FORJA DE BONDAD

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De siempre me ha gustado el cine. Creo que esa afición también se la debo a mis padres.

Recuerdo cuando yo era muy pequeño y todavía no había llegado la tele a los hogares, que uno de los mejores entretenimientos era el cine. Posiblemente el más esperado.

Aunque mi padre era un gran aficionado, al principio era mi madre la que me llevaba (afortunadamente, en aquella España tan "mala" de Franco, él tenía trabajo, para que yo pudiera ir al cine)

Tengo que reconocer también, la suerte de haber nacido en Madrid y muy cerquita de la Gran Via (entonces Avenida de José Antonio). Aquella gran Vía, realmente era grande en todos los sentidos...., llena de snack bar, cafeterías, tiendas, las inolvidables Galerías Preciados de Callao, Sepu... y un montón de cines, que podría nombrar de parte a parte, desde la Plaza de España hasta la mismísima calle de Alcalá:

Coliseum, Azul, Pompeya, Lope de Vega, Rialto, Rex, Callao, Palacio de la Prensa, Palacio de la Música e Imperial... Y en los aledaños, el Madrid de la plaza del Carmen, el Albeniz por Sol, el cine Infantas en la calle del mismo nombre y algún otro (poco recomendable) de la calle Montera.

¡Nada menos que 14 cines, que yo recuerde! (a lo mejor Militos, se acuerda de alguno más)... Lo que si es cierto es que, en ese plantel de locales..., de - sesión continua-, era fácil pasarse una tarde con el bocadillo de mortadela, haciéndole perrerías al pobre acomodador de turno (por supuesto eso último, solo pasaba cuando íbamos solo los amigos).

Me acuerdo que antes de las películas, echaban el Nodo; luego ponían un corto de dibujos, de Tom y Jerry principalmente y después las pelis (eso sí, entremedias los famosos anuncios de movierecooooord) jajaja.

Cuando había sesión doble, una podía ser de risa y la otra de vaqueros; o una de romanos y la otra de policías... El programa era muy variado.

Algunas películas, sobretodo en los cines de barrio, eran muy malas; sin embargo, creo que los de mi generación vimos tanto cine, -bueno y malo-, que poco a poco fuimos aprendiendo a discernir y a separar lo uno de lo otro....

Una de las primeras pelis que ví con mi madre, al menos la que más impactó visualmente a mi mente infantil, no fue en la Gran Vía, sino en la calle de Alcalá, en el cine Benlliure, desgraciadamente hoy también desaparecido, como tantos otros.

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La película era... "El mago de Oz".

Tengo que decir que entré a regañadientes, esa cursilada de Dorita me parecía una película de niñas, sin embargo (aunque no sé si, posteriormente tuve la valentía de reconocerlo) luego, salí del cine... encantado.

Aquello de que empezara en blanco y negro..., y entremedias apareciera ese color exuberante, me atrapó. Me gustaron las canciones, la fantasía de la historia y el mensaje final. Me reí un montón y me lo pasé pipa. ¡Eso era cine!

Desde entonces me fíé un poquito más de mi madre... jajaja.

Ahora bien, hubo otra que también me impactó mucho. De hecho creo que esta ayudó a encontrarme con cierta conciencia moral -y social- en el séptimo arte.

Desde que la ví..., no ha dejado de gustarme. Hoy la tengo en dvd y ya se la he puesto a mis hijos varias veces. Estoy hablando de FORJA DE HOMBRES, y hoy la traigo aquí por varias razones.

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La película narra la historia -REAL- del Padre Flannagan y de los inicios de la institución que el fundó, "la ciudad de los muchachos".

Esa ciudad, era un proyecto para acoger, ayudar y rehabilitar a jóvenes con problemas, o sin recursos.., entraban allí delincuentes y salían convertidos en hombres de provecho.

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La historia cuenta con dos interpretaciones geniales, la de Spencer Tracy y la de Mickey Rooney.

"Forja de hombres" tuvo un enorme éxito, tanto que provocó una secuela que se hizo tres años más tarde.

En ambas ocasiones el director fue Norman Taurog y en las dos, el guión tiene multitud de escenas, que hoy me siguen pareciendo tan frescas y divertidas. Algunos momentos son de carcajada, y otros están llenos de gran sensibilidad y dramatismo. Para mí desde luego es una obra muy recomendable y desde luego, como veis absolutamente recordable, a pesar de los años.

De todos modos, el motivo principal de este recuerdo es una grata noticia.

La figura del Padre Flannagan, como dijimos, no fue un mero personaje de ficción, fue un personaje real y los hechos sucedieron de verás.

Lo que empezó como un proyecto de acogida para chicos de la calle, en las afueras de Omaha (Nebraska, EEUU), hoy es UNA REALIDAD que se ha desarrollado con 11 centros en EEUU y numerosos programas de ayuda que benefician a 1,6 millones de personas (ver en www.boystown.org/locations).

Edward Flanagan nació en 1886 en Irlanda, llegó a Estados Unidos en 1904 y se ordenó sacerdote católico en 1912, sirviendo en la diócesis de Omaha.

En las afueras de la ciudad creó este hogar para chicos de la calle, donde ellos aprendían a ser protagonistas de su formación. Ese proyecto fue creciendo, se hicieron escuelas, dormitorios, edificios administrativos, hasta convertirse en una pequeña ciudad donde… los chicos elegían quién gobernaba.

Pienso que su "Ciudad" marcó un hito, una revolución humanista, una visión alternativa de la educación. Volcando la idea de que el autoritarismo no lo era todo para educar, ni siquiera entre pequeños criminales sacados de la calle. Uno de los lemas más famosos de Flannagan era:

“no hay chicos malos; sólo hay malos ambientes, mala formación, malos ejemplos y mal pensamiento”.

Con la película, su labor se hizo internacionalmente famosa, sin embargo es tiempo de rescatar de nuevo su recuerdo; por el bien que hizo y por el que, también nos puede hacer ahora, su ejemplo. Precisamente... en ese mismo sentido, corre la noticia, motivo de alegría y pretexto de este post:

"HA COMENZADO EL PROCESO DE BEATIFICACIÓN DEL PADRE FLANNAGAN"

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El proceso comenzará formalmente este 17 de marzo con una oración en la iglesia de la Ciudad de los Muchachos. En esa ceremonia, Flanagan recibirá el título de “Siervo de Dios”.
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La Sociedad de Devoción Padre Flannagan es la promotora de la causa.

El padre Steven Boes, actual director de la Ciudad de los Muchachos, asegura que “el proceso investigará milagros probados asociados al padre Flannagan”.

El arzobispo de Omaha, llamado George Lucas como el famoso director, ha admitido su entusiasmo por empezar “el proceso de examinar la santidad que era aparente en la vida y ministerio" del padre Flannagan.

Concluyendo. Además de la alegría que me supone volver a recordar mis tiempos mozos y estas preciosas películas, también siento la necesidad de mostrar mi asombro por la -oportunidad- de las cosas de DIOS. Está probado que nada se mueve, si DIOS no quiere.

Ahora que el sacerdocio está en entredicho por culpa de una minoría que no ha sabido ejercer su ministerio con dignidad, no puede haber tiempo más propicio que este, para ensalzar la figura de un buen sacerdote católico que hizo mucho con los jóvenes y mucho bien, por ellos. Este era el momento oportuno, el idóneo, el más certero, para que la Iglesia empiece este proceso y ponga en lo alto de un pedestal, un ejemplo para que todos lo miren.

Tras esta sucesión final de imágenes y carteles os dejo una anécdota final, sobre esta institución y sobre la película:

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Spencer Tracy, se llevó el Oscar al mejor actor por "Forja de hombres". Se sabe, es vox populi, que el actor donó íntegramente el dinero que le correspondía por su trabajo en la película, al buen sacerdote para que lo empleara en el seguimiento de su obra. Gesto este, que da ejemplo de las bondades, tanto de uno, como del otro. Que DIOS bendiga a ambos..

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