VOLUNTARIO, LA ALEGRÍA DE SERVIR

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Afortunadamente en el fín de semana, no todo han sido crispadas manifestaciones de "indignados". También, ha tenido su parte positiva.

Desde este sábado, oficial y gozosamente, ya soy voluntario de la JMJ Madrid 2011.

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Ese mismo día por la mañana tuvimos un primer contacto grupal, en la sede central de las Jornadas. Acudimos –de nuevos-, aproximadamente sesenta personas. Destacando, como es lógico, mucha juventud.

El ambiente, fantástico, de entusiasmo y de ganas de hacer cosas buenas. Se respiraba optimismo.

El objetivo inicial era, además de informar, confirmar con nuestra presencia física, el deseo de participar activamente en el evento.

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Comenzamos, con una pequeña oración. Después la presentadora del acto (simpatiquísima), fue explicándonos, con la ayuda de un cañón de diapositivas, distintos aspectos de la JMJ; haciendo hincapié en la importancia y la necesidad “del voluntario”, en cada uno de los acontecimientos que tendrán lugar.

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La última parte de este primer encuentro fue de presentación personal de los asistentes. El propósito, además de la pura presentación, era recabar información sobre las habilidades, experiencia y disponibilidad, para asignar a cada uno, tareas adecuadas según sus posibilidades.

Al final…, otra oración, esta vez de cierre. Y  así nos despedimos con la vista puesta en un nuevo encuentro, en los próximos días, para fijar de forma definitiva la labor a desempeñar.

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De esa primera experiencia, como he dicho antes, cabe destacar el entusiasmo, la ilusión, la alegría que se “palpaba” en cada uno de los que estábamos allí.

Había gente de todo tipo y condición. Además de españoles (la mayoría, por supuesto), creo recordar a un francés, un matrimonio de San Salvador, una mujer rumana y algún que otro dominicano.

Había (muchos) estudiantes, profesionales de todo tipo: administrativos, militares, cocineros, amas de casa, conductores y hasta un empresario.

Había también muchas personas que además del español, sabían inglés, francés, ruso y hasta chino…

También, la cuestión de la edad era muy variopinta. Sobre esto, contaré una pequeña anécdota personal de ese dia:

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Resulta que, en mi presentación, viéndome –gozosamente- entre tanto joven, se me ocurrió decir, que yo estaba allí, dada mi edad, poniendo la nota pintoresca. Además…, puse énfasis en el factor tiempo, recordando públicamente -con cierta nostalgia- que yo fui uno de aquellos jóvenes que llenaron el Bernabeu, en la primera visita de Juan Pablo II a Madrid.

La reacción de la presentadora fue magistral. En seguida me dijo que, precisamente, Juan Pablo II con ochenta y tantos años se había declarado joven,  así que..., yo lo era mucho más, que la juventud no dependía ya de los años. Las risas de los asistentes (yo no era el único que lucía –orgullosamente- canas),  mi agradecimiento y mi sonrisa, no se hicieron esperar.

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Una de las preguntas comunes que nos hicieron, es crucial. Fue la siguiente:

¿Por qué quieres ser voluntario?

Las respuestas fueron muy parecidas, pero todas muy sinceras y personales. La nota predominante fue la generosidad. Muestra de ello es que la mayoría, una vez solventados los temas laborales, la disponibilidad era total, al 100% de su tiempo.

Las razones, muy razonadas y razonables, a la pregunta del "por qué" fueron varias:

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-  No todos los días viene un Papa a tu ciudad, y hay que darlo todo.

- Quiero poner en práctica, generosamente, los idiomas que sé. Es una oportunidad fantástica de relacionarme con un montón de gente de otros países.

- Yo quiero ser voluntaria, porque amo a Cristo y a su representante en la tierra y es una manera de servir a lo que creo.

- Quiero ser voluntario porque es una oportunidad única y porque sé, que lo que voy a dar, esté en el puesto que esté, es mucho menos, de lo que voy a recibir.

- Yo quiero ser voluntaria, porque estuve en otras JMJ como peregrina y me atendieron muy bien. Y ahora que ya tengo cierta edad, quiero que algún joven pueda disfrutar de las jornadas, mientras yo hago el trabajo, que él pudiera estar haciendo.

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¡Generosidad!, ¡Alegría!, ¡Fe!, ¡Amor! Esos son los motores principales del voluntario.

Los voluntarios, de algún modo, son los auténticos –positivamente- “indignados”. Se niegan a aceptar la realidad como se les presenta, pero también quieren dejar de ser sujetos pasivos, para convertirse en agentes del cambio necesario.

No solo quieren cambiar el mundo, quieren mejorarlo, en base a rescatar y conservar los valores que humanizan. Los valores del Evangelio.

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Por supuesto los voluntarios no son gente desocupada que no saben qué hacer con su tiempo; sino que son personas que -también- desean emplearlo en el bien de los demás, en servicio al prójimo; tal y como nos enseñó, con su vida, con su muerte y con su ejemplo, Su santidad Juan Pablo II, el que fue promotor de estas benditas, Jornadas Mundiales de la Juventud.

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¡¡Madrileños!!, ¡¡Españoles!!, somos el alma de nuestro pueblo. Subid en este tren. 

HAZTE VOLUNTARIO (Pincha AQUÍ)

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