UN TREN DE IDA SIN VUELTA (historias subterráneas)

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Lunes...., un día normal volviendo del trabajo. Aquellos interminables pasillos del metro de Madrid, dan carrete para mucho pensamiento.

Pepe caminaba ya cansado, con la mirada algo perdida, ensimismado, pensando en mil "cosas importantes", como se suele hacer en esos momentos intrascendentes.....; pero algo insignificante, imperceptible para los demás, iba a cambiar el curso de las cosas.

Por aquellos azares del destino, estaba a punto de ocurrir un fugaz, pero mágico encuentro, que sin duda...., es digno de reseñar aquí.

HISTORIA I

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En aquel solitario túnel, solo se oían el eco de sus pasos, sin embargo... ya desde lejos se empezaba a adivinar cierta música..., de momento era como si sonara solo en su cabeza; pero a medida que se acercaba, Pepe empezaba a constatar que no era así, que aquella melodía sonaba de verdad y Pepe al escucharla no podía evitar tararearla, incluso entornando brevemente los ojos. 
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Era una de esas orquestillas callejeras, un trío de chavales intentando con sus destrezas, arrancar algún céntimo a los cansinos viandantes del subterráneo madrileño. Desde una posición muy estudiada entre dos túneles de trasbordo, estaban tocando algo.... muy conocido...

"Solamente una vez....., amé en la vida..."

Ufff....¡que recuerdo!, Cada vez que suena me acuerdo de aquel verano..., y de aquel violinista algo amaneradito del Restaurante del Hotel Aloha Marbella, la tocaba siempre, en todas las cenas. 

Y me acuerdo también de aquella chica..., siempre me fascinaron sus ojos.... ¡que guapa era! . ¡Qué bien lo pasé! ¿Qué habrá sido de ella? ¿Cómo se llamaba?

Fuimos platónica pero practicamente inseparables durante 15 interminables días. Quedábamos para ir a la playa, al cine, a comer, a pasear, y por supuesto a cenar, y ahora, tiene narices..., no me acuerdo de su nombre.

Pero sí que me acuerdo de ella, ya lo creo. Si la viera, seguro que la reconocería. 

¡Mira que si me la encontrara!... Qué chorrada, probablemente estará casada, gorda y con un montón de hijos."

No, no tocan mal estos músicos, les voy a echar algo. No sé por qué se habrán puesto aquí, no pasa casi nadie. Solo esa mujer que viene y yo.

Mmmm, la verdad es que... no está mal.  Cuarentona pero se conserva, ¡y que ojos!, que mirada más dulce...

Bueno será cosa de apretar el paso, que ya llegó tarde a casa y me pierdo la peli."

HISTORIA II 

Maruxa, venía de ver a su hermana Tere, que acababa de dar a luz a su cuarto vástago y ya iba con prisa...

Por unos minutos pensó en coger el bus, nunca le había gustado ir bajo tierra; pero la opción más rápida, y más a esas horas, era el Metro.

Bajó, metió el billete en el torno y se apresuró a coger las escaleras mecánicas.

Antes de llegar al anden, en la galería central la música de aquellos artistas de fortuna, sin saber porqué, le hizo disminuir su zancada, cerró brevemente los ojos y.... pensó

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"¡Solamente una vez....!, ¡cuánto tiempo! Pues hará lo menos veinte años...

¿Qué habrá sido de aquel chico? ¿Cómo se llamaba?; probablemente no he vuelto a pasar un verano como aquel.

Tengo que reconocer que cuando solo unos pocos centímetros me separaban de él, mi corazón palpitaba a mil por hora, y eso que no hicimos nada, solo pasárnoslo bien. Siempre recordaré esos ojos de miel clavándose en mi piel como dardos de azúcar.... ¡Ay si lo volviese a ver!

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El tío ese me mira..., está un poco fondón, un poco calvo..., y ¡vaya ojazos!, tiene cara de bueno....

Bueno, bueno, bueno, volvamos a la realidad, ¡acelera Maruxa! que como tardes un poco más, la gatita hoy, se quedan sin cenar."

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Y es que hay trenes que pasan, -SOLAMENTE UNA VEZ- en la vida..., incluso en el Metro de Madrid.

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