GALLEGADA DE BESUGO

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A pesar del rebote bursátil, que ya veremos lo que dura; todavía quedan muchos motivos para la preocupación, por tanto no hay aun razones para la alegría.
Los expertos dicen que esto solo está empezando, que aún nos quedan más sustos, más paro, mucha morosidad, y que esto de ahora, solo es, el posible motor de arranque para reactivar la enorme precariedad de las economías nacionales. Pero hasta que la maquinaria esté funcionando a pleno rendimiento, todavía quedan muchos engranajes por engrasar y todavía pasará tiempo.
Nadie como nosotros, se alegrará de que las medidas adoptadas por los gobiernos occidentales (y a remolque el gobierno español), tengan efecto positivo e inmediato. Y esto hay que dejarlo claro, no sea que venga el Pepiño de turno, y nos acuse de catastrofistas y nos diga que nos alegramos de todos los males que nos aquejan.

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Sin embargo, a pesar de todo ello, todavía encontramos momentos en los que no es posible evitar una sonora carcajada. Las patochadas de Pepiño, las incongruencias de Maleni, las mentiras de Solbes y las contradicciones del presidente son la fuente principal de grandes risotadas incontenibles.
Pero es que además, últimamente, muchos de los miembros de la nueva cúpula del Partido Progrepopular, nos regalan también perlas dignas de mención.

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La última giliprogrez viene de Galicia y del representante máximo del Partido en esas queridas tierras norteñas.
Alberto Nuñez Feijoo, que al igual que su tocayo madrileño, Gallardón, se las da de progre-listo, sabihondón y respondón, ha dicho en una entrevista en el díario de Prisa, que no tiene desperdicio, la siguiente solemne memez:

“Creo que el matrimonio es una institución poco democrática”

¡Échale guindas al pavo, machote!, ahora nos enteramos que el matrimonio, que bien llevado, es la institución más libre y sana de todas, además tiene que ser democrática.
Efectivamente, Feijoo tiene razón, el matrimonio no es una institución democrática, y no lo es, simplemente porque las decisiones no se toman por mayoría, el matrimonio es cosa de dos y las decisiones se toman por acuerdo de ambos cónyuges, en base al respeto y al amor. Sin embargo lo que hace este indigente intelectual, es mezclar churras con merinas, para hacer un brindis al sol a la izquierda más descerebrada.

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Dicen que un buen gallego no se sabe nunca si sube o si baja; a este, como mal gallego, se le ve el plumero, este baja por la pendiente, escorado a la izquierda y a toda velocidad. La tortiña va a ser de ordago.
Dá risa, pero también un poco de pena, observar que el único partido que podría hacer frente a Zp, esté en tales manos.

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