UNA GAVIOTA SIN RUMBO.

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Hacía mucho que no hablábamos de política, “nada humano, me es ajeno”, "nobody´s perfect", ¡HOY TOCA!.
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El terremoto socialista está arrasando con todo: hipotecados, pensionistas, trabajadores, empresas, instituciones, personas y territorios; como decía Alfonso Guerra, van a dejar España que no la va a conocer, ni la madre que la parió.
Tenemos el agua al cuello, el cinturón apretado, el bolsillo vacío y la esperanza rota.
No es catastrofismo, son realidades cotidianas. Cada día nos levantamos con un nuevo sobresalto. Cogemos el periódico con la ilusión de otear algún brote verde y tan solo vemos rastrojos.
El paro que no cesa, el tejido industrial se hunde, cierres de empresas, Expedientes de regulación de empleo, autónomos que no saben por donde tirar, el endeudamiento de las familias es cada vez más alto y para colmo, la Seguridad social es un chorreo, que amenaza el sistema de pensiones, al que algunos le dan una vida máxima de doce años. Es decir, para el 2022, la quiebra del Estado del bienestar será un hecho consumado.
Estos son peor que el caballo de Atila, por donde pasan, los brotes verdes, se agostan.
Si a lo poco que hacen, le sumamos lo mucho que gastan, y lo mal que emplean lo que tienen, el resultado es apocalíptico. Lo dicho… ¡un desastre!
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Lo malo es que no tienen freno, los sindicatos están comprados y le bailan el agua, y el principal partido de la oposición, ejerce de palmero.
Lo de Rajoy es incomprensible, cada vez se parece más al Partido Socialista. Con tal de ganar un puñado de votos está perdiendo los principios y la dignidad.
- Ayer nos despertábamos con la noticia que el PP no se opondrá a la Ley antidescargas de la ministra Sinde.

- Anteayer, con que el PP también renuncia a eliminar la Educación para la ciudadanía de las aulas, habiendo dicho lo contrario (ver vídeo).

- Y el otro día, algo aún más grave, que el PP pasará por alto, ciertos supuestos, de la nueva Ley del aborto.

La verdad, es que no sorprende viniendo de alguien que ha dicho textualmente en otras ocasiones, “Mi posición es dejar la ley como está”, o “No tengo pensado hacer cambios importantes en la Ley del Divorcio y tampoco en la Ley del Aborto”; pero entonces… ¿Qué diferencia hay entre un partido y otro?
Las diferencias casi no existen, son mínimas, el recambio está igual de chafado que lo que se pretende cambiar. Rajoy ha entrado en una dinámica de relativismo que es imposible de votar.
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No nos engañemos, la crisis más profunda, no tiene que ver con la economía, sino con la estrategia de arrumbar lo que somos para construir una sociedad sin valores y sin libertad.
El caso del aborto es importante, porque da cuenta de lo que está pasando, esta mutación social llega a límites en los que los derechos, empezando por el primero de ellos, que es la vida, no tienen salida.
Poco importa que Rajoy gane las próximas elecciones, dado lo mal que lo están haciendo los socialistas, tiene todas las papeletas; pero Rajoy no es la solución.
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La conciencia y la razón me impiden dar mi apoyo a:
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A quien no defiende ni mi territorio, ni mis valores.
A quien no defiende mis intereses económicos.
A quien no protege mis derechos, ni mi libertad.
A quien cede, por interés.
A quien se conforma, con que un niño sea sacrificado, si es dentro de unos plazos.
A Mariano Rajoy Brey.
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El paisaje español es sombrío y sin horizonte, porque no hay oposición al desastre. Y Rajoy es un lastre que acompaña la inmoralidad imperante y es tan responsable de lo que pasa como el inquilino de la Moncloa
La gaviota que representa su partido, vuela a ritmo de puño y rosa, está desnortada, no tiene futuro. Lo único que siento es haber alimentado a ese pájaro despistado, no lo volveré a hacer.
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Aún así, no pierdo la esperanza, sigo teniendo fe. Probablemente, más tarde o más temprano surgirá alguien, quizás todavía desconocido, que volverá todo a la cordura.
¡Espero que lleguemos vivos a verlo!.

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Pdta. Acabo de ver a Feijoo por Intereconomía Tv, sé que a lo mejor no coincido con alguno de mis lectores, pero me ha parecido más de lo mismo, otro más del "Gallardón Team", es decir, ni me fio, ni me gusta..., lo siento.