FUE ALGO GRANDE

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Hoy, un buen amigo me ha manifestado su inquietud, mezcla de preocupación e indignación contenida, según él.... "por lo que se nos viene encima"

Decía este amigo que, a poco de casi acabar la JMJ, "no nos dan tregua alguna"

"Fijate..., que ni siquiera a terminado el mes y ya han anunciado la vuelta del "rastrero" Wyoming, con unas imágenes del Papa... ¿Que irá a decir ese indeseable?", decia mi amigo... Y apostillaba... "Pues calla, que el otro imbecil, ese que llaman el follonero, también tiene otra preparada contra la JMJ"..

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Yo, como ni veo esa cadena televisiva, ni he visto NUNCA ninguno de esos programas...., me traen al fresco las mamarrachadas que hagan; pero en este caso, creo que lo que había que hacer, era tranquilizar a mi amigo y enfocar su ánimo hacía lo positivo. Para ese menester, lo primero que se me ocurrió fue recordarle, precisamente unas palabras del Papa, pronunciadas en el inicio de esta JMJ:

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"No dejes que nada ni nadie te quite la paz"

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Es tanto lo bueno, que me parece una perdida de tiempo y posiblemente un pecado, estar amargándose por esas tonterías sin sentido.

En esta HOJA al menos, llevamos casi una semana y no sé cuantos posts, hablando de lo mismo. Comprendo que, si alguien no lo ha vivido y solo lo haya visto por la tele, todo le pueda parecer ya lejano, y todas nuestras reiteraciones sean para ellos, exageradas y cansinas. Pero..., quien lo ha vivido -la distancia geográfica es lo de menos-, desde el corazón..., estoy seguro que me entenderá.

Llevamos ya mucho tiempo con el mismo tema..., "¡y lo que te rondaré, morena!"; porque lo que ha pasado en Madrid este agosto..., aunque pretendan taparlo, minimizarlo u olvidarlo, ha sido tan especial, que ya ha marcado con fuego, mi alma, para SIEMPRE.

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Muchas cadenas de televisión, ni le han hecho hueco; otras..., -por simple decoro profesional-, se han limitado a informar, pero solo de lo justo, mal y pronto, deprisa y corriendo, lo estricto y... basta. Pero... los que lo hemos vivido, gracias a DIOS, en primera persona sabemos que lo que ha pasado es HISTÓRICO.

A algunos les podrá parecer un sueño..., pero ocurrió. A otros una fantasía, pero pasó.

Han sido escenas únicas y es una auténtica pena, que muchos medios no hayan querido transmitir con veracidad y rigor esa ya, irrepetible novedad.

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¿Cuando podríamos haber pensado que hoy, en esta España tan laica, sucediera esta enorme explosión de esperanza? A cualquiera que no lo haya vivido, o que solo lo haya visto a través de la sesgada (y a menudo manipulada) óptica de los medios, es imposible que lo pueda creer.

Al principio cuando empezábamos a visualizar los primeros vídeos preparatorios de la JMJ, incluso ni los más animosos creíamos que iba a ser tanto. Este ha sido un acontecimiento sin precedentes que ha desbordado hasta las más optimistas previsiones. Ha sido algo de proporciones épicas... ¡y no exagero nada!

Ya las cifras (que muchos estiman tanto y dicen que no engañan) hablan por si solas, abruman y dan buena cuenta de lo sucedido.

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- Más de un millón y medio de jóvenes procedentes de 139 países de los cinco continentes.

- Cerca de 30.000 voluntarios. (La mayoría entre 20 y 23 años)

- 150 equipos más de voluntarios sanitarios que se ocuparon de los primeros auxilios, instruidos anteriormente por Protección Civil y el Samur.

- 4750 periodistas.

- 50 medios de comunicación y otras tantas Agencias del sector.

-   800 obispos

- 14.000 sacerdotes concelebrando la Misa del Papa del domingo 21 de agosto, Precisamente, esa misa tuvo lugar en el aeródromo de Cuatro Vientos, que es un recinto, que equivale a 48 estadios de fútbol, y que estuvo lleno hasta.... rebosar.

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Sin embargo...., y tras mencionar el hecho fehaciente de la cifra de 100 millones de euros, de beneficio real para la Comunidad de Madrid (Ver enlace); tendremos que reconocer que, aunque lo dicho hasta aquí, todo sea sorprendente; solo son cifras, guarismos, datos numéricos, que aunque parezca lo contrario...., no es lo que más importa, no es lo que más vale...

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Lo que se queda es otra cosa, esas instantáneas del alma son las que perduran.

Era inusual pero muy reconfortante, ver a oleadas de jóvenes alegres y contentos, subiendo y bajando, por las aceras de la Gran Vía, cada uno con sus banderas.

A algunos les debió parecer anacrónico, pero a uno se le erizaban los cabellos cuando de una acera a otra unos franceses gritaban ¡Viva el Papa!, y en la otra acera unos italianos contestaban ¡Viva!.

Todas las calles llenas de jóvenes, cada rincón, cada plaza.

La Plaza del Callao, llena de chavales en grupo, unos rezando el rosario, otros hablando y tomando un bocata y otros -viendo en la pantalla gigante del Cine Callao, los prolegómenos del Via Crucis de Recoletos.... ¡algo realmente insólito!

Pero es que era así por todas partes.

Madrid Río era una fiesta.

La Plaza de España, a tope de gente joven.

En el Retiro, unos cantando con sus guitarras, otros confesando.

Todo lleno de juventud, de buen humor, de música y del mejor rollo que yo he visto en mi vida. Repito lo que dije en uno de mis posts anteriores, esto tiene que ser, algo... muy parecido al cielo.

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Podría hablar también, de "gestos", de detalles mínimos pero repetidos con cierta frecuencia por los peregrinos, en estos memorables días:

Ceder los asientos a gente mayor en los autobuses (algo lamentablemente poco habitual en "otros" jóvenes), dar limosnas a los necesitados -con verdadero amor en la mirada-; e incluso, a pesar de lo que digan "las malas prensas", también en bastantes ocasiones he visto a peregrinos recoger papeles o botellas del suelo, aunque no los hubieran tirado ellos, y guardarlos hasta encontrar una papelera.

Han sido, sin duda, unas jornadas modélicas en educación y en convivencia social.

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Dicen que la JMJ está nominada al Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, ¡con todo merecimiento!, apunto yo. No he visto nunca, tan dispar cantidad de personas, de distintas razas y nacionalidades, llevándose tan hermanadamente bien.

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Insisto, si no se ha vivido, o se ha visto solo por televisión, es difícil creer.

Sin embargo, si se han vivido, todas las imágenes, las canciones, las emociones, las lágrimas derramadas, los silencios, las risas, los abrazos, las oraciones, se agolpan dentro, pidiendo salir... y gritan.... ¡HAY QUE CONTARLO!

Ser testigo en primera persona, ha sido un privilegio maravilloso. Por todo eso, me creo en, la obligación moral de transmitir todos esos sentimientos que algunos, por lo que sea, no han podido vivir; de ahí... mi insistencia temática en las últimas entradas al blog.

No obstante.., pido excusas por el exceso y prometo que.. a partir de ahora trataré de templar un poco esa pasíón, más que otra cosa, por no cansar.

ACTUALIZACIÓN 11:46h. Ahondando más sobre lo mismo..., recomiendo encarecidamente la lectura del magnífico artículo, titulado "Cautivo y desarmado", firmado por Francisco J. Fernández de la Cigoña, publicado hoy en la Gaceta. (ENLACE)

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