viernes, 5 de octubre de 2012

COJUELOS 2012

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Una de las obras más conocidas y también más divertidas de la literatura clásica española es "El diablo cojuelo". Dicha obra, puntal de la novela picaresca del siglo XVII; se podría decir que... se adelanta en el tiempo; si seguís leyendo, veréis porque lo digo...
La obra trata de las aventuras del Hidalgo Don Cleofás Leandro Pérez y del Diablo Cojuelo, que da nombre al libro. A ambos personajes el autor, en un alarde de imaginación, les otorga la capacidad de volar y de ir levantando los tejados de las casas de la Villa de Madrid, -sin ser vistos, ni oídos-, descubriendo las más curiosas historias, destapando todas las hipocresías y dejando al aire todas las falsas apariencias.

Decía antes que se adelantaba en el tiempo, porque esta historia me recuerda mucho al orwelliano "Gran hermano",  como también a la fascinante "Ventana indiscreta" de Don Alfred Hichcock...; lo que está claro es que ese tema del "voyeurismo" siempre ha sido un tema muy explotado por la literatura y el cine, en cualquier caso.., me queda la duda en saber si la ficción de Luis Vélez de Guevara fue la primera.

De todos modos..., siempre se tiene cierta tentación al cotilleo:
¿Quien no ha sentido a veces, la irresistible seducción del Google maps...?
Desde arriba, miramos todo, cotilleamos todo..., podemos ir, -como modernos cojuelos-, de un sitio para otro...

Yo a veces me quedo embelesado viendo esas maravillosas imágenes nocturnas de nuestro planeta que nos deja Google. Todo está en esa increíble penumbra azul oscuro y ese mapa aparece plagadito de luces, unas agolpadas en las ciudades más grandes, otras, más dispersas, ¡el espectáculo es maravilloso!
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Pero... ¿Que encontraríamos ahora, en este siglo XXI, si nosotros pudiéramos levantar los tejados de cada casa???
Ahora para responder, en seguida me acuerdo de otro escritor, otro de los grandes: El aviador Antoine Saint Exupery, autor además de la conocidísima "El Principito", de otra obra que se llamó "Tierra de hombres". Así comienza esta maravillosa obra sobre el hombre y sus relaciones humanas:

"La tierra nos enseña más sobre nuestra propia Naturaleza que todos los libros, porque se nos resiste. El hombre se descubre a sí mismo cuando ella se enfrenta a un obstáculo. Sin embargo, para superar ese obstáculo, necesita una herramienta. Necesita un cepillo de carpintero o un arado. Mientras trabaja, el labriego va arrancando poco a poco algunos secretos a la Naturaleza, y las verdades que extrae son universales. Del mismo modo el avión, la herramienta de las líneas aéreas, sumerge al hombre en todos los viejos problemas.

Tengo siempre ante mis ojos la imagen de mi primera noche de vuelo sobre Argentina, una noche sombría, en la que sólo brillaban titilantes como estrellas, las escasas luces esparcidas por el llano.
En aquel océano de tinieblas cada una de ellas señalaba el milagro de una conciencia. En aquel hogar se leía, se pensaba, se intercambiaban candencias. En aquel otro, quizá, se intentaba sondear el espacio. Alguien, acaso, se hallase enfrascado en cálculos sobre la nebulosa de Andrómeda. En el de más allá, de vez en cuando, aparecían aquellas luces reclamando su subsistencia. Incluso las más discretas, la del poeta, la del profesor, la del carpintero...
Pero, entre aquellas estrellas vivas, ¡cuántas ventanas cerradas, cuántas estrellas apagadas, cuántos hombres dormidos...!

Debemos procurar encontrarnos. Es preciso que intentemos comunicarnos con algunas de aquellas luces que brillan separadas en el campo."

"Cuántas estrellas apagadas..., ¡cuántos hombres dormidos!" dice Saint Exupery, como lamentándose... Eso me temo, mis queridos lectores, que encontraríamos hoy, si pudiésemos levantar ahora mismo los tejados como en "El díablo Cojuelo".
Habrá que despertarlos, habrá que comunicarse con las luces que brillan...., eso es algo que no paro de pensar..., que no paro de soñar....

Pero en eso, casi siempre, una extraña risa me hace sobresaltar, me doy la vuelta bruscamente en la cama y me despierto de mi sueño, de mi utopía..., curiosamente siempre son las 6 horas, 6 minutos, 6 segundos. Creo que tengo que cambiar las pilas del despertador... debe estar estropeado.
...
 
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2 comentarios:

Militos dijo...

Hijo yo que venía después del agua helada a buscar un poco de calorcito en esta Hoja y me encuentro con el Diablo Cojuelo, jaja... Ya te leeré despacio cuando haya entrado en calor, pero sí cambia ya la hora de tu despertador por favor.

Todavía guardo algunas cosas bonitas que hace años me enviaste de Exupery.

BESIÑOS DE LUZ ENCENDIDA

Gloria dijo...

Hola querido hermano hace mucho que no te escribo, pero siempre te visito y estoy contigo rogandole al Señor que te fortalezca en este momento dificil de tu enfermedad.....Mucha fuerza y un tremendo abrazo.....Gloria.

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