CataluÑa, EspaÑa, Los toros y LA VIDA

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“Prohibido prohibir” decían en el 68. Aquella recordada pintada del mayo francés, que quiso ser símbolo de la “gauche divine”, hoy ha quedado emborronada y desvaída, bañada en agua de borrajas. Como casi todas las consignas que sirven a todas las dictaduras para enganchar al personal y auparse al poder, esta no iba a ser menos, -donde dije digo, dije Diego- o lo que es lo mismo “la guerra es paz, la libertad es esclavitud y la ignorancia es fuerza”; la poderosa maquinaría del “miniver” progre, funciona a la perfección.
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Hoy se han asestado un par de golpes más a la identidad nacional española. Uno más mediático que otro.
La PROHIBICIÓN de LA FIESTA NACIONAL, de las corridas de toros en Cataluña (territorio español), es el estacazo más sonoro y llamativo.

El otro, probablemente más grave, es la aprobación de una nueva estructura territorial de Cataluña (territorio español), sustituyendo –INCONSTITUCIONALMENTE- las cuatro provincias (españolas) existentes, por siete veguerías. (Ver enlace)
En ambos casos, lo que se esconde, ni es el afán de mejora de los ciudadanos de aquellas tierras (españolas), ni mucho menos, el ¡RESPETO A LA VIDA….. del toro!; lo que subyace es un odio rencoroso y brutal contra todo “lo español”.
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No creo ser, ni quiero ser catastrofista, pero estoy convencido, que a la marcha que van, Cataluña y luego las tres provincias vascas avanzan imparables hacia la independencia. No soy el único que lo ve, articulistas y escritores de mucho prestigio, lo vienen advirtiendo desde hace tiempo. Quiero recordar aquí, la alusión que hace, por ejemplo, el sacerdote y novelista, Santiago Martín en su última obra…
Ahora bien, sobre estas evidencias, a mi se me ocurren varias reflexiones:
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Efectivamente es probable que lleguemos a esos extremos y que España se acabe desgajando. Pero eso …¿le conviene a alguien?, es ¿bueno para Cataluña, misma?. Probablemente los más furibundos naZionalistas dirán que sí; pero yo me pregunto, que sería de aquellas queridas cuatro provincias –españolas-, si la independencia fuera RADICAL. Es decir, que no obtuvieran NADA de la odiada España. Ni Electricidad, ni agua, ni empresas, ni comercios, ni ventajas, ni subvenciones, ni impuestos, nada, nada, nada
¡Claro que es muy bonito pedir la independencia y seguir chupando del bote con la engañifa del estado federal….!. Pero eso es una entelequia que supondría una traición a la Historia y a la razón además de generar unos gastos mucho más desorbitados al Estado, que con las actuales autonomías (hay estudios que lo confirman).
Por tanto, claro que sin duda, España sin Cataluña iba a quedar muy mermada, pero … ¿Cataluña sería autosuficiente? ¡Perderíamos todos!
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Otra cuestión que salta a la vista y al pensamiento, es la pasividad de todos los que debieran hacer algo contra toda esta INVOLUCIÓN de la historia y este deterioro mayúsculo de la identidad española.
Hay quienes por mandato constitucional, tendrían la OBLIGACIÓN de enfrentarse en defensa de la legalidad y la razón, y no mueven un dedo. Me estoy refiriendo a la “leal” oposición, y por supuesto a LA CORONA. Institución, esta última, que está MARCADA como –garante de la UNIDAD DE ESPAÑA-
Ya sé que el Rey no está para trotes, pero la monarquía es UNA INSTITUCIÓN con una obligación principal e ineludible, y si no sirve en estos casos, NO SIRVE PARA NADA.
Recuerdo en este momento, la imponente ceremonia del primer juramento del Rey, ante el entonces, presidente de las Cortes, Agustín Rodríguez de Valcárcel:

- ”Juro por Dios y sobre los Santos Evangelios, cumplir y hacer cumplir las Leyes Fundamentales del Reino y guardar lealtad a los Principios que informan el Movimiento Nacional.”

- “Si así lo hacéis que Dios os lo premie y si no que os lo demande” Las palabras del Valcárcel resonaron como un trallazo en los oídos de los cientos de procuradores presentes y en los muchos que seguimos aquella ceremonia por la tele….¿Qué fue de aquello?
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La última cuestión que no quiero dejar pasar por alto, es la misma que apunta hoy, entre otros, mi querido poeta TERLY en su blog (ver enlace).
Porque lo que hay que denunciar también es la hipocresía de esos defensores de los animales, llámense toros, ballenas, delfines o buitres leonados.
No podemos gritar contra el asesinato de animales, si consentimos abiertamente el crimen del nonato. No es coherente, no es sincero. Una persona que, de verdad, ame la vida, no puede estar nunca a favor del genocidio humano, de la masacre organizada, de ese asesinato lucrativo y sangriento, que es el aborto. ¡JAMÁS!.

Lo primero es lo primero, LA VIDA HUMANA.

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Una vez más, terminando este post, me resuenan de nuevo, todavía me hacen eco aquellas últimas palabras del juramento real:
“Si así lo hacéis que Dios os lo premie y si no que os lo demande",...“que os lo demande”,... “que os lo demande”,...“que os lo demande”….

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