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Me gusta el buen cine, como me gusta la buena literatura y la buena música.
Al margen de esto, hasta las malas obras, aunque sea por comparación, tienen mucho que enseñarnos, así mismo los malos comportamientos y las malas palabras.
En este caso, me refiero a la soflama de ofensas que Pepiño Blanco, desde su condición de “católico” ha vertido en su blog, contra los Obispos para justificar su opción favorable al aborto. Lo escrito por Blanco, aún siendo moralmente pésimo, es de antología, digno de estudio y reflexión.
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Blanco, acepta que el aborto es pecado, pero dice que no está dispuesto a admitir que tenga que ser delito y por eso niega la autoridad de la Iglesia para imponer “su moral” en este asunto. Vayamos por partes. Empecemos por definir conceptos:
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- Al margen de los abortos naturales; el aborto es la supresión voluntaria de una vida humana en el recorrido que va de la concepción al nacimiento.
- Precisemos ahora, lo que se entiende como “Pecado”. Pecado es un acto voluntario opuesto a la ley de Dios, al bien del hombre y enfrentado a la ley natural.
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Según estas definiciones … ¡claro que el aborto es pecado!, en eso damos le damos la razón a Blanco. Entonces, ¿cómo se puede justificar algo que es malo para el hombre?, ¡ni siquiera en aras de la libre elección!
Se debe respetar la libertad de las conciencias, sí, pero eso no significa que la conciencia tenga que ser independiente de la ley natural. La libertad consiste en ausencia de coacción para buscar la verdad, no independencia de la misma.
Libertad es capacidad de elegir el bien, porque no da lo mismo escoger el bien o el mal, y matar, siempre es UN MAL.
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Las leyes humanas deben buscar la justicia, y si esto es así, coincidirán plenamente con la ley natural, que a su vez, ¡oh "dioscencia"!, se corresponderá exactamente con la ley divina. En todos los casos, el matar es un mal, un pecado y además ES ¡UN DELITO!.
Me gusta el buen cine, como me gusta la buena literatura y la buena música.
Al margen de esto, hasta las malas obras, aunque sea por comparación, tienen mucho que enseñarnos, así mismo los malos comportamientos y las malas palabras.
En este caso, me refiero a la soflama de ofensas que Pepiño Blanco, desde su condición de “católico” ha vertido en su blog, contra los Obispos para justificar su opción favorable al aborto. Lo escrito por Blanco, aún siendo moralmente pésimo, es de antología, digno de estudio y reflexión.
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Blanco, acepta que el aborto es pecado, pero dice que no está dispuesto a admitir que tenga que ser delito y por eso niega la autoridad de la Iglesia para imponer “su moral” en este asunto. Vayamos por partes. Empecemos por definir conceptos:
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- Al margen de los abortos naturales; el aborto es la supresión voluntaria de una vida humana en el recorrido que va de la concepción al nacimiento.
- Precisemos ahora, lo que se entiende como “Pecado”. Pecado es un acto voluntario opuesto a la ley de Dios, al bien del hombre y enfrentado a la ley natural.
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Según estas definiciones … ¡claro que el aborto es pecado!, en eso damos le damos la razón a Blanco. Entonces, ¿cómo se puede justificar algo que es malo para el hombre?, ¡ni siquiera en aras de la libre elección!
Se debe respetar la libertad de las conciencias, sí, pero eso no significa que la conciencia tenga que ser independiente de la ley natural. La libertad consiste en ausencia de coacción para buscar la verdad, no independencia de la misma.
Libertad es capacidad de elegir el bien, porque no da lo mismo escoger el bien o el mal, y matar, siempre es UN MAL.
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Las leyes humanas deben buscar la justicia, y si esto es así, coincidirán plenamente con la ley natural, que a su vez, ¡oh "dioscencia"!, se corresponderá exactamente con la ley divina. En todos los casos, el matar es un mal, un pecado y además ES ¡UN DELITO!.
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Pero vamos con la segunda de sus objeciones, la desautorización furibunda de las opiniones de la Iglesia en este asunto:
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La Iglesia no puede permanecer al margen de las cuestiones que afectan a la vida humana. No puede estar callada, ni indiferente. Y lo que caracteriza a un buen católico es la aceptación de ese Magisterio.
La palabra Magisterio se deriva de la misión que tiene la Iglesia de ser Maestra de los hombres. La Iglesia es la encargada de proteger a todo el Pueblo de Dios de las desviaciones y de velar para que el Pueblo de Dios permanezca en la Verdad.
La Iglesia, además, es infalible, sin posibilidad de error en su enseñanza cuando proclama solemne y universalmente la verdad en materia de fe y moral, ya que tiene asegurada la presencia y asistencia del Espíritu Santo. Así, su autoridad procede de Dios. Por tanto, para un católico, obedecer a la Iglesia es aceptar y cumplir la voluntad de Dios mismo. En este caso "hay que obedecer a Dios antes que a los hombres".
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Así que… señor “católico” Pepiño, apliquese usted el cuento. Usted, si se llama católico, en ningún caso, debe escandalizarse, ni desautorizar lo que los Obispos por obligación, deben enseñar.
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Aún hay más, Blanco en sus argumentos, tan repensados como acientíficos, en ningún momento acepta, ni proclama que el aborto sea un crimen, y se ampara en el arbitrario supuesto de que la vida humana no aparece hasta las 14 semanas.
La ciencia, dice que la vida de un nuevo ser humano comienza en el preciso momento en que el espermatozoide se une al óvulo, es decir, en el momento de su concepción y en eso no hay duda. Es decir, la vida HUMANA no aparece de pronto a las 14 semanas. La vida no es ningún truco y aunque abortar más tarde aumente la gravedad por la mayor conciencia del hecho, a lo largo de esos nueve meses allí hay una VIDA HUMANA cuyo desarrollo se permite o se elimina.
Pero vamos con la segunda de sus objeciones, la desautorización furibunda de las opiniones de la Iglesia en este asunto:
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La Iglesia no puede permanecer al margen de las cuestiones que afectan a la vida humana. No puede estar callada, ni indiferente. Y lo que caracteriza a un buen católico es la aceptación de ese Magisterio.
La palabra Magisterio se deriva de la misión que tiene la Iglesia de ser Maestra de los hombres. La Iglesia es la encargada de proteger a todo el Pueblo de Dios de las desviaciones y de velar para que el Pueblo de Dios permanezca en la Verdad.
La Iglesia, además, es infalible, sin posibilidad de error en su enseñanza cuando proclama solemne y universalmente la verdad en materia de fe y moral, ya que tiene asegurada la presencia y asistencia del Espíritu Santo. Así, su autoridad procede de Dios. Por tanto, para un católico, obedecer a la Iglesia es aceptar y cumplir la voluntad de Dios mismo. En este caso "hay que obedecer a Dios antes que a los hombres".
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Así que… señor “católico” Pepiño, apliquese usted el cuento. Usted, si se llama católico, en ningún caso, debe escandalizarse, ni desautorizar lo que los Obispos por obligación, deben enseñar.
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Aún hay más, Blanco en sus argumentos, tan repensados como acientíficos, en ningún momento acepta, ni proclama que el aborto sea un crimen, y se ampara en el arbitrario supuesto de que la vida humana no aparece hasta las 14 semanas.
La ciencia, dice que la vida de un nuevo ser humano comienza en el preciso momento en que el espermatozoide se une al óvulo, es decir, en el momento de su concepción y en eso no hay duda. Es decir, la vida HUMANA no aparece de pronto a las 14 semanas. La vida no es ningún truco y aunque abortar más tarde aumente la gravedad por la mayor conciencia del hecho, a lo largo de esos nueve meses allí hay una VIDA HUMANA cuyo desarrollo se permite o se elimina.
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“Nadie puede justificar la muerte de un inocente”, ni siquiera se puede poner la excusa, del bien de la madre, porque no es verdad.
Unas leyes justas deben dificultar el mal y promover el bien de los ciudadanos. Por tanto deben disuadir a las madres del aborto, facilitarles soluciones para dar a luz y añadir medidas preventivas, no lo que hace y promueve la ley que usted, “católico” señor Pepiño defiende con tanto ahínco, anteponiendo la ideología a la moral.
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No me valen tampoco, “católico” señor Pepiño, que usted se agarre a lo (MAL) hecho y legislado por el anterior Presidente del gobierno. Usted dice que los católicos entonces permanecimos callados y aunque eso no es cierto, nunca puede corregirse un mal, con otro mal peor, corregido y aumentado.
Nadie que se precie de cristiano puede favorecer el aborto, en ningún caso, en ningún plazo, porque la vida es sagrada, no una cuestión de tiempos.
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Por todo lo dicho, suponiéndole “católico” por el bautismo recibido, lo lógico sería que usted defendiera la vida sin excusas y lo más recomendable en su caso, señor Pepiño, sería una buena confesión sacramental y una rectificación pública de sus errores.
Aún así, Sr. Blanco, es de agradecer, que por sus declaraciones, aunque sean deplorables, hayamos tenido la oportunidad de sacar bien del mal, dándonos la opción de rezar por usted, de repasar un poco el Catecismo y de afianzar más nuestros conocimientos y creencias.
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En cualquier caso, permitame un último consejo: si no distingues una bombilla de un enchufe, no te metas a electricista. Si no sabes los mandamientos, no seas inventor de religiones. Sé coherente.
“Nadie puede justificar la muerte de un inocente”, ni siquiera se puede poner la excusa, del bien de la madre, porque no es verdad.
Unas leyes justas deben dificultar el mal y promover el bien de los ciudadanos. Por tanto deben disuadir a las madres del aborto, facilitarles soluciones para dar a luz y añadir medidas preventivas, no lo que hace y promueve la ley que usted, “católico” señor Pepiño defiende con tanto ahínco, anteponiendo la ideología a la moral.
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No me valen tampoco, “católico” señor Pepiño, que usted se agarre a lo (MAL) hecho y legislado por el anterior Presidente del gobierno. Usted dice que los católicos entonces permanecimos callados y aunque eso no es cierto, nunca puede corregirse un mal, con otro mal peor, corregido y aumentado.
Nadie que se precie de cristiano puede favorecer el aborto, en ningún caso, en ningún plazo, porque la vida es sagrada, no una cuestión de tiempos.
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Por todo lo dicho, suponiéndole “católico” por el bautismo recibido, lo lógico sería que usted defendiera la vida sin excusas y lo más recomendable en su caso, señor Pepiño, sería una buena confesión sacramental y una rectificación pública de sus errores.
Aún así, Sr. Blanco, es de agradecer, que por sus declaraciones, aunque sean deplorables, hayamos tenido la oportunidad de sacar bien del mal, dándonos la opción de rezar por usted, de repasar un poco el Catecismo y de afianzar más nuestros conocimientos y creencias.
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En cualquier caso, permitame un último consejo: si no distingues una bombilla de un enchufe, no te metas a electricista. Si no sabes los mandamientos, no seas inventor de religiones. Sé coherente.
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8 comentarios:
La verdad es que ya se aburre una de estas empanadas mentales que tienen los políticos, sobre todos los que se llenan la boca diciendo que son católicos para que se dé más crédito a sus opiniones. Ya no se sabe si obran así por ignorancia o por conveniencia, en todo caso si la iglesia no puede opinar en temas de moral porque es meterse en política, segun ellos, menos podrán ellos opinar en cuestiónes de la Iglesia, en lo que ella puede decir o no puede decir.
Mira yo lo que creo es que todos tienen muy claro que el aborto es matar una vida, pero estaría mal que lo reconocieran abiértamente y como a éstos lo único que les interesa es la imagen aparente de lo bien que lo hacen todo, pues mienten para la galería en este tema como lo hacen con todo.
Daremos las gracias a Pepiño por haber propiciado el bien de publicar este post.
Buenas noches, por favor, me da al tercero.
Besiños
Ahora resulta que todos son católicos coherentes con su fe y qe ésta es compatible con el aborto. ¡que asco!.
Afortunadamente los católicos contamos ahora con una Jerarquía que no se calla y que difunde una dctrina clara y sin fisuras -la misma de Jesucristo-. Desde hace siglos la Iglesia no había estado tan bien como ahora. Es difícil que pueda engañar a quien no quiera que le engañen.
Un saludo
Mira que hora es y no puedo dormirme. Hoy no trabajo mañasa sí. Aprovecho para entrar por segunda vez en tu casa. Yo creo que todas estas declaraciones que estos señores están ofreciendo bajo su etiqueta católica, forma parte de un plan de confundir a los catolicos de nombre, de esos que solo están bautizados y han ehcho la comunión y nada más. No han querido seguir el camino. Dar la sensación de que las denuncias de los obispos corresponden a fanatismoa e ideologías del pasado. Es un deber también nuestro, hacer ver que están mintiendo, y apoyar a los obispos que valientemente hablan clarito. Me alegro de que tú lo hayas hecho tan bien. Un abrazo
Resultan penosas las declaraciones de los supuestos católicos progresistas no-practicantes.
Sus opiniones hay que respetarlas en lo que valen..., pero que no las pretendan rebozar de un enfoque pseudocatólico.
En realidad se trata una vez más de la falta de coherencia entre fe y vida.
Un saludo
Supongo que dicen que son católicos, para conseguir votos o engañar.
Nadie te obliga a ser católico, y nadie te obliga a ser socialista.
¿Te imaginas a Pepiño diciendo: "Soy socialista, pero votaré en contra de lo que quiere ZP, pues una cosa es mi carnet y otra mi conciencia"?.
Imposible, sería incoherente, le echarían del partido.
Y pretende que la jerarquia católica no haga lo que debe hacer.
Debe pensar, pobrecillo, que somos tontos :)
Saludos griposos.
Siempre creí que este tipo de declaraciones no convencían a nadie, pero me equivocaba. Son muchos los católicos que justifican lo injustificable llevados por la falta de formación o la confusión que crean políticos o personajes mediáticos.
Por cierto, los obispos también hablaron claro en la época de Aznar. Antes y después de la aprobación de la PDD, de la Píldora abortiva y de la nueva ley de reproducción asistida sacaron notas explicando que el aborto con píldora también es un crimen y que la selección embrionaria es eugenesia. La confusión viene después cuando, llegados a las elecciones, los católicos deciden apoyar ‘el mal menor’.
Creo que Elige ha dado en el clavo, "el mal menor", es el peor de todos los males.
Besiños, aunque te canses de tanto verlos por aquí
Lo que ya aburre hasta más no poder es el argumento de siempre de "la Iglesia no debe meterse en estos temas". Son cansinos. Y siempre con la misma historia de que se "impone" la moral. Y justamente ellos hablan de "imponer" cuando legislan para ellos mismos desoyendo a todos lo demás.
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