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Yo por edad, y por suerte, no viví los años de preguerra, ni de guerra civil; pero casi todo lo que sé, lo conozco de primera mano, más que por los libros, por testimonios vividos por mis familiares más queridos, durante aquellos años de tan triste recuerdo.
Mis padres, y mis tios, siempre me contaron hechos espeluznantes, sucesos que nadie hubiera querido ni si quiera concebir. Todas esas personas, en las que confío ciegamente, siempre me decían lo mismo: “y esto no me lo ha contado nadie…., yo lo he visto, yo lo he vivido, yo lo he sufrido”.
Así que dejad que os cuente, la memoria histórica de los mios:
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A mi familia más cercana, le tocó en pleno bando republicano.
Mi abuelo trabajaba de abogado en un municipio de la Mancha.
Era esta una población principalmente agrícola, pasto de la izquierda, que como bien ha sabido hacer siempre, manipulaba a su antojo a la buena gente, con una tasa de analfabetismo importante, que se dejaba regalar los oídos con promesas incumplidas y demagogia barata.
Posteriormente esa masa, ya incontrolada y con armas en las manos, hicieron de este bonito enclave manchego un reino de terror y angustia para el que no fuera “políticamente correcto”.
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Es difícil no recordar, sin que te retumben aún los oídos, las terribles detonaciones de los “paseos” que se propinaron a gente de orden en aquellas noches interminables, y la zozobra de pensar que en el siguiente registro, podrían llevarte a ti o a cualquiera de los tuyos. Es complicado no acordarse de las noches sin término escuchando ese simulacro de radio, bajo una manta para no llamar la atención.
Las escenas se apiñan en lo más profundo de la memoria como una colección de días de miedo, que nadie hubiera querido vivir.
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La inquina a lo religioso era tal, que la posesión de cualquier imagen, estampa, rosario; cualquier objeto de este carácter, era prueba inequívoca de traición a la república.
Muchas muestras del tesoro artístico de la Iglesia, desaparecieron a manos de una iconoclastía sin sentido, pasos de semana santa, imágenes seculares, sillerías, retablos, cálices; los mismos templos eran quemados o demolidos. Las imágenes de las iglesias se sacaban a la calle, eran profanadas, rotas, fusiladas. Las Iglesias no derruidas se convertían en “casas del pueblo” o garajes. Los sacerdotes, monjas y civiles católicos eran torturados de la manera más cruel, y hasta los cementerios eran salvajes e impunemente violados; se sacaban de sus tumbas los cuerpos de conocidos terratenientes, curas o simplemente gente que por venganzas personales caían mal, y como en un desfile macabro y dantesco, los cadáveres se paseaban en caballo, se colgaban, se quemaban o simplemente se dejaban en las puertas de las casas.
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Si se tenía sospecha de que tus ideas no eran muy afectas a la República estabas marcado, por eso ante cualquier inoportuno “registro” se quemaban nerviosamente estampas de santos y vírgenes o se deshacía en mil cuentas el entrañable rosario.
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Mi abuelo, como cualquier otro, no tenia más delito que el de hacer su trabajo de abogado con diligencia, y ser un buen católico practicante, sin más pretensiones políticas o de otra índole. Supongo que esto ya fué suficiente motivo para “catalogar” a mi familia y tenerla “marcada”.
Mi padre fue encarcelado y llevado a Almadén, aunque sus experiencias fueron muchas y desdichadas, nunca quiso contar mucho sobre aquello. La familia no supo nada de él, con las consiguientes dudas sobre su vida, hasta poco antes de terminar la guerra. Posteriormente nos enteramos que no fue fusilado por su ascendencia mejicana. Pero mi familia, entre tanto, sufrió interminables registros, cañón en la cabeza, buscando a mi padre, incluso en los cajones... y aprovechando la circunstancia, para llevarse todo lo que de valor o no, hubiera en la casa.
Mi abuelo fue llevado al SIM para interrogarle y estuvo al menos 6 días en los que la familia ignoraba su paradero suponiendo lo peor. Afortunadamente, también hubo gente buena en el bando republicano; un miliciano que fue limpiabotas en el pueblo y sabía de la inocencia y bondad de mi abuelo, lo tomó bajo su protección, y le llevó a Barcelona, pasados esos días toda la familia fueron trasladados por este limpiabotas en un increíble tour, para salvar la vida, viajando por toda la Mancha, hasta concluir en Arenales de San Gregorio, donde pasaron una larga temporada, en espera de eludir el piquete de una muerte segura. En los archivos, que luego fueron recuperados, de la CNT, había un documento que apuntaba directamente a los mios: “familia xxxx: fosas 17 y 18, del mayor al menor”.
Posteriormente, al acabar la guerra, este buen miliciano fue acusado por los tribunales nacionales y mi abuelo lo defendió, “este hombre salvó mi vida y la de mi familia”, alegó en el tribunal; Esto supuso para mi abuelo pasar a engrosar la lista de sospechosos de colaboración con los republicanos, llegó a estar imputado, hasta que el juez militar, que iba a entender en la causa, se dio cuenta del error, pues sabía de la rectitud y claridad e inequívoca trayectoria profesional y humana de mi abuelo. Con el tiempo, la familia de aquel Juez fueron amigos íntimos, muy queridos para los míos.
Recuerda también una de mis tías, que todavía me quedan en vida, entonces niña, que en aquellos años de guerra y hambre acudía a diario a los camiones de suministros para llevar a su hermano, recién nacido, un simple cazo de leche; que sistemáticamente el miliciano encargado, derramaba el blanco liquido ante sus ojos argumentando con desprecio “para los hijos de los fascistas no hay”.
Mi familia fue acosada y atemorizada y aún así, tenemos que dar gracias, otros conocidos y amigos no lo pudieron contar. Ciudad Real y su provincia, pasado el fervor de los primeros meses, vivió los meses restantes fuera de los frentes de guerra. Así pues la guerra se vivió en otras manifestaciones que la puramente bélica. La vida cotidiana en nuestro pueblo era la de una sociedad dividida, enfrentada e instalada entre la delación y en el miedo. El temor a ser denunciado por la persona menos pensada hacía a la gente introvertida y recelosa, hasta los niños (pioneros) participaron en aquel acoso, a veces tan vengativos, eran acusadores sin piedad de posibles “facciosos”.
No olvidó nunca, como temblaba la tierra cuando explotaban las bombas Los proyectiles arrojados no causaron víctimas ni grandes daños materiales. Los objetivos fueron los bidones de la CAMPSA, para dejar sin recursos a las tropas republicanas de la zona. Los nacionales tuvieron la precaución de ametrallar antes, dichos tanques, para así aligerarlos de su contenido; de no haber sido así, habría volado todo el pueblo.
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Otra de las cosas que se recuerdan con fuerza es el hambre...., ¡se pasó mucha hambre!, interminables colas para conseguir un chusco de pan o un trago de leche.,; ante esa escasez se llegaban a buscar alternativas, comer mondas de patatas o naranjas previamente calentadas en una olla.
El hambre, no creo que llegara a producir victimas mortales de forma directa, pero si produjo posteriores secuelas. Mi madre perdió fuerza en el nervio del ojo, años después lo perdería definitivamente a causa de la avitaminosis de aquellos años.
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Fueron años de terror, donde la violencia era la dueña de la vida ciudadana. Individuos portadores de odios y rencores se aprovechaban impunemente de las circunstancias, en un país donde la verdadera justicia era una utopía. Lo más triste es poder comprobar que muchos de los que durante esos años oscuros fueron verdugos o instigadores hoy se califican de héroes o intelectuales defensores de la libertad. Carrillo, pongo por caso.
Los juicios populares, las checas, el sim, eran los ejecutores de esta singular “justicia”, el veredicto, en muchas ocasiones, era acabar en una saca con destino a una fosa común.
Contaba mi madre, que horas antes de entrar los nacionales en el pueblo, los milicianos o los que habían sido verdugos, delatores e instigadores, arrojaban las armas por los tejados y huyeron apresuradamente; de modo que cuando las tropas nacionales hicieron su aparición se encontraron la población casi desierta, tan solo un grupo de hombres entre los que se encontraba mi abuelo y mi padre, liberado días antes, esperaban esa comitiva. La reacción inicial del general al mando, que después fue amigo personal de mi familia, fue de prevención, mandándoles detener a todos, hasta que quedara aclarada su identidad.
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Días después y ya con las tropas nacionales, controlando la situación, el entusiasmo se apoderó finalmente del pueblo, y se recibió a estos soldados como una verdadera liberación, con vítores, aplausos, con muestras de alegría inusitada y con el ansia de empezar una era más esperanzadora que dejara atrás esos años de angustia vividos.
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Como ya he dicho, yo por edad, tuve la inmensa fortuna de no vivir aquellos años; este es el recuerdo de parte de mis parientes; otros familiares, menos allegados acabaron enterrados en otras fosas comunes de triste recuerdo, pero estos, afortunadamente sobrevivieron y todavía hoy relatan con verdadero estupor aquellos hechos que aún a día de hoy humedecen sus ojos y enfrían su alma. El que vivió aquello es imposible que lo pueda olvidar
Algún día, espero, alguien con la suficiente bravura y con los medios adecuados, pueda hacer de este período de la Historia española, una película ecuánime, al modo de la magnífica “Lista de Schlinder” de Spielberg. No se puede olvidar que nuestra guerra fue para muchos otro gran holocausto. Un monumento al odio, a la venganza, al revanchismo y a la sinrazón. Y que en aquella Historia, no todo fue como nos lo quieren pintar ahora.
Por eso, cuando se tocan estos temas, me duele especialmente, y por eso en respeto y recuerdo a la memoria de los míos, me he visto obligado hoy a escribir este largo post.
Para que no se olvide esta verguenza histórica, para que NUNCA se repita.
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9 comentarios:
He leido tu post de principio a fin, me he emocionado, enojado y sentido alegria con todo lo que cuentas, me alegra que lo hayas escrito, es un legado para las nuevas generaciones, ellos deben saber la verdad histórica, que muchas veces es falseada de acuerdo a los intereses de los gobernantes...
Arcendo, querido, siento mucho haber sido la causante involuntaria de alterar tu fin de semana.
Ahora, creo que este post estaba pidiendo a gritos salir a la luz y eso que tú nunca has querido hablar de temas familiares sobre este cruel episodio de nuestra historia.
Subscribo todo lo que narras. Como sabes yo pasé mis tres primeros años de vida en ese Madrid de plena guerra, de hambre y miedo (contaba mi madre que tuvo que destetarme con unas raciónes de judias blancas que mi padre conseguia con mucho esfuerzo, a lo mejor por eso he tenido una salud de hierro hasta ahora) No me enteré de nada, pero todo lo que me fueron contando, al ser mayor, mis padres y familiares que salieron ilesos, (otros como tios carnales y más lejanos murieron defendiendo a España del Comunismo y de la mayoría no conocemos donde reposan sus restos), coincide plenamente con todo lo que hoy aportas, de tan triste recuerdo.
Cómo he respondido hoy a Tanhauser, todo esto habíamos conseguido olvidarlo y vivido cuarenta años, más los de la transición pacífica, todos en paz, conviviendo unos con otros sin diferenciar derechas e izquierdas, pero precisamente han sido los actuales socialistas quienes han traído a nuestra memoria estos tristes hechos, en un intento de deformar la historia reciente de España, por el único motivo de no soportar su derrota. Aunque puede que también persigan asustar a los votantes con falsa amenazas de otra posible guerra si la derecha sube al poder.
Agradezco en el alma este post tuyo aunque imagino habrá sido doloroso para tí revivir la angustia de tu familia. Lo mismo me sucede a mí.
También quiero agradecerte tus magníficos comentarios a mi Valle de los Caídos que nunca tuvo el objeto de provocar esa polémica.
Y lo añadido al post de Infantería de Marina, donde también he tenido un opositor aunque educado y creo que ignorante de lo que significa esta afrenta a los que lo han dado todo por ese Cuerpo Militar.
¡Por Dios!, que tremendo fin de semana os he hecho pasar, lo siento de veras. La culpa es de este apasionado amor que desde que nací he sentido por España y la Milicia.
Querido Arcendo, otra vez gracias, te dejo todo mi cariño de Agustina española y bloguera y con él un fuerte beso agradecido
Querido amigo: es necesario que gente como tú aporten las historias de sus familias, de primera mano, pues a los que solo hemos conocido la historia de España por los libros (en mi caso, libros comunistas)nos damos cuenta de que se quedaban muchas cosas en el tintero. Fíjate si aquí en Andalucía hay rencores e ignorancias que esta semana, hablaba yo del Valle de los Caídos en mi trabajo y una compañera mía dijo:"sí, Franco mandó a rellenar parte de los huecos que tenía el terreno, con los restos y cuerpos de las fosas comunes de los que fusiló".
El lavado de cerebro que se ha hecho en estos años desde la izquierda, como he apuntado muchas veces, es fundamental, por eso le digo al que quiera oirme que no se deje aleccionar, que así empezamos los cubanos y mira cuántos respaldan aún al régimen. Y que no me cuenten que es por las ventajas del socialismo, que eso ya se vio que no es viable.Todavía hay muchos que leen mis experiencias de Cuba y me llaman traidora porque no me conformo, porque estuve ciega durante la mitad de mi vida allí y ahora no estoy dispuesta a permitir que dejen ciegos a los españoles también, con la excusa de "liberarlos".
Tu post me ha conmovido mucho, espero que no pasemos por esto nunca más.
Con algunas diferencias, la historia de tu familia es la de la mía, también en un pueblecito manchego y sin más delito que ser católicos y de derechas...
Uno mis oraciones a las tuyas, a las vuestras, para que no se repita esta parte de nuestra Historia. Pero que tampoco se olvide...
Un abrazo
Como dice Alawen, la historia de mi familia, tampoco es muy diferente a la que tú tan magníficamente nos cuentas. Para no hacer un comentario largo sólo diré que a un hermano de mi madre lo fusilaron únicamente por ser Católico e hijo de un ingeniero industrial de prestigio y que mi abuelo salvó la vida tras apuntarse voluntario para ir al frente con sus 65 años de edad, tras conocer el fusilamiento de su hijo y digo que salvó la vida porque mientras estaba en el frente fueron a buscarlo a su cada para fusilarlo también a él.
Yo creía que estas historias habían sido borradas para siempre tras la transición y el esfuerzo de todas las partes por olvidar tanta tragedia pero veo que tras la llegada al gobierno de Zapatero se está queriendo que todo aflore nuevamente con el ánimo de volver a enfrentarnos a los unos contra los otros. Espero que quien sustituya a este Presidente nefasto
sea capaz de hacer volver las aguas a su cauce.
Un abrazo.
Off topic/
Me da no sé qué poner un off de estos en semejante post, pero creo que es lo más rápido para decirte: ¡¡GRACIAS!!
Contesté tu reciente comentario y de paso te dediqué un video para cuando quieras verlo.
Un beso de la, más que reina, "pirada" de la noche
Te quiero
Uffffff... qué fortísimo todo lo que contáis¡¡¡
En mi casa también me han contado muchas cosas, también mi bisabuelo fué encarcelado y le dejaron tuerto de un ojo. Mis abuelos paternos pasaron toda la guerra en Madrid y mi abuelita materna en un pueblecito de Toledo, allí no se pasó casi hambre, tenían garbanzos y cosechaban la tierra, pero un miedo espantoso, quemaron también la iglesia y todo.
Me horripila cada vez q voy al cementerio de San Justo, donde está la sepultura familiar y veo la cantidad ingente de cruces rotas, arrancadas de las lápidas, las imágenes de nuestra Madre mutiladas... es diabólico.
Muchísimas gracias cielo, esto nos enriquece a todos. No puede pasar al olvido.
Un abrazo dulce, querido Arcen.
Ya estoy otra vez aquí.
Vergüenza histórica es lo que está pasando ahora con España.
Despertar unos recuerdos adormecidos por las ganas de que España saliera adelante y progresara con la colaboración de todos, rojos y azules, y por unos deseos inmensos de paz duradera y despertarlos ¿para qué?, para entretenernos con rencillas y "Tú más", mientras el gobierno hace y deshace, sobre todo deshace lo logrado por todos,mientras que lo único que hace es tirar por tierra los valores humanos y divinos que eran el orgullo de España. Y todo ello envuelto en una crisis económica para la que no se tomaron medidas a tiempo y de la que no saldremos hasta que los socialistas no se vayan. Claro, ¿A quién le importan los valores si está en el paro y no puede dar de comer a sus hijos?
Bueno no sigo porque me está dubiendo la fiebre.
Triste post Arcendo, pero necesario.
Un beso y adelante, mañana será otro día.
Como siempre he defendido, el problema en España ha sido entender la guerra como buenos contra malos, primero por parte de unos y luego por parte de otros.
En la guerra había buenos y malos en ambos malos, asesinos y violadores en ambos, y mucha gente inocente en manos de ellos. Ni unos ni otros fueron santos. Ni en esta guerra ni en ninguna otra. Incluso en la II Mundial, que todos tenemos más claro el etiquetado de buenos y malos por las barbaries del nazismo, las bajas civiles en los bombardeos de Alemania fueron cruentas e inhumanas, como las matanzas de los partisanos en Yugoslavia.
Apuntaré algo al tema. Un conocido perdió a su abuelo en la guerra. Era republicano y fue fusilado por sus propios compañeros cuando le encontraron rezando antes de una batalla. Durante el franquismo, los familiares no pudieron encontrar el cuerpo por ser del bando vencido. Ahora, tampoco, ya que no puede considerarse un represionado del franquismo por la Memoria Histórica.
Absurdo.
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