Ahora dice Luis Aragonés que todos sus jugadores están entregados a la Causa de ganar. Estas inocentes palabras con intención de animar a la afición y probablemente también a sus pupilos, en la ya inminente Eurocopa; a mí sin embargo me evocan otros tiempos donde mi –memoria histórica- me hace recordar tiempos peores; épocas en que algunos, también estaban empeñados en engrosar los volúmenes de otra causa, La Causa General.
La llamada –Causa General-, para el que no lo sepa, fue y es una publicación, ordenada por Decreto de 26 de abril de 1940, que se siguió para depurar las responsabilidades delictivas que se hubieren cometido en el transcurso de la guerra civil española, y que en la actualidad se encuentra en la actualidad en el Archivo Histórico Nacional, dode con los permisos oportunos, puede ser consultado.
De la veracidad de la misma, dieron fe, personas tan poco sospechosas de franquismo como Javier Tusell o Pedro Laín.
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Pues, como dije, las palabras del seleccionador nacional de futbol, curiosa y tristemente, me hacen evocar otra vez, aquellos horrores de la guerra; y los motivos son dos:
El primero, lo encuentro en la profusión de declaraciones y artículos de uno u otro signo, que pretenden revivir tiempos pasados. Me voy a referir, concretamente a dos, siento que sean del mismo color político, pero me niego en este blog, aunque se me tache de sectario, a difundir patrañas odiosas, escritas por indocumentados; porque estos ya tienen amplios foros para difundirlas y quien quiera leerles, lo tiene fácil.
- Una de las declaraciones a las que me refería, pertenece a la lamentablemente ya desaparecida revista CHESTERTON, y se trata de un artículo escrito por Pío Moa, en la que hace un repaso a lo que fue la transición española desde la muerte de Carrero Blanco.
- La otra reseña, es más reciente, apareció ayer mismo en Periodista Digital, y se trata de una entrevista con el ex ministro franquista, José Utrera Molina, en la que este político declaraba, que: "Franco nunca fue un totalitario, yo soy testigo".
En ambos casos, al fín y al cabo, no se abordaba el tema de la guerra, en sí; sino de la post-guerra y de los inicios de la democracia; pero ante su lectura, a mí, sin embargo, como dije, mi memoria me traiciona y me hace retroceder aún más en el tiempo, incluso a los tiempos dela II República , donde de verdad, se empezó a fraguar aquella triste Causa General.
Pienso que en el fondo, las –confesiones- de los dos ilustres, tanto del periodista como del político, coinciden y se complementan. Los dos, son personas leídas y vividas y cuentan, a mi modo de ver, fielmente lo que vieron; y aunque se podrá estar de acuerdo o no, creo que lo hacen con gran honestidad.
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Por eso, yo me atrevo también, a contar aquí, lo que, tanto por tradición oral familiar o porque también forma parte de mis vivencias, creo que es de ley que se sepa.
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Mi experiencia, por edad, es mucho más corta en el tiempo y menos documentada que las de estos dos personajes, pero considero que es igualmente válida.
Mi niñez y sobretodo mi adolescencia, que naturalmente es la que más recuerdo, fue en los útimos años del franquismo. Fue esta una época de mucha agitación callejera, Franco ya estaba enfermo y el Rey, por primera vez, se hacía de forma interina, con la jefatura del Estado. Recuerdo la muerte de Carrero, las manifestaciones pidiendo amnistía y libertad, el destape, las carreras de los grises enla Universitaria y hasta la vuelta, con peluca incluida, del de Paracuellos…posteriormente presentado en sociedad por el mismísimo Fraga. (ya haciendo tonterías en su época).
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Sí recuerdo todo eso, pero también recuerdo que el que no quería problemas, no los tenía, que en las calles se vivía sin tanta mendicidad y mucha menos delincuencia, que en realidad, al menos en los últimos años, no había tanta censura, había diarios contrarios al régimen que pululaban alegremente por los quioscos, Cuadernos para el Dialogo, Triunfo, Cambio16 etc.; también recuerdo que los cantamañanas del canon ya funcionaban por ahí sin tantas censuras como se decía antes, estoy hablando del tio Teddy, de Victor Manuel y señora, de Serrat y por supuesto de Lluis Llach, Paco Ibañez y Raimon. Recuerdo también que el paro era mínimo y que el país prosperaba, tanto económicamente como industrialmente, incluso llegó a ser la novena potencia industrial del mundo.
Y recuerdo, incluso hasta que las calles estaban más limpias. Eso es lo que vi, nadie me lo ha contado; puedo decir sin miedo al sonrojo, que la ciudad de Madrid, a pesar de la –férrea- dictadura nunca ha sido una ciudad más alegre y confiada, como entonces.
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Está claro, que a pesar de los pesares, aquello era una dictadura, y que ciertas personas no podían ejercer ciertos legítimos derechos, y que aquello no era justo; con esto quiero decir que el advenimiento de la democracia era inminente, justo y necesar io. En ningún momento es mi intención defender a ultranza un régimen donde la libertad no sea prioritaria, incluso antes que el orden. Pero lo que se vivió en aquellos años, no tiene nada que ver con lo que la oficialidad actual se empeña en contarnos.
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Sin embargo, ahora la situación es otra. Efectivamente para ciertas cosas hay más libertades, y al menos de momento, se puede hablar, la expresión es libre. Pero hemos perdido en otras muchas cosas, y muchas más que nos perderemos con la naciente crisis en ciernes. Hay mucha más inseguridad laboral y ciudadana, más mendicidad en las calles, más delincuencia, más paro, y mucho más separatismo y odio contrala Nación española. Ante esto cabría hacerse la ya manida preguntita…¿Es que con Franco, el españolito medio, vivía mejor?. No quiero dar una respuesta radical, me salgo por la tangente, y digo en algunas cosas sí, y en otras muchas no.
Como dije antes, si me dan a elegir entre dictadura y democracia, siempre me quedo con la segunda; pero lo que estamos viviendo en estos últimos años de legislatura zapatera, deja mucho que desear en cuanto a lo que debe ser una democracia real. Esto es un desmadre, que nos va a llevar al abismo; y donde hasta lo de las libertades, ya empieza a flaquear.
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- Políticamente es un desastre manifiesto, máxime cuando toda la legislatura anterior fue un constante pacto entre radicales en guerra frontal al rival, que a la postre es el principal partido de la oposición, partido nacional y partido democrático.
- En el plano económico, ¿para que contar?. El partido gobernante es absolutamente nefasto, inútil, inoperante, y además abusivo con las clases más desfavorecidas.
- En el plano internacional, nulo y además es experto en generarse importantes enemistades que en nada nos benefician. Por no hablar de las amistades –peligrosas-.
Y así, suma y sigue, con lo cual el españolito de a pié no gana para zozobras y ya en su cinturón empiezan a escasear espacios para nuevos agujeros.
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Pero, por si esto fuera poco, y no hubiera otras importantes tareas a realizar, este desgobierno, se atreve con lo que nadie antes se atrevió. El límite de su peligrosa y estúpida audacia llega a cotas insospechadas, y ni corto ni perezoso, se proponen alegremente, reabrir su propia Causa General, abriendo zanjas y heridas profundas y provocando de forma inconsciente la vuelta al ruedo de las dos Españas, las de sartenazo y tentetieso, las del rencor y el odio.
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La llamada –Causa General-, para el que no lo sepa, fue y es una publicación, ordenada por Decreto de 26 de abril de 1940, que se siguió para depurar las responsabilidades delictivas que se hubieren cometido en el transcurso de la guerra civil española, y que en la actualidad se encuentra en la actualidad en el Archivo Histórico Nacional, dode con los permisos oportunos, puede ser consultado.
De la veracidad de la misma, dieron fe, personas tan poco sospechosas de franquismo como Javier Tusell o Pedro Laín.
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Pues, como dije, las palabras del seleccionador nacional de futbol, curiosa y tristemente, me hacen evocar otra vez, aquellos horrores de la guerra; y los motivos son dos:
El primero, lo encuentro en la profusión de declaraciones y artículos de uno u otro signo, que pretenden revivir tiempos pasados. Me voy a referir, concretamente a dos, siento que sean del mismo color político, pero me niego en este blog, aunque se me tache de sectario, a difundir patrañas odiosas, escritas por indocumentados; porque estos ya tienen amplios foros para difundirlas y quien quiera leerles, lo tiene fácil.
- Una de las declaraciones a las que me refería, pertenece a la lamentablemente ya desaparecida revista CHESTERTON, y se trata de un artículo escrito por Pío Moa, en la que hace un repaso a lo que fue la transición española desde la muerte de Carrero Blanco.
- La otra reseña, es más reciente, apareció ayer mismo en Periodista Digital, y se trata de una entrevista con el ex ministro franquista, José Utrera Molina, en la que este político declaraba, que: "Franco nunca fue un totalitario, yo soy testigo".
En ambos casos, al fín y al cabo, no se abordaba el tema de la guerra, en sí; sino de la post-guerra y de los inicios de la democracia; pero ante su lectura, a mí, sin embargo, como dije, mi memoria me traiciona y me hace retroceder aún más en el tiempo, incluso a los tiempos de
Pienso que en el fondo, las –confesiones- de los dos ilustres, tanto del periodista como del político, coinciden y se complementan. Los dos, son personas leídas y vividas y cuentan, a mi modo de ver, fielmente lo que vieron; y aunque se podrá estar de acuerdo o no, creo que lo hacen con gran honestidad.
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Por eso, yo me atrevo también, a contar aquí, lo que, tanto por tradición oral familiar o porque también forma parte de mis vivencias, creo que es de ley que se sepa.
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Mi experiencia, por edad, es mucho más corta en el tiempo y menos documentada que las de estos dos personajes, pero considero que es igualmente válida.
Mi niñez y sobretodo mi adolescencia, que naturalmente es la que más recuerdo, fue en los útimos años del franquismo. Fue esta una época de mucha agitación callejera, Franco ya estaba enfermo y el Rey, por primera vez, se hacía de forma interina, con la jefatura del Estado. Recuerdo la muerte de Carrero, las manifestaciones pidiendo amnistía y libertad, el destape, las carreras de los grises en
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Sí recuerdo todo eso, pero también recuerdo que el que no quería problemas, no los tenía, que en las calles se vivía sin tanta mendicidad y mucha menos delincuencia, que en realidad, al menos en los últimos años, no había tanta censura, había diarios contrarios al régimen que pululaban alegremente por los quioscos, Cuadernos para el Dialogo, Triunfo, Cambio16 etc.; también recuerdo que los cantamañanas del canon ya funcionaban por ahí sin tantas censuras como se decía antes, estoy hablando del tio Teddy, de Victor Manuel y señora, de Serrat y por supuesto de Lluis Llach, Paco Ibañez y Raimon. Recuerdo también que el paro era mínimo y que el país prosperaba, tanto económicamente como industrialmente, incluso llegó a ser la novena potencia industrial del mundo.
Y recuerdo, incluso hasta que las calles estaban más limpias. Eso es lo que vi, nadie me lo ha contado; puedo decir sin miedo al sonrojo, que la ciudad de Madrid, a pesar de la –férrea- dictadura nunca ha sido una ciudad más alegre y confiada, como entonces.
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Está claro, que a pesar de los pesares, aquello era una dictadura, y que ciertas personas no podían ejercer ciertos legítimos derechos, y que aquello no era justo; con esto quiero decir que el advenimiento de la democracia era inminente, justo y ne
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Sin embargo, ahora la situación es otra. Efectivamente para ciertas cosas hay más libertades, y al menos de momento, se puede hablar, la expresión es libre. Pero hemos perdido en otras muchas cosas, y muchas más que nos perderemos con la naciente crisis en ciernes. Hay mucha más inseguridad laboral y ciudadana, más mendicidad en las calles, más delincuencia, más paro, y mucho más separatismo y odio contra
Como dije antes, si me dan a elegir entre dictadura y democracia, siempre me quedo con la segunda; pero lo que estamos viviendo en estos últimos años de legislatura zapatera, deja mucho que desear en cuanto a lo que debe ser una democracia real. Esto es un desmadre, que nos va a llevar al abismo; y donde hasta lo de las libertades, ya empieza a flaquear.
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- Políticamente es un desastre manifiesto, máxime cuando toda la legislatura anterior fue un constante pacto entre radicales en guerra frontal al rival, que a la postre es el principal partido de la oposición, partido nacional y partido democrático.
- En el plano económico, ¿para que contar?. El partido gobernante es absolutamente nefasto, inútil, inoperante, y además abusivo con las clases más desfavorecidas.
- En el plano internacional, nulo y además es experto en generarse importantes enemistades que en nada nos benefician. Por no hablar de las amistades –peligrosas-.
Y así, suma y sigue, con lo cual el españolito de a pié no gana para zozobras y ya en su cinturón empiezan a escasear espacios para nuevos agujeros.
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Pero, por si esto fuera poco, y no hubiera otras importantes tareas a realizar, este desgobierno, se atreve con lo que nadie antes se atrevió. El límite de su peligrosa y estúpida audacia llega a cotas insospechadas, y ni corto ni perezoso, se proponen alegremente, reabrir su propia Causa General, abriendo zanjas y heridas profundas y provocando de forma inconsciente la vuelta al ruedo de las dos Españas, las de sartenazo y tentetieso, las del rencor y el odio.
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La anterior, la legítima Causa General fue derogada hace mucho tiempo y las responsabilidades por los delitos que en ella se especificaban, desde el punto de vista estrictamente penal, quedaron ampliamente prescritas, incluso antes de la transición democrática, en el Decreto-Ley de 31 de marzo de 1969.
Por grandeza de alma en muchos casos, por conveniencia en otros, a nadie le interesaba remover tumbas ni agitar recuerdos. Incluso algunos de los protagonistas, como Santiago Carrillo y Dolores Ibarruri, conscientes de que poco tenían que ganar y mucho que perder, alzaron bandera de “reconciliación nacional” y se sumaron a la alianza de silencio.
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Sin embargo hoy, todavía presos de rencor, pretenden volver a las andadas y reabrir nuevas Causas Generales. Este es un tema delicado y peligroso, han pasado muchos años de aquella contienda, pero todavía los ánimos están muy caldeados y muchos no estamos dispuestos a comenzar otra orgía de sangre. Pero la posibilidad está ahí, y en la calle, se palpa esta división.
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Por grandeza de alma en muchos casos, por conveniencia en otros, a nadie le interesaba remover tumbas ni agitar recuerdos. Incluso algunos de los protagonistas, como Santiago Carrillo y Dolores Ibarruri, conscientes de que poco tenían que ganar y mucho que perder, alzaron bandera de “reconciliación nacional” y se sumaron a la alianza de silencio.
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Sin embargo hoy, todavía presos de rencor, pretenden volver a las andadas y reabrir nuevas Causas Generales. Este es un tema delicado y peligroso, han pasado muchos años de aquella contienda, pero todavía los ánimos están muy caldeados y muchos no estamos dispuestos a comenzar otra orgía de sangre. Pero la posibilidad está ahí, y en la calle, se palpa esta división.
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Por tanto, si yo personalmente tuviera algo que solicitar de nuestros políticos, sería que no miraran hacia atrás, y que se empeñaran seriamente en afrontar los muchos problemas que tenemos, para que nuestro futuro y sobretodo el de nuestros hijos, no se vea empañado con odios ancestrales. Lo demás seria una peligrosa irresponsabilidad.
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4 comentarios:
Sólo he echado una ojeada antes de irme. Mi respuesta es: "Contra Franco se vivía mejor".
Besiños
Lo que no se puede hacer es justificar el asco de democracia que tenemos comparándola con una dictadura. Es normal que en ella no se pudieran ejercer todos los derechos, pero ahora se supone que vivimos en un Estado libre y democrático y mira como estamos.
Genial, tu entrada, como siempre. Por cierto, la Causa General está recién reeditada. Yo la he comprado en Criteria.
Un abrazo.
Querida Mili, muy acertada apreciación, nadie lo podría haber dicho mejor.
Querida Alawen, eso mismo es lo que he querido plantear, además de advertir del peligro de reabrir heridas. Aun así creo que me has captado a la perfección.
Queridas ambas, gracias por la visita y el comentario, siempre me encanta teneros por mi casa, que es la vuestra.
Yo siempre pensè que la transiciòn habia servido para hacer un borròn y cuenta nueva, para olvidarnos del pasado y comenzar a crear una nueva España en la que cupièsemos todos, una España en la que se mirase al futuro y no al pasado, pero este gobierno zapateril o zapateriano, se ha encargado de destruir todo los construido tirando por tierra todas nuestras ilusiones. Yo tambièn vivi el franquismo y en muchas cosas hasta lo sufri, pero son tiempos que debemos olvidar y no estar siempre hurgando en la misma herida, consiguiendo que cada vez, èsta, se haga mayor.
Me ha gustado mucho tu post y te felicito por èl.
Un abrazo.
PD. Tengo algo en mi blog para meditar este fin de semana.
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