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A pesar del peso de los días, a pesar de los dolores y del cansancio, a pesar de todas las pruebas –y gracias a ellas-, nuestra alma inmortal todavía tiene la capacidad de gozarse en Dios, porque tiene su sello.
El mundo, a veces, es como un desierto, árido, inhóspito, lleno de silencio y de peligro…; pero ¿no fue el desierto, el lugar elegido por Nuestro Señor para orar antes de su Pasión?
No queramos nosotros, despreciar una de las mejores lecciones del Maestro.
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El entorno está mal, no acompaña, no ayuda; pero tampoco es cuestión de angustias. Al final, ¡oh providencia! Todo encaja, todo se ordena, todo se conduce hacía la paz más real y más profunda.
A pesar de los límites de hoy, desde y por la fé, sabemos que realmente no existen límites. No hay barreras. La dimensión espiritual es eterna, es la definitiva…, la verdadera.
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¡Somos peregrinos en este mundo y en nuestro andar..., cuantas quejas damos de lo que vemos!
Presumimos de haberlo visto todo y se nos siguen escapando enormes maravillas que acontecen a nuestro lado… ¡Siempre hay algo bueno, en cada paso que damos…!, siempre hay un motivo para agradecer a Dios, para ver a Dios en su creación…
¿Y si no lo vemos?..., entonces, confianza, solo confiar es lo que toca. Confiar aunque se esconda…, porque sigue estando ahí, cuidando de tí, sosteniendo todo.
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En Él "somos, nos movemos y existimos"... solo en esa confirmación encontramos nuestra inefable alegría, el consuelo que nos sostiene, el ánimo en nuestro peregrinar a pesar de todos los cardos y todas las soledades de este desierto mundano.
A pesar del peso de los días, a pesar de los dolores y del cansancio, a pesar de todas las pruebas –y gracias a ellas-, nuestra alma inmortal todavía tiene la capacidad de gozarse en Dios, porque tiene su sello.
El mundo, a veces, es como un desierto, árido, inhóspito, lleno de silencio y de peligro…; pero ¿no fue el desierto, el lugar elegido por Nuestro Señor para orar antes de su Pasión?
No queramos nosotros, despreciar una de las mejores lecciones del Maestro.
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El entorno está mal, no acompaña, no ayuda; pero tampoco es cuestión de angustias. Al final, ¡oh providencia! Todo encaja, todo se ordena, todo se conduce hacía la paz más real y más profunda.
A pesar de los límites de hoy, desde y por la fé, sabemos que realmente no existen límites. No hay barreras. La dimensión espiritual es eterna, es la definitiva…, la verdadera.
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¡Somos peregrinos en este mundo y en nuestro andar..., cuantas quejas damos de lo que vemos!
Presumimos de haberlo visto todo y se nos siguen escapando enormes maravillas que acontecen a nuestro lado… ¡Siempre hay algo bueno, en cada paso que damos…!, siempre hay un motivo para agradecer a Dios, para ver a Dios en su creación…
¿Y si no lo vemos?..., entonces, confianza, solo confiar es lo que toca. Confiar aunque se esconda…, porque sigue estando ahí, cuidando de tí, sosteniendo todo.
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En Él "somos, nos movemos y existimos"... solo en esa confirmación encontramos nuestra inefable alegría, el consuelo que nos sostiene, el ánimo en nuestro peregrinar a pesar de todos los cardos y todas las soledades de este desierto mundano.
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Pero... ánimo, ánimo, porque en este caminar, avanzamos hacia el mar abierto, hacía un mar de agua dulce y reparadora que no tiene orillas, nos encaminamos a prodigios que el ojo humano es incapaz de distinguir, hacia el regalo inmenso que nuestra mente humana es incapaz de concebir. Y ese tesoro, si lo queremos, será para siempre...nuestro destino. Tenemos su sello, somos sus hijos... ¡podemos!
Pero... ánimo, ánimo, porque en este caminar, avanzamos hacia el mar abierto, hacía un mar de agua dulce y reparadora que no tiene orillas, nos encaminamos a prodigios que el ojo humano es incapaz de distinguir, hacia el regalo inmenso que nuestra mente humana es incapaz de concebir. Y ese tesoro, si lo queremos, será para siempre...nuestro destino. Tenemos su sello, somos sus hijos... ¡podemos!
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Ánimo.., ¡CAMINAMOS HACIA CASA!
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9 comentarios:
El Señor me llevó al desierto después de liberarme de todas mis esclavitudes Arcendo. Para enderezar lo que estaba perdiendo el eje. «Acuerdate del camino que Yavé tu Dios, te hizo recorrer en el desierto por espacio de cuarenta años. Te hizo pasar necesidad para probarte y conocer lo que había en tu corazón; si ibas o no a guardar sus mandamientos»
Ese desierto, es el camino a la libertad, hacia «el mar abierto» como vos decís.
Fraternalmente, un abrazo.
Claudio
Hay que entrar en el desierto, ese es nuestro principio para encontrarnos alli con el Absoluto.
Enhorabuena por esta entrada porque me ha llegado al alma, me he emocionado mucho porque si es verdad que quiero y deseo llegar a nuestra Casa y este video me ha llevado a ese deseo profundo, te felicito porque conmigo lo has conseguido.
un abrazo
Lo importante es que el Señor no nos dejará perecer en el después de habernos sacado de Egipto.
Lo verdaderamente bueno del desierto es que no habiendo nada, nada nos distrae de Dios. Solo Dios y el hombre.
El desierto purifica,y puede llegar a ser tan gratificante la experiencia de encuentro con Dios allí que muchos deciden instalarse en el desierto para siempre.
Una preciosidad de video....
Vamos a nuestra Casa y siempre estamos cerca....Muchas gracias por este canto de esperanza.....te sigo encantada
Dios es el principio y el fin, que gozo saber que vamos hacia Él, no importa por donde se tenga que pasar, pues el siempre esta con nosotros.
Gracias Arce.
GRACIAS ESPECIALES A TI, QUERIDÍSIMO HERMANO Y AMIGO DEL ALMA.
BESIÑOS
¡Qué belleza de vídeo en todos los sentidos!
No los conocía; ¡muchas gracias, Arcendo!
Con tal de llegar a Dios, no importa atravesar desiertos u oceanos. El camino no es fácil, ya lo dijo. Un abrazo ¡¡¡¡¡¡¡¡
Impresionante vídeo.
Detrás de la belleza y la sencillez está el misterio de todos los misterios:
La comunión de los Santos y la Vida en el Mundo Futuro...
Hace pensar.
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