ten compasión de cuanto sufren durante la sequía en estos días. Haz que caiga del cielo sobre la tierra árida, la lluvia tan deseada, para que renazcan los frutos y se salven los hombres y los animales. Que la lluvia sea para nosotros el signo de tu gracia y bendición."
El sacerdote concluía siempre con la oración que hizo S.S. Pablo VI para estos casos; no sin antes advertir a sus parroquianos: "¡Solo si tenemos fé... lloverá!"

Pasó un día y luego otro. Cada día el cura les decía lo mismo: "Tenemos que tener fe, tenemos que creer, si no, no va a llover, tenemos que confiar en que DIOS de verdad va a mandar la lluvia".
Llega el día nueve y ese día amanece con un sol espléndido, abrasador... de verano, y sin embargo la Iglesia vuelve a llenarse. Todo el mundo acaba con fervor la novena y el sacerdote pregunta.... "¿Pero creéis de verdad?", y el pueblo entero responde "Si creemos"... Por fin, el sacerdote concluye:

"Entonces..., por qué ninguno ha traído un paraguas?"

¿Tenemos fe?, ¿Confiamos en DIOS?.... Creo en DIOS PADRE ¡todopoderoso! ¿lo creemos de verdad?, ¿Creemos que todo lo puede?, ¿incluso en los momentos de más angustia o incertidumbre....? O... son solo palabras huecas.
¿Creemos o no creemos? "That´s the question" Una buena cuestión, por cierto, para plantearse sobretodo en los inicios de este nuevo regalo de la Iglesia: ¡EL AÑO DE LA FE!...
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...
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3 comentarios:

Militos dijo...

Vengo con paraguas.
BESIÑOS

Militos dijo...

El video es muy bueno, me ha venido muy bien, muchas gracias, querido hermano.

Mira lo que he leído hoy de San Bernardo, uno de mis santos favoritod:
"El amor expulsa el temor."
Por mi parte creo que tengo que amar más,así se lo pido a Nuestra Madre del Amor Hermoso.

Te quiero hermanito.
BESIÑOS OPTIMISTAS


Mento dijo...

Conocía la historia, vaya si es buena. No es Dios quien falla, si no nosotros.

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