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Es imposible olvidar aquel primer viaje de un Papa a Madrid. Sobretodo, lo que experimenté la tarde-noche del 3 de Noviembre de 1982, en el Santiago Bernabeu, para mí, es imborrable.
Ese día, el Espíritu Santo "me tocó" muy sensiblemente en la persona y por las palabras de Juan Pablo II. Aquello marcó mi vida, definió mi trayectoria, antes muy titubeante, dirigió mi mirada hacía arriba e incluso selló mi vocación matrimonial.
Mucho tengo, que agradecer -íntimamente- a ese santo que tuve la gracia de conocer.
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Por eso pensaba yo que, conmigo todo estaba hecho, que en este viaje, el nuevo timonel de la barca de Pedro, no venía a verme a mí.
Por supuesto que, tenía previsto acudir a algunos actos de la visita papal, pero pensaba que... estas Jornadas debían disfrutarlas y vivirlas, ante todo los jóvenes -de edad-, y/o los que gozaran de mejor salud que un servidor.
Quería yo, quedarme solo en el recuerdo, en el regusto del 82. ¡y me equivoqué!
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Exactamente igual que les pasó a las hijas de Angelo, el "tirón" del Papa (sea cual sea) es irresistible. Cuando se oye su llamada, la consecuencia es acudir. Estés donde estés, estés como estés. Porque el que llama es el vicario de CRISTO.
Ergo... ¿como se puede uno, dosificar ante tanta posibilidad de gracia? Es imposible. Ya me reñirán los médicos después, pero que me quiten lo "bailao".
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Los primeros días, como ya conté en un comentario anterior, estuve en el Retiro, allí me mezclé con los jóvenes, y casi me hice uno de ellos.
Confesé... ¿Como desaprovechar ese derramamiento de misericordia divina, como no aceptar el regalo de las indulgencias? Aquella larga fila de confesionarios, funcionando a destajo, fue una de las cosas más hermosas de esta JMJ.
En el Retiro tuve la oportunidad también de verificar, no solo la universalidad de la Iglesia, sino también la diversidad en sus vocaciones. Caminos distintos confluyentes en la misma meta... otra gozada que no podía perder.
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Los siguientes días también fueron de mucho ajetreo. Estuve en dos conciertos de música y en una catequesis.
En la Cibeles, cuando el Papa pasó por debajo del arco central de nuestra Puerta de Alcalá (mirala, mirala)..., yo fui uno de tantos
Asistí, desde muy lejos, al Via Crucis, pero allí estaba yo,
Viví "la madrugá" madrileña, nada menos que con el Cristo de Mena, ¡los pelos como escarpias! Una experiencia única.
Y estuve en los aledaños de la calle Bailén esperando que el Papa saliera de la misa con los seminaristas. Ese día fue el momento en el que le vimos más cerquita...; ¡Me bastó!, me imaginaba como si hubiera tocado la orla del vestido de Nuestro Señor, me sentí muy reconfortado.
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Siento -y mucho- decir que la experiencia de Cuatro Vientos (y una tempestad), la seguí desde casa. Ya me hubiera gustado haber tenido algunas hojitas de calendario menos, pero abusar más, forzar más la máquina del cuerpo, hubiera sido una temeridad, una imprudencia que ya no pude permitirme.
Bien es cierto que, aunque no es lo mismo... también viví la experiencia gracias a 13tv, que hizo una cobertura fantástica de todo el evento.
En la vigilia, ese silencio de adoración fue... emocionante. Se me saltaron las lágrimas al ver junto, tanto amor joven.
Esa multitud, nunca fue masa. Cada persona en su cara, reflejaba su interior, fue una noche de lluvia de gracias y de almas encendidas.
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La Misa del día siguiente fue el mejor broche que un encuentro entre amigos puede tener, la presencia de Aquel, a quien amamos sobre todas las cosas.
Definitivamente la razón primera por la que, dos millones de almas se habían reunido en aquel considerable descampado, era esa misma. Sentir, que esa bendita mañana de domingo, Jesús se hacía presente, una vez más, entre sus amigos, para impulsarlos a seguir andando.
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El relevo a Brasil, ¿por qué no reconocerlo?, nos deja a los madrileños algo tristones, ha sido tal el aluvión de colorido y alegría que ahora nos sentimos un poquito solos. Es como si repitiéramos aquello de "Quédate con nosotros, Señor, porque atardece y el día va de caída", temiendo el inexorable momento. Sin embargo, habrá que comprender y en mi caso, rectificar: Porque es precisamente ahora CUANDO TODO EMPIEZA. Ahora es nuestro turno..."Id por todo el mundo y PROCLAMAD el Evangelio", eso es lo que toca.
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Lo ocurrido estos días en Madrid, ha sido tan grande que, por fuerza, tras esto, hay un antes y un después. Nada nos ha dejado indiferentes, por eso no podemos permanecer impasibles.
Este ha sido el alegre espaldarazo, el nuevo impulso, el ánimo que nos hacía falta, la constatación de que no estamos solos, la fuerza de la esperanza en la juventud.
Todo lo ocurrido estos días ha sido una muestra de AMOR de la Iglesia por sus hijos. Una caricia necesaria que llega en el momento justo. Pero... ahora NOS TOCA A NOSOTROS transmitir TODO EL AMOR que hemos sentido, vivido, experimentado y sentido en la JMJ el 2011 en la capital de España.
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En mi caso, estas jornadas han hecho rememorar aquel primer encuentro del 82, con el Papa Juan Pablo. Pero no todo ha quedado en el mero recuerdo, si no que siento como si, aquel zarandeo paulino inicial hubiera sido el bautismo y esta nueva experiencia, la confirmación, de aquello.
Social e individualmente, este acontecimiento, igual que aquel, marca, influye, empuja y transforma. Y creo que esto es así..., porque el discurso de los dos papas, más que ser extraordinariamente complementario, es exactamente el mismo.
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Dicen que una de las mejores virtudes de Benedicto XVI, por su condición de docente universitario, son sus alocuciones. Ya sea entre profesores en El Escorial o ante dos millones de chavales en Cuatro Vientos, su verbo es inteligible y directo; como también lo fue el de su antecesor. Ambos, profundos y sencillos, cada uno en su estilo. Pero el mensaje, la buena noticia es... la misma.
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Si Juan Pablo II decía: "Vivid en la verdad", "No tengáis miedo", o "Cambiad el rostro de esta tierra".
Benedicto XVI nos repite ahora "Que nada ni nadie os quite la paz; no os avergoncéis del Señor", "Afrontad este reto sin complejos ni mediocridad, antes bien como una bella forma de realizar la vida humana en gratuidad y en servicio" o "los grandes naufragios de la vida, son ocasión para nuevas iniciativas"
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"¡Ut unum sint!"
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Valentía y servicio, compromiso y caridad, superación y esperanza. El discurso no es reiterativo, es el mismo, porque no puede ser otro, porque es ETERNO.
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Benedicto XVI (del cual ya habrá tiempo de ir analizando sus intervenciones, con el detenimiento, el mimo y la profundidad que merecen), ha venido a corroborar, también en este viaje, la firmeza y la continuidad de la Iglesia.
Ha llegado en el momento preciso de recordarnos que, frente al tambaleante mundo donde todo es efímero, y relativo, la Iglesia permanece firme, constantemente arraigada en CRISTO que es la única VERDAD.
Benedicto XVI ha venido a ESPAÑA para darnos el apoyo de toda la Iglesia universal.
Ha venido a decirnos que -salgamos del armario-, a provocarnos el ORGULLO de ser y sentirnos CATÓLICOS, a que perdamos el miedo, a que tengamos el coraje de difundir el AMOR a DIOS entre TODOS los hombres. A infundirnos audacia, valor y fé.
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Gracias a DIOS por este inmenso regalo y también por nuestros pastores, a Su Santidad Benedicto XVI y a Monseñor D Antonio María Rouco, que lo han hecho posible.
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Pdta. Y de los indignantes "indignados", ni siquiera hablamos, solo... rezamos por ellos.
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5 comentarios:
¡Arcen! Sólo me sale una palabra: Gracias a Dios. Nunca serán suficientes. ¡Dios es grande!
Oye niño, no sólo te va a reñir el médico, sino que yo he venido para echarte una buena filípica. ¿Pero no has oído lo que dice el Papa? eso de que hay que ser consciente de las propias energias de uno, saber administrarlas, reservarlas cuando sea necesario.
Bueno, por esta vez pase porque la ocasión merecía la pena y sabe Dios cuando tendremos algo parecido.
Y al fin y al cabo, me encanta todo lo que nos cuentas y sobre todo la dósis de felicidad que has debido acumular. ¡qué grande eres!
A mi, como madrileña de pura cepa, me sentí orgullosísima de ver al Santo Padre atravesar nuestra Puerta de Alcalá, para mi ya está bendita.
Lo demás, querido, fue un desborde de gracias y bendiciones, hasta la tormenta...
No cabe duda que uno de los patrones, Juan Pablo II, también se volcó con esta JMJ, por eso la sonrisa de Benedicto no se desdibujó ni un momento de sus labios.
Espero que después de esta riña te decidas a reservarte un poco, que te necesitamos enterito,especialmente una que yo me sé...
BESIÑOS, peregrino feliz.
Querida Mili, ¡cuanto me acordé de tí, de vosotros.. cuando pasó ante mi, ese precioso CRISTO legionario!
Besiños felices.
En mis momentos de mas intensidad durante estos dias con el Papa y viendo a tantas almas combatiendo ...he dado Gloria a Dios, que espectáculo magnifico de Verdad, Misterio, Alegria, explosion, tensión, Silencios, impulsos, valentía, Fé, ......le pido al Señor me haga Fuerte en El y vivir sin miedo apoyada en el Evangelio de Cristo...y esto me pone a prueba a base de "noches oscuras" que vienen en cualquier momento.....Cada dia comienza NUEVO para mi...sin mirar atrás y sin perder la mirada en la Cruz que cuando se ilumina hace sonreir y entrar en la Vida Misma.Todo sea para su Gloria.
Enhorabuena por haber podido disfrutar de esos momentos tan maravillosos.
Hay que estar orgullosos de nuestra fe ciertamente, y tratar siempre en la medida que podamos de transmitirla a los demás.
Un saludo!
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