FALSEAR A LOS CLÁSICOS ES UN BUEN NEGOCIO

Entiendo que siempre es agradable asistir a unos maravillosos juegos florales como los que acabamos de protagonizar Ángel (de Siete en familia) y yo; pero habréis de comprender, queridos lectores, que aunque esté bien, de vez en cuando, mostrarnos afectos, hemos de recuperar, sin dilación, el pulso de la vida.
Claro que esas demostraciones públicas de cariño son necesarias, primero porque son auténticas y lo que se tiene dentro, no se puede ocultar y segundo porque confirman, la notoria unidad y la confraternidad que hay entre los miembros de la familia bloguera de forma evidente; pero ni Ángel, ni yo, somos alegres damiselas decimonónicas que solo disfrutan lanzándose florecillas mutuamente; en el mundo real pintan bastos y desgraciadamente son todavía muchos los asuntos que requieren de todas nuestras energías, rezos y posicionamientos.
Queridos todos, después del espectáculo, pongámonos serios. Tras la calma, adentrémonos de nuevo en la vorágine de las tempestades mundanas que nos acechan, la lucha es encarnizada y sigue viva.
Por eso, este comentario de hoy, es de alerta y además, de máxima actualidad. La Cristo fobia mediática ataca de nuevo y conviene desenmascararla.
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Como cada fin de semana, este viernes próximo, la cartelera cinematográfica se llenara de estrenos. Algunos de ellos, ya están anunciándose con profusión en distintos soportes, máxime si son españoles y vienen subvencionados con dinero público, como es el caso que hoy nos ocupa. La película en cuestión lleva por título “Agora” y está dirigida por Alejandro Amenabar.
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Me resulta curioso, por infantil, ver como se les ve el plumero…, o la pluma, nunca mejor dicho. Cuando existe el más mínimo indicio de que una obrita va a trabajar en beneficio de los intereses laicistas de los que nos gobiernan, la mayoría de los medios (salvando honrosas excepciones) se vuelcan en su promoción. Vayas publicitarias, marquesinas, revistas, entrevistas en horario prime time y hasta en los telediarios…, el apoyo es masivo.
Pero, si además, el producto viene de la mano de uno de los máximos representantes “culturales” del lobby gay y votante reconocido del desgobierno zapateril, todas esas ayudas, se refuerzan, si cabe, por triplicado y sin pudor.
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Pero, adentrémonos en el meollo, para que se vea que no hablamos a humo de pajas.
Las referencias que tengo de la películita, pre-estrenada en pase privado, son de las antedichas entrevistas sobretodo en televisión y de internet.
En la red, tanto en foros, como en páginas especializadas se pueden encontrar muchas de las claves que nos lleven a la misma conclusión, la película es manifiestamente rechazable por perversa y por mentirosa. Me permito recomendar, en este caso, las críticas de ACI digital (Ver enlace), y de Hazte Oir (Ver enlace), entre otras.
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Al parecer, Ágora es la historia pseudo biográfica de Hipatia, filósofa y maestra neoplatónica y según se dice, la primera matemática mujer de la Historia. Sin embargo, lo que le interesa a Amenabar, no es encumbrar su dedicación científica, sino ponderar su supuesto, enfrentamiento con los cristianos de la época y mentir sobre su posterior asesinato perpetrado, según "su" historia, por un grupo de monjes cristianos.
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En este punto, he de reconocer mi agradecimiento a la película, porque al no saber mucho del personaje, me ha dado la oportunidad de investigar, un poco, en buenas fuentes y de paso, contrastar los errores históricos que evidencian los verdaderos propósitos de Amenabar.
Bien es verdad, que la Iglesia, formada por hombres de carne y hueso, ha tenido muchos errores a lo largo del tiempo, como ya han reconocido los últimos Pontífices, pero de ahí a tergiversar los hechos, hay un mundo por delante.
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Hipatia nació en Alejandría, Egipto, alrededor del año 355 d.C. Cuando muere es el año 415, y ella ya tiene unos 60 años. Primer error de la película, en la que se muestra a una mujer mucho más joven. Sé que es un hecho intranscendente, pero tiene su importancia para ver, que incluso en los detalles más nimios, miente y no se ajusta en nada a la Historia.
Sin embargo, la reivindicación, valiéndose de falsedades, no es nueva, A partir del siglo XVIII, su imagen sirvió en la Ilustración de heroína de la razón frente a la religión revelada; en el romanticismo, como idealización del paganismo contrapuesto a la civilización cristiana; y, últimamente, como víctima de la misoginia.
En definitiva, siempre es lo mismo, se trata de convertir a esta mujer en un símbolo de la razón contra el oscurantismo cristiano. Cuán alejados de la verdad, están.
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Amenabar toma partido y lo hace, desde la mentira, desde la deformación de los hechos.
El no se cansa de declarar que su película es fiel a la historia, pero Amenábar narra la vida y la muerte de Hipatia desde una perspectiva que no revelan los textos clásicos que hablan de esta filósofa neoplatónica. La evidencia de su desconocimiento o su voluntad de traicionar la realidad es patente. Veamos algunos hechos:
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- Como ya hemos dicho, cuando Hipatia murió tenía aproximadamente 60 años, por lo tanto, la filósofa no murió joven como se da a entender.
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- En Alejandría se sucedían continuas luchas internas entre cristianos, judíos y paganos. Los cristianos no atacaron la “civilizada Hipatia” en los términos en los que lo plantea la película sino que se trataba de luchas entre hordas de multitudes que actuaban sin control. La muchedumbre que asesinó a Hipatia no está cercana al concepto de muerte refinada y fría, sino que el hecho está enmarcado en uno de esos tumultos callejeros. En aquellas circunstancias, también murieron obispos en diversas algaradas.
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- La escuela neoplatónica era pagana, no atea; los neoplatónicos eran monoteístas. Una de estas, la que formaba parte Hipatia duró en Alejandría hasta el siglo VII. En la famosa escuela matemática de Alejandría convivían alumnos de tradición neoplatónica y cristiana hasta su desaparición.
La profesora polaca Maria Dzielska autora de un documentado libro acerca de Hipatia, desmiente al mismo Amenabar: Hipatia, "No es una pagana activa, sino que simpatiza con el cristianismo y protege a sus alumnos cristianos; y destaca por su autodominio o sofrosine, que colorea tanto su conducta como sus cualidades más intimas; se manifiesta en la abstinencia sexual (permanecer virgen hasta el final de su vida), la modestia en el vestir (manto filosófico), la moderación en el modo de vida y una actitud circunspecta con sus alumnos y los poderosos".
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Así, se confirman las verdaderas intenciones de Alejandro Amenábar, que engaña cuando modifica la realidad de acuerdo a su ideología claramente anticristiana. Lo demostró falseando los hechos en su anterior producción: Mar adentro y lo hace ahora, otra vez, en Ágora.
A pesar de todo el director declara en todas sus entrevistas: “He insistido mucho en que la película no va contra los cristianos, sino contra los que utilizan la fuerza para defender sus ideas”; ¿hay quien se lo crea?, es curioso que teniendo ejemplos tan categóricos y próximos, como Stalin y Lenin, Hitler, Mao, o Castro; o quizás por poner un ejemplo más cercano, Paracuellos del Jarama; tenga que recurrir a Hipatia para mostrarnos su alegato contra la violencia.
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Su anti-cristianismo es evidente y además él, lo sabe y se enorgullece de ello. Tal como contó el mismo, en “El hormiguero”, de las personas que ya habían visto la cinta　en pase privado, "las personas que había a mi alrededor dijeron al acabar la película qué hijos de p… son los cristianos".
Lo malo de todo esto, es que la broma ha costado 50 millones de euros, y es que cuando se trata de atacar a la Iglesia y ayudar a los amiguetes, no hay crisis que valga.
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En definitiva una obra para olvidar y para recomendar, por su exaltación al odio y por otros muchos más motivos que no secundemos el enriquecimiento de estos pancistas, amigos de la mentira y falsificadores de la historia.
Si está en tu mano, con quien te encuentres, propaga tu rechazo y argumentalo; la Iglesia Católica es otra cosa.

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