.
Aunque muchas veces fallo, trato de vivir de acuerdo a lo que pienso, y por eso no me gusta la mentira, ni la ocultación, que en cierto modo es una forma de embuste. Por eso hoy me veo en la obligación de confesar públicamente mi “pecado” y además a pedir perdón a todos mis lectores y en especial a mi amigo Alter.
.
El otro día, Martín, en su blog, anunciaba que iría a ver “Ángeles y Demonios” (Ver enlace), acto seguido, por las referencias que tengo de autor y libro, me apresuraba a colgar un post en contra de tal película y animando a evitarla. (Cómo aún sigo recomendando, pero con más conocimiento de causa).
En aquel comentario de mi bitácora (Ver enlace), pretendí hacer una defensa apasionada de mi Iglesia, guiado por elementos (artículos y opiniones) externos de gente en quien confío y de mi firme convicción de la necesidad de cierta auto censura en cuestiones que, por mi inmadurez intelectual o teológica, puedan hacer peligrar mi fé. Hoy, aunque sigo manteniendo la constante en esos principios y en que un católico no debe emplear ni su dinero, ni su tiempo en sostener obras contra su Madre, la Iglesia; hoy en cierta manera, me tengo que desdecir, mal que me pese, ¡he visto la película!...Mea culpa.
.
Bien es verdad que no me he gastado un solo céntimo en verla (la he visto aquí), pero si he gastado mi tiempo en ella. El motivo, a pesar de mi encendido comentario del otro día, está en la imperiosa necesidad de rebatir opiniones y desmontar influencias que pudieran afectar a personas que me importan. Me explico:
Mi hija mayor, adolescente de 16 años, este fín de semana pasado, sin previa consulta paternal, fue al cine con sus amigos, precisamente a ver “la película de moda” y llegó a casa, no muy entusiasmada pero sí, cargada de dudas y preguntas.
Como cualquier otro chaval de su edad, no es que hable mucho, tan solo lo hace cuando el tema de conversación, le resulta interesante, y como comprenderéis para ser honesto, yo no podía hablar con veracidad de algo que solo conocía desde fuera. Así, a pesar de mi reticente resistencia, me doblegué a verla, posponiendo la resolución de todas aquellas cuestiones, para cuando tuviera todos los elementos necesarios para emitir un juicio justo.
.
Así, tras la “obligada” visualización, ya puedo decir que me ha sorprendido en algún que otro aspecto y que me reafirma en “la mayor”; verla es una gran pérdida de tiempo, máxime cuando hay muchas otras obras, cinematográficas o literarias, que aportan mucho más, intelectual y espiritualmente, que esta gran sarta de incongruencias.
.
En descargo suyo he de decir, que tengo la sensación por lo visto en el vídeo y la información de Aciprensa, (Ver enlace), que afortunadamente, y posiblemente debido al corsé cinematográfico, la película no refleja en su totalidad lo que Brown quiso transmitir con el libro.
También en su favor quiero comentar que los primeros minutos, enganchan, están bien llevados y enseñan (nunca como en aquella memorable “La sandalias del Pescador”) alguno de los rituales de la Iglesia Católica, tras la muerte de un Pontífice y la posterior sucesión en cónclave del siguiente.
Así mismo, he de decir que, a pesar del enorme cacao mental de la trama, la figura de ciertos cardenales y del Papa electo, están tratados con más seriedad de la que me esperaba, desde luego, mucho más que ciertas parodias (la última “Pantera rosa” o alguna de las insufribles de la saga “Agárralo como puedas”).
Me gustó especialmente, la actuación y en general el papel que representa “el cardenal Strauss”; uno de los pocos personajes que “se salvan”.
.
Hasta ahí, los elementos positivos; lo que viene después, todo es un cúmulo de despropósitos.
La trama (exceptuando el increíble final) es tremendamente previsible, y muy parecida a aquel juego de pistas, que proponía Nicholas Cage en “La búsqueda”.
Robert Langdom (Hanks), profesor de Simbología en Harvard, es llamado por las altas instancias del Vaticano, para investigar la desaparición de uno de los Cardenales que habían de asistir al cónclave tras la muerte del Sumo Pontífice.
A partir de ahí, se suceden una serie de secuestros de otros tres miembros del Colegio Cardenalicio, amenazando con matar a cada uno de ellos, cada hora, para finalizar liberando una cápsula de antimateria, previamente robada, que provocaría la desaparición de todo el Estado Vaticano y parte de Roma.
Los terroristas en este caso, son los Illuminati, antigua hermandad, conocida como la más poderosa organización secreta de la historia; que harían pagar a la Iglesia por sus errores en contra de la ciencia. Argumento, que desvela la vieja y manida intención de enfrentar ciencia y fe.
Así Langdom se ve en un interminable juego de pistas, a través de criptas selladas, peligrosas catacumbas, catedrales desiertas, para descubrir a los illuminati y evitar el desastre.
Aunque muchas veces fallo, trato de vivir de acuerdo a lo que pienso, y por eso no me gusta la mentira, ni la ocultación, que en cierto modo es una forma de embuste. Por eso hoy me veo en la obligación de confesar públicamente mi “pecado” y además a pedir perdón a todos mis lectores y en especial a mi amigo Alter.
.
El otro día, Martín, en su blog, anunciaba que iría a ver “Ángeles y Demonios” (Ver enlace), acto seguido, por las referencias que tengo de autor y libro, me apresuraba a colgar un post en contra de tal película y animando a evitarla. (Cómo aún sigo recomendando, pero con más conocimiento de causa).
En aquel comentario de mi bitácora (Ver enlace), pretendí hacer una defensa apasionada de mi Iglesia, guiado por elementos (artículos y opiniones) externos de gente en quien confío y de mi firme convicción de la necesidad de cierta auto censura en cuestiones que, por mi inmadurez intelectual o teológica, puedan hacer peligrar mi fé. Hoy, aunque sigo manteniendo la constante en esos principios y en que un católico no debe emplear ni su dinero, ni su tiempo en sostener obras contra su Madre, la Iglesia; hoy en cierta manera, me tengo que desdecir, mal que me pese, ¡he visto la película!...Mea culpa.
.
Bien es verdad que no me he gastado un solo céntimo en verla (la he visto aquí), pero si he gastado mi tiempo en ella. El motivo, a pesar de mi encendido comentario del otro día, está en la imperiosa necesidad de rebatir opiniones y desmontar influencias que pudieran afectar a personas que me importan. Me explico:
Mi hija mayor, adolescente de 16 años, este fín de semana pasado, sin previa consulta paternal, fue al cine con sus amigos, precisamente a ver “la película de moda” y llegó a casa, no muy entusiasmada pero sí, cargada de dudas y preguntas.
Como cualquier otro chaval de su edad, no es que hable mucho, tan solo lo hace cuando el tema de conversación, le resulta interesante, y como comprenderéis para ser honesto, yo no podía hablar con veracidad de algo que solo conocía desde fuera. Así, a pesar de mi reticente resistencia, me doblegué a verla, posponiendo la resolución de todas aquellas cuestiones, para cuando tuviera todos los elementos necesarios para emitir un juicio justo.
.
Así, tras la “obligada” visualización, ya puedo decir que me ha sorprendido en algún que otro aspecto y que me reafirma en “la mayor”; verla es una gran pérdida de tiempo, máxime cuando hay muchas otras obras, cinematográficas o literarias, que aportan mucho más, intelectual y espiritualmente, que esta gran sarta de incongruencias.
.
En descargo suyo he de decir, que tengo la sensación por lo visto en el vídeo y la información de Aciprensa, (Ver enlace), que afortunadamente, y posiblemente debido al corsé cinematográfico, la película no refleja en su totalidad lo que Brown quiso transmitir con el libro.
También en su favor quiero comentar que los primeros minutos, enganchan, están bien llevados y enseñan (nunca como en aquella memorable “La sandalias del Pescador”) alguno de los rituales de la Iglesia Católica, tras la muerte de un Pontífice y la posterior sucesión en cónclave del siguiente.
Así mismo, he de decir que, a pesar del enorme cacao mental de la trama, la figura de ciertos cardenales y del Papa electo, están tratados con más seriedad de la que me esperaba, desde luego, mucho más que ciertas parodias (la última “Pantera rosa” o alguna de las insufribles de la saga “Agárralo como puedas”).
Me gustó especialmente, la actuación y en general el papel que representa “el cardenal Strauss”; uno de los pocos personajes que “se salvan”.
.
Hasta ahí, los elementos positivos; lo que viene después, todo es un cúmulo de despropósitos.
La trama (exceptuando el increíble final) es tremendamente previsible, y muy parecida a aquel juego de pistas, que proponía Nicholas Cage en “La búsqueda”.
Robert Langdom (Hanks), profesor de Simbología en Harvard, es llamado por las altas instancias del Vaticano, para investigar la desaparición de uno de los Cardenales que habían de asistir al cónclave tras la muerte del Sumo Pontífice.
A partir de ahí, se suceden una serie de secuestros de otros tres miembros del Colegio Cardenalicio, amenazando con matar a cada uno de ellos, cada hora, para finalizar liberando una cápsula de antimateria, previamente robada, que provocaría la desaparición de todo el Estado Vaticano y parte de Roma.
Los terroristas en este caso, son los Illuminati, antigua hermandad, conocida como la más poderosa organización secreta de la historia; que harían pagar a la Iglesia por sus errores en contra de la ciencia. Argumento, que desvela la vieja y manida intención de enfrentar ciencia y fe.
Así Langdom se ve en un interminable juego de pistas, a través de criptas selladas, peligrosas catacumbas, catedrales desiertas, para descubrir a los illuminati y evitar el desastre.
.
.
En cuanto a las actuaciones, además de la penosa, en todos los sentidos, de McGregor, hay que decir que el papel de Tom Hanks, además de poco creíble, es antipático y desde luego muy alejado a lo que Brown dice en su libro:
“...espeso cabello castaño vetado de gris, ojos azules penetrantes, voz profunda y cautivadora y la sonrisa alegre (¿?) y espontánea de un deportista universitario.” Dan Brown. Ángeles y demonios.
Langdom en el film, es un tipo mal encarado, y siempre cuestionando la fé y las bondades de la Iglesia. Como si llevara un odio ancestral dentro, sin posibilidad alguna de perdonar, incluso a pesar de las buenas intenciones finales del nuevo Camarlengo, el citado Cardenal Strauss. Langdom es un mal científico que no se abre a posibilidades, lleva a cabo su labor, pero siempre desconfiado y de mal talante. Un papel aborrecible y claramente rechazable, como casi toda la película.
.
Dan Brown, con este y con todos sus otros panfletos, demuestra que es un gran tramposo, que pretende crear su verdad en base a mil mentiras.
Claro, que se puede aceptar que estamos ante una novela, pero aún así, toda obra de ficción ha de tener sus límites y su código ético, no se debe mentir al lector, utilizando hechos y personajes históricos al antojo y sin sonrojo.
Así mismo, la obra está plagada de inexactitudes, que además el público-masa, toma como buenas, veamos algunos ejemplos:
Como otras obras del mismo autor, esta novela presenta numerosas inexactitudes que son narradas como hechos reales. Las mentiras, errores o inexactitudes de la película son numerosos, como por ejemplo, los atribuidos a Pio IX, o cuando da a entender que el Camarlengo de la Iglesia no puede ser un Cardenal, cuando en la realidad, es que el camarlengo tradicionalmente siempre ha sido un cardenal y sí puede ser elegido Papa.
.
Sin embargo, aunque “Ángeles y demonios”, no es más que una cadena de mentiras y clichés esterotipados en contra de la Iglesia, no deja de ser, a pesar de su super presupuesto un subproducto serie “b”, una comedia triste pero carcajeante, mala y pretenciosa película, más que una obra seria de intriga y buen cine.
Y eso, que al parecer, al menos el director Ron Howard, tuvo la “delicadeza” de evitar en su guión, dos de los escándalos más sonados del libro de Brown:
· En el film se da a entender que el Papa es el padre adoptivo del Camarlengo, en la novela es el padre real.
· El Camarlengo se suicida quemándose al verse acorralado, en la novela al descubrir que el Papa es su padre.
.
Pero, la gran patochada, llega casi al final y surge cuando sorprendentemente, nada menos que el corrupto y malvado Camarlengo “Ewan McGregror” (¡que pena!), pilota un helicóptero, sobrevolando la plaza de San Pedro, para acabar tirándose en paracaídas, para supuestamente, salvar al Vaticano del mega cataclismo. ¡De todo punto, esperpéntico!.
.
En cuanto a las actuaciones, además de la penosa, en todos los sentidos, de McGregor, hay que decir que el papel de Tom Hanks, además de poco creíble, es antipático y desde luego muy alejado a lo que Brown dice en su libro:
“...espeso cabello castaño vetado de gris, ojos azules penetrantes, voz profunda y cautivadora y la sonrisa alegre (¿?) y espontánea de un deportista universitario.” Dan Brown. Ángeles y demonios.
Langdom en el film, es un tipo mal encarado, y siempre cuestionando la fé y las bondades de la Iglesia. Como si llevara un odio ancestral dentro, sin posibilidad alguna de perdonar, incluso a pesar de las buenas intenciones finales del nuevo Camarlengo, el citado Cardenal Strauss. Langdom es un mal científico que no se abre a posibilidades, lleva a cabo su labor, pero siempre desconfiado y de mal talante. Un papel aborrecible y claramente rechazable, como casi toda la película.
.
Dan Brown, con este y con todos sus otros panfletos, demuestra que es un gran tramposo, que pretende crear su verdad en base a mil mentiras.
Claro, que se puede aceptar que estamos ante una novela, pero aún así, toda obra de ficción ha de tener sus límites y su código ético, no se debe mentir al lector, utilizando hechos y personajes históricos al antojo y sin sonrojo.
Así mismo, la obra está plagada de inexactitudes, que además el público-masa, toma como buenas, veamos algunos ejemplos:
Como otras obras del mismo autor, esta novela presenta numerosas inexactitudes que son narradas como hechos reales. Las mentiras, errores o inexactitudes de la película son numerosos, como por ejemplo, los atribuidos a Pio IX, o cuando da a entender que el Camarlengo de la Iglesia no puede ser un Cardenal, cuando en la realidad, es que el camarlengo tradicionalmente siempre ha sido un cardenal y sí puede ser elegido Papa.
.
Sin embargo, aunque “Ángeles y demonios”, no es más que una cadena de mentiras y clichés esterotipados en contra de la Iglesia, no deja de ser, a pesar de su super presupuesto un subproducto serie “b”, una comedia triste pero carcajeante, mala y pretenciosa película, más que una obra seria de intriga y buen cine.
Y eso, que al parecer, al menos el director Ron Howard, tuvo la “delicadeza” de evitar en su guión, dos de los escándalos más sonados del libro de Brown:
· En el film se da a entender que el Papa es el padre adoptivo del Camarlengo, en la novela es el padre real.
· El Camarlengo se suicida quemándose al verse acorralado, en la novela al descubrir que el Papa es su padre.
.
Pero, la gran patochada, llega casi al final y surge cuando sorprendentemente, nada menos que el corrupto y malvado Camarlengo “Ewan McGregror” (¡que pena!), pilota un helicóptero, sobrevolando la plaza de San Pedro, para acabar tirándose en paracaídas, para supuestamente, salvar al Vaticano del mega cataclismo. ¡De todo punto, esperpéntico!.
.
.
No cabe duda, aunque le faltó matización, de la veracidad en lo que dice el Cardenal Strauss en una de las últimas secuencias: “La Iglesia está llena de imperfección, porque el ser humano es imperfecto”, le faltó añadir, -pero es perfecta porque Su fundador y El Espíritu que la sostiene lo son-. Pero lo que tampoco cabe duda, es que con obras tan rematadamente malas y absurdas como esta, es imposible hacer daño a la Iglesia. A pesar de sus intenciones, este bodrio por tonto y descaradamente falaz, es totalmente inofensivo.
.
Para absurdos y para pasarlo bien con el mejor humor, es más recomendable cualquier película de los fabulosos hermanos Marx, con ellos si que disfrutas, te ríes a gusto y sanamente; como definitivamente, después de ver “Una noche en la ópera”, quedó convencida mi hija.
.
OTRAS OPINIONES AUTORIZADAS SOBRE LA OBRA DE BROWN:
.
Para absurdos y para pasarlo bien con el mejor humor, es más recomendable cualquier película de los fabulosos hermanos Marx, con ellos si que disfrutas, te ríes a gusto y sanamente; como definitivamente, después de ver “Una noche en la ópera”, quedó convencida mi hija.
.
OTRAS OPINIONES AUTORIZADAS SOBRE LA OBRA DE BROWN:
.
- Elentir (Ver enlace)
- Eureka (Ver enlace)
- Aciprensa (Ver enlace)
.
Para finalizar, con mejor sabor de boca, permitid que acabe con una de las mejores escenas de aquellos locos egregios apellidados Marx. Convendreís también conmigo, que es mucho mejor que el "ladrillazo" de Brown y Howard....
- Elentir (Ver enlace)
- Eureka (Ver enlace)
- Aciprensa (Ver enlace)
.
Para finalizar, con mejor sabor de boca, permitid que acabe con una de las mejores escenas de aquellos locos egregios apellidados Marx. Convendreís también conmigo, que es mucho mejor que el "ladrillazo" de Brown y Howard....
* * * * *
7 comentarios:
Pues con estas aclaraciones tuyas la has dejado peor que antes. Y yo creo que a la Iglesia en sí no daña, pero a toda esa caterba de crédulos desinformados les lleva a creerse tales patrañas. Incapaces de creer el Evangelio o el Catecismo de la iglesia se dejan adoctrinar por la mala inventiba de novelistas y cineastas de tres al cuarto. ¿Sabes que hay un bloguero que se dedica a dejar comentarios recomendando su blog como difusor del programa de la Cuatro, Cuarto Milenio, donde se expone esta trama y nos enteraremos de la perversión del vaticano?. ¿no te ha entrado a tí? a mí lo ha hecho en uno de mis blogs menos conocido.
Has hecho bien en ver la película para opinar con conocimiento de causa.
Muchas gracias por quitarnos las ganas de verla aunque particularmente no tenía ninguna.
Muchos besos, reventador de bodrios
Por Dios Arcendo: se me han colado dos B en vez d V , inventiva y caterva. Es lo malo de escribir sin mirar la pantalla. No sé si decirte que anules el comentario, pero no, pasaré esa humillación en desagravio por la película blasfema.
Un beso de las tantas y tantas de la noche.
No pensaba verla, no es el tipo de pelicula que me atraiga, pero despues de leerte, menos.No he oido que mi gente tenga intencion de verla.
Comentando tu entrada anterior, en mi parroquia me han dado un papelito explicando que pongamos la cruz en las dos casillas en la declaración de la renta, porque poniendola en otros fines sociales se benefician tambien otras entidades catolicas como por ejemplo Caritas, Hermanitas de los pobres, etc. Se puede poner la cruz en las dos casillas en una misma declaración.
Un abrazo
Me ha encantado tu “confesión” y de paso tu crítica de la película. No la he visto, pero vi la primera cuando la dieron en televisión y francamente, lo más imperdonable fue el aburrimiento…
Gracias a todos por visita y comentarios. En cuanto a lo que dice Maria Jesús, sobre las dos casillas, como lo he dejado claro en mi post anterior, yo ni por asomo. El riesgo de que el desgobierno desvie el dinerito para sus intereses "sociales" es alto, ya sé que por otro lado va para otras ongs de la Iglesia; pero marcando SOLO la de la Iglesia, lo dejas claro y la Iglesia como Madre ya lo distribuirá correctamente entre sus hijos. Para el desgobierno, ni un centimito, que ya nos quitan bastante con otras cosas.
Besos y saludos a todos.
Tienes razón Arcendo, lo de las dos casillas es un riesgo inútil, además probablemente lo que hacen es dar la mitad a cada uno pues sólo hay un tanto por ciento fijo para esos fines sociales y no creo que lo vayan a duplicar.
Muchas gracias por tu aclaración.
Un beso grande
Con la cantidad de cosas que hay que ver y leer, como para perder el tiempo con esta basura patrañoide y risible producida por los enfermos iletrados falsificadores de la historia que vomitan en cualquier sitio su odio hacia la Iglesia, pero teniendo hijos de la edad de los tuyos, me parece perfecto que la hayas visto, era tu deber.
Mi niño gracias a Dios aún está con cosas como Star Wars the Clon Wars, me lo paso pipa viendo pelis con él.
Besazos.
Publicar un comentario