EL PELIGROSO TALANTE OCULTO

.
Aunque los límites entre izquierda y derecha, puedan parecer cada vez más difusos, en realidad, esto solo es cierto, en parte.
Mientras que la derecha ha ido perdiendo muchos de sus valores y ha ido aparcando sus principios para ganar votos; la izquierda nunca se ha desprendido de su principal tentación, el totalitarismo.
Lo que ocurre es que la izquierda sabe hacerlo, tiene mucha práctica, maneja los hilos como nadie, y aunque a veces, tímidamente, se intuyan sus intenciones en gestos tan significativos como la de rescatar el puño en alto; siguen agazapados, ocultos bajo la capa del buenismo y del talante para no alarmar.
.
De un tiempo a esta parte, persiste en la opinión pública la falaz creencia por la cual, existe una izquierda democrática y otra totalitaria, al igual que hay una derecha democrática y una que no lo es. Pero no hay que dejarse confundir, eso solo es retórica populista, lo lamentable es que todos acaben creyéndoselo.
Claro que, no se trata, en ningún caso de hacer una defensa a ultranza de esa derecha que propugna un capitalismo despiadado, donde lo único que prima es el tener, por encima del ser. Esa concepción desfigura por completo la esencia misma de la democracia y de la libertad, y es absolutamente condenable, al igual que el otro extremo.
Sin embargo, también es verdad, que lejos de esas desviaciones, existen principios en la ideología -no socialista-, que impiden a quien los quiera seguir con verdadera convicción, traspasar ciertas fronteras.
Es notorio que en muchos postulados de tendencia liberal conservadora, se tiende como principal objetivo a la defensa de ciertos valores fundamentales, los llamados valores de Occidente, profundamente ligados a la fé cristiana, donde la familia, el matrimonio, la justicia, el trabajo, la caridad y también la austeridad son pilares básicos de la vida humana.
Así, las libertades civiles y la libre economía de mercado, se convierten en los mejores impulsores del bien social, siempre que todo se mantenga, rigurosamente supervisado bajo la tutela de un verdadero Estado de derecho donde el imperio de la ley es siempre superior a la voluntad de cualquier persona; haciendo efectivo un eficaz sistema legal que esté orientado hacía el individuo y no hacía el estado. Justo lo contrario que las ideologías de corte socialista.
.
Por eso, no hay que confundir los términos. Las intenciones de la izquierda son otras, algo más perversas; pero como hemos dicho, saben manipular como nadie. Para ello, blindan con su “talante social”, decisiones que deberían explicarse seriamente con datos y argumentos, mientras que esconden su verdadero deseo de excluir al adversario mediante la argucia de achacarle los peores males.
Dentro de las prácticas más comunes de esa izquierda, se encuentra la habilidad en la manipulación de las masas, como ha ocurrido recientemente en Cuba, con el pasado “Concierto de la paz”, al cual han asistido miles de personas. El arma que utilizan es vieja pero efectiva, se trata de confundir argumentando en base a la popularidad o la audiencia que tengan estos actos.

Eso ya Goebbels, lo hacía muy bien, y se sigue utilizando. La tergiversación de la historia, la manipulación de los medios, el populismo bien cocinado es el plato que mejor digiere la masa.
Resulta que un libro es bueno porque vendió miles de ejemplares, y que equis programa de televisión debe ser el mejor por tener el share más alto; es decir…“Argumentum ad numerum” que se define como aquel que da por cierto algo, basado en la cantidad de gente que lo aprueba o lo considera correcto. ¡Tantos no pueden estar equivocados!, ese es su mensaje, en el que muchos por ignorancia acaban cayendo.
Lo importante, en esos casos, seria detectar en qué momento un argumento deja de ser lógico para convertirse en una falacia lógica, que contiene toda una estructura lógica, pero basada en argumentos que no son válidos y carecen de verdad.
.
Lo que está claro, es que cuando la verdadera izquierda se destapa, como en Cuba o en Venezuela, tiene un fuerte componente ideológico totalitario, que es difícil ocultar.
Por no hablar de China, el país más poblado del mundo que sigue sometido a una dictadura totalitaria que representa una peculiar combinación del comunismo político, el capitalismo salvaje y las peores tradiciones del despotismo asiático.
El hecho de que en el Tercer Mundo se mantengan y emerjan fuerzas plenamente integradas en la lógica totalitaria no es casualidad, el populismo y la estética, el icono guevarista, de barba y fusil en mano, todavía sigue funcionando para tiranizar a los pueblos.
Su maniqueísmo es tremendamente eficaz, saben ocultar la historia como nadie, así, los mayores genocidios de la historia (Stalin, Pol-Pot, la Revolución Cultural, los gulags soviéticos o nuestro Paracuellos etc.), quedan apartados, sin que nadie advierta en ellos. Se ha llegado a un punto tal, en el que los verdugos son las víctimas y viceversa, a un doble pensamiento en el que muchos asesinos de civiles indefensos se definen como “luchadores por su independencia”, “militantes” o “guerrilleros”, dándoles todo el barniz épico que encandile a las masas.
.
Afortunadamente en España, todavía no hemos llegado a eso, pero esas realidades están muy cerca y no pueden ser diluidas. Ahora que la izquierda ya tiene el poder será difícil que lo suelte, el siguiente paso será conquistar voluntades que lo perpetúen. Y no tienen limitaciones, están usando la táctica de la combinación de formas legales e ilegales, que van desde el terrorismo hasta la “defensa” de los derechos humanos, el “pacifismo”, el ecologismo etc.; pero el fin, siempre es el mismo, y es perturbador:
“El proyecto socialista, nacido para desarrollar la democracia y generar derechos para los desposeídos de la sociedad, se convirtió en pretexto ideológico de brutales dictaduras totalitarias que negaban los derechos de las gentes y establecieron relaciones de dominación en todos los ámbitos de la vida social” (Morin, 1985).
.
Bajo todas esas premisas, me parece demencial el apoyo, no tácito pero notorio, que se le ha brindado a Castro en ese “Concierto de la paz”, eterna, añadiría yo. Y considero un hecho, nada desdeñable, que me produce escalofríos, el gesto de las dos jóvenes ministras españolas, con el puñito en alto, cantando la Internacional. La ignorancia es tanta, que no saben en que caldos nos estamos metiendo, ¿O a lo peor, si?...

.

Para finalizar, a pesar de la oscuridad de la noche, dejemos que entre un poquito de luz en el tunel, recordemos aquellos viejos tiempos en los que, todo era más amable y esperemos que el sol de la mañana vuelva a iluminar nuestras vidas. Los que tenemos memoria de otros tiempos mejores aboguemos por la esperanza y luchemos, desde nuestras posibilidades, por el retorno a la bondad y a la cordura. En Dios confiamos.

* * * * *