PLEGARIA para CAMINAR también EN LAS SOMBRAS

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¡Generación descreída y malvada!..., dice hoy el Evangelio, y yo no paro de darle vueltas a esa acusación. Estas palabras hacen mucho eco en mi, quizás, porque las siento demasiado cercanas. Me dan miedo, Me apenan profundamente.
Porque a veces…, me miro en el espejo y me descubro indiferente a ratos, insensible a otros… Y, como que… tantas veces…., solo amo a trompicones.
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Y a mí se me ocurre que, esa falta de arrojo, esa apatía, esa vergüenza de la que habla hoy San Marcos, es… sobretodo falta de amor. Y se me encoge el alma….
Cuando se está enamorado, se habla del amor a todas horas y en todas partes, sin complejos, sin frenos, sin tapujos. Porque el amor llena tu vida y solo puedes reflejarle en tu caminar diario.
Por eso, hoy estoy triste, Dios mío, porque veo Señor, que tu Evangelio no termina de envolverme.

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Cansancio, soledades, incomprensión, dudas…¡soy humano! y sé que es parte de esto, pero a veces…., me sobrepasa y no lo sé manejar.
Confieso Señor, que hay veces, que esos momentos –malos-, son los que más siento pertenecer a mi generación –¡ay mi generación!-
Me miro a mi, y me aturde tanto la sensación de fallarte. Señor.
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Se pasa mal, mi DIOS, muy mal; pero es solo una sensación repentina.
Judas te negó, se desesperó y acabó siendo carne de horca; a mi Señor, que tantas veces fallo, quisiera pedirte la gracia de ser algo parecido a San Pedro, él también te negó, y supo luego buscarte, supo quererte, dar la vida por ti y morir como tú, en la Cruz.
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Por eso, hoy quiero pedir, que no me falte la valentía de de vivir, de arriesgar, aunque a veces tropiece. Que Grite cuando haga falta, pero que sea capaz de sufrir por los míos (y que los míos sean cada vez más), a DIOS se lo pido, a mi Padre, mi hermano, mi amigo, que con los brazos abiertos en abrazo humano me acoja, me consuele, me anime.
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Otra vez acabamos igual, poema y canción del "jefe", esto ya va siendo una tradición…., pero la verdad es que esta vez, también vienen muy bien al comentario.

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Llegué al dolor por la alegría.

Supe por el dolor que el alma existe.

Por el dolor, allá en mi reino triste,

un misterioso sol amanecía.

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Era alegría la mañana fría

y el viento loco y cálido que embiste.

( Alma que verdes primaveras viste

maravillosamente se rompía. )

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Así la siento más. Al cielo apunto

y me responde cuando le pregunto

con dolor tras dolor para mi herida.

Y mientras se ilumina mi cabeza

ruego por el que he sido en la tristeza

a las divinidades de la vida.

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josé Hierro

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