HAMBRE DE NADA, NI DE NADIE..

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Nada es por casualidad, ese es uno de mis lemas más recurrentes. Nada es por casualidad y además, en las cosas de Iglesia... mucho menos.

No es casual que la Iglesia conmemore el día del Corpus Christi, es decir el día del Cuerpo de Cristo, el mismo día que celebra el día de Cáritas, es decir de la caridad.

El cuerpo vivo de Cristo en el mundo, es la Iglesia y la Iglesia somos todos. Esa es una afirmación gozosa que nos confiere un deber impresionante:

¡Cada uno de nosotros, cada uno..., debe ser alimento para su prójimo!, Comida y bebida para los que tratamos a diario. Nadie que pase a nuestro lado debería quedarse con hambre...

Por supuesto en este sentido hablo en dos vertientes:

En cuanto alimento espiritual (porque Cristo es verdadera comida), que tenemos la obligación de dar continuamente a nuestros allegados...

... y en cuanto al alimento físico, en forma de ayudas materiales, que estamos obligados -por hermandad-. a hacer a los más necesitados a través de los distintos cauces.

Probablemente en nuestros días, estamos asistiendo a un escándalo contemporáneo mayúsculo del cual todos somos responsables:

Existen en el mundo hoy, más hambrientos y necesitados en tantas cosas, que cristianos; eso es algo que debería espolearnos en todos los sentidos...

No podemos "pasar" de los males de los demás, sin intentar paliarlos.

"Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui extranjero, y me recogisteis" (Mateo 23:35)

La fiesta del Cuerpo de Cristo, me obliga hoy a replantear mis propias necesidades, a veces cargadas solo de vanidad y egoísmo.

Repito para terminar, lo que me remueve la conciencia:

"Nadie que pase a MI lado debería quedarse con hambre..."; de nada, ni de nadie.

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