martes, 25 de enero de 2011

CRITICANDO A LOS CRÍTICOS.

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Estos últimos días, la Iglesia ha estado rezando incesantemente por la unión de los cristianos; y ha sido este domingo pasado cuando además, el Papa ante miles de fieles en la Plaza de San Pedro, nos ha recordado a todos los que pretendemos vivir coherentemente en la fé que "Toda división en la Iglesia es una ofensa a Cristo". (
Ver enlace)
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Son tajantes las palabras del Santo Padre, pero también muy necesarias, gracias a DIOS, huidizas de medias tintas, no dejan lugar a dudas; conviene clarificar y tomar posiciones.
Por eso, es lamentable que últimamente ciertos elementos, -que se nombran católicos-, anden sembrando cizaña de desunión desde sus visitadísimas tribunas virtuales.
Es penoso, que se crean más listos que nadie, y más papistas que el propio Papa.
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Estoy hablando de gente, a la que se le supone, cierto nivel cultural, -tirando a alto-.
Estoy hablando de sujetos, que además, al parecer, gozan de un conocimiento doctrinal y litúrgico…, exquisito.
Me estoy refiriendo, a personas de probadísimas virtudes, ¡estoy seguro!; sin embargo, criticando y sobretodo en la manera en que la lo hacen…, meten la pata hasta el corvejón y además…, pecan gravemente contra DIOS y contra los hombres.
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Reconozco que yo, en alguna ocasión, también he “censurado” ciertas posturas, que he considerado excesivamente condescendientes, sobretodo en lo que se refiere a la falta de confesores en ciertas parroquias y en cuanto a la pasividad, ante la poca delicadeza que se da a la Eucaristía (como en aquellos simulacros de misas en las que se cambiaban las hostias por rosquillas), sin embargo, mi reproche nunca ha ido directamente contra la Iglesia, ni contra su jerarquía.
De hecho, incluso en aquel triste y recordado caso de la ermita vallecana; la voz de la Iglesia, concretamente la del Arzobispo de Madrid, tuvo la última palabra de autoridad y se zanjó la cuestión con criterio, firmeza y sobretodo con la ejemplar mano de buen pastor de Monseñor Rouco; que yo alabé en su momento.
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Por eso, a la vista de las palabras del Papa y de la importancia que tienen, creo que lo que hay que priorizar es la unión, no la desautorización, y mucho menos…, el desacato; que es en lo que caen una y otra vez esos sabihondillos que creen saberlo todo y estar por encima de todo. Por eso, no estoy con ellos:
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- Porque calumnian, parodian y desautorizan iniciativas como las de las Monjitas de Lerma…, verdadero joven filón de la Iglesia española.
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- Porque faltan el respeto a la autoridad debida, cuando desde sus bitácoras, no paran de criticar alegremente y sin posibilidad de replica, a Monseñor Rouco y Obispos afines, porque no “llevan” la Iglesia según los caprichosos criterios de estos “listísimos” blogueros.
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- Porque no cesan en sus ataques, contra los que ellos llaman despectivamente "JUANPABLISTAS", porque al parecer, son un peligro que rompe esa vieja ortodoxia de RANCIO abolengo e inmóviles posturas, en las que, bajo sus ópticas, debiera permanecer la Iglesia.
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- Porque además, por su gran conocimiento y su mucha soberbia, se atreven incluso, a marcar los plazos de la Iglesia, en lo referente a los períodos en los que los Santos deben ser reconocidos.
Objetando abiertamente sobre la celeridad con la que –afortunadamente- se ha desarrollado el proceso de beatificación de nuestro querido Juan Pablo II.
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¿Cómo se atreverán a tanto? ¿Qué y cuánta ciencia infusa creerán tener?
Dice un refrán muy acertado que -la soberbia es la máscara de la ignorancia-, pero lo peor de todo es que pecan contra la caridad.
Caridad que deben a los lectores de sus blogs, la mayoría católicos, a los que intentan dividir…, por eso, vuelvo otra vez a la luminosa frase de Benedicto XVI, para que la recuerden estos discordantes hijos de la Iglesia, que todavía están a tiempo de pedir perdón y revisar sus particulares puntos de vista:
Toda división en la Iglesia es una ofensa a Cristo".
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Un último apunte sobre las supuestas “premuras” con las que se han tratado los últimos procesos de beatificación y en especial, el más reciente y próximo -affaire Juan Pablo II-.
Para alguno de esos críticos “empedernidos”, amigos de procesos largos e interminables, este proceso debe ser titulado –deprisa, deprisa.-, como aquella prescindible película de la filmografía de Saura. Sin embargo, el título no es inocente, tiene su mala baba subyacente. Como queriendo dar la impresión con ese mal intencionado título de que el procedimiento ha sido apresurado, sin pasar por los pasos necesarios, casi…, poco más o menos, que …como queriendo ocultar algo….
Esos falsos argumentos, hay que rebatirlos con hechos. Hagamos pues un poco de memoría:
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Antiguamente, en la historia de la Iglesia más primitiva, los procesos de beatificación, se trataban de actos espontáneos, es decir, en muchas ocasiones, la Iglesia aceptaba santos por aclamación popular (Vox populi);.
Son significativos los casos de alguno de los santos más conocidos y venerados como:
San Antonio de Padua, fallecido en 1231 y canonizado un año después 1232.
Santa Clara y San Francisco de Asis, canonizados ambos, transcurridos dos años después sus respectivos fallecimientos, 1253 y 1234.
Y Santo Domingo de Guzmán, fundador de los dominicos, canonizado en 1234, 13 años después de su tránsito.
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Posteriormente, ya a finales del siglo XVI, concretamente en 1588, el Papa Sixto V, para evitar abusos y/o habladurías, asignó que estos procesos estuvieran a cargo de la Congregación para las Causas de los santos, creada especialmente con ese fin.
Desde entonces, lógicamente…, esta congregación, con gran sabiduría y acierto, investiga, estudia, comprueba y verifica cada caso en concreto, escrupulosamente, con lupa de tan milimétrica exactitud, que muchas auditorias civiles ya quisieran
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Por lo que…, aunque efectiva y afortunadamente, se haya acelerado visiblemente el proceso del caso Juan Pablo II; no existen datos, ni motivos, ni indicios para aventurar que nadie haya violado ningún paso del proceso, de tan alto tribunal; no hay razones tampoco para adivinar que se haya roto protocolo alguno.
Lo que pienso de todo este esperado desenlace, es que la Iglesia ha sido tremendamente cuidadosa con las formas, pero también, ha tenido la enorme delicadeza en escuchar aquella vox populi, que clamaba ¡santo súbito! para Juan Pablo; aquella misma antigua y sabia –voz popular- que en otras ocasiones, jamás se equívocó reconociendo las probadas bondades de Antonio de Padua y Francisco de Asis.
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Lo de Juan Pablo II, por todas sus grandes virtudes y su gran humanidad, ¡SU SANTIDAD, ha sido siempre, CLAMOR POPULAR!, aunque a algunos su falta de humildad, les ciegue la razón.
Todos los que tuvimos la suerte de conocerle, aún de lejos, quedamos tocados por su bondad y en muchos casos, salvados. El removió vidas, sanó heridas, procuró esperanzas, abrió puertas y tiró muros. El fue sin duda IPSE CHRISTUS, que vino a mi casa a visitarme.
¿Cómo, pues, no voy a ser “juanpablista”? Llamadmelo, para mi es un honor, aunque para vosotros sea peyorativo.
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Para terminar, vuelvo a reiterar, mi petición de respeto para la Iglesia y para todos los que la formamos. Desde el Papa, sea quien sea, pues es el vicario de Cristo en la tierra, hasta el último mono, que probablemente soy yo.
Todos merecemos cierta consideración, sobretodo por parte de quienes dicen llamarse hermanos nuestros en la fé.
Nuestro Papa Benedicto ha dicho que “Toda división en la Iglesia es una ofensa a Cristo"; por eso..., que no sea por mí; yo desde ahora ofrezco mi mano tendida y mi oración, para que los que pretenden disgregar, dejen de hacerlo. Para que nos dejemos de rencillas, para que los que quieran hacer daño, se unan en el mismo proyecto de hacer posible el amor de DIOS en el mundo, siguiendo el ejemplo de Juan Pablo II y de otros muchos grandes santos que nos precedieron.
Santa María, Madre de la Iglesia. Ruega por nosotros.

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6 comentarios:

Unknown dijo...

Muchos cristianos católicos seguimos metiéndonos en riñas y en duscusiones inútiles que solo nos alejan mas de Cristo y damos falso testimonio de Él ante los demás. Por eso los demás nos critican y nos atacan, por eso las sectas han ganado terreno, porque entre los mismos católico y los mismos cristianos no católicos no sabemos llevar a la práctica las palabras de Jesús. Somo cristianos, pero no nos preocupa leer el Evangelio. Nos llamamos cristianos pero no nos esforzamos por conocer a Cristo y seguir -literalmente- sus pasos, sus enseñanzas.
Él oró por nosotros, para que nosotros aprendiéramos de sus palabras:
"Que todos -dijo TODOS- sean uno, como tú Padre, estás en mí y yo en ti. Que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo creo que tú me has enviado" (Jn. 17, 21)
Si necesitamos ser uno para que el mundo crea, pues entonces no debe extrañarnos por qué cada vez hay mernos creyentes.

Militos dijo...

Es tan absurdo criticar o buscar motivos obscuros a la beatificación de Juan Pablo II que sólo puede provenir de personas que creen saber más de Cristianismo que el mismo Cristo a quién el Papa representa, como su Vicario.

Esa voz del pueblo es el mayor motivo para beatificar a una persona que ya dio muestras sobradas, mientras vivió en la tierra de esa santidad, hasta morir consumido por el amor y servicio a sus hermanos.
Lo mismo ocurrió con Teresa de Calcuta. Incluso para la Iglesia es más fácil declarar la santidad de alguien, mientras viven los testigos, a favor o en contra de esas vidas santas.

Sea como sea, la palabra del Papa es palabra de Dios Espíritu Santo.

Sospecho a qué bitacóras te refieres, pero no quiero ni acercarme.
Gracias por denunciar.

Besiños

LAH dijo...

"LA SOBERBIA ES LA MASCARA DE LA IGNORANCIA"
Arcendo has dado con esta frase en el clavo, y hay tanta en este campo...está el tentador más dentro que fuera para dividirnos, has estado muy acertado en esta entrada. si señor! abrazos y gracias.

Angelo dijo...

Este otro juanpablista hasta la médula , no puede más que aplaudir la brillante exposición de tu post. La "sabiduria" de algunos es ceguera para su alma. Y sin luz no se puede caminar.
Un fuerte abrazo

Kara dijo...

Perdonad mi ignorancia, por que debo de vivir en la innopia, por que yo pensaba que si en una figura precisamente estaba todo el mundo de acuerdo en su declaración de Santo es en Juan Pablo II. Vamos, yo no he oido ha nadie opinar en contra, cosa de lo que me alegro profundamente. Un saludo ¡

Boss dijo...

Yo lo veo de otra manera, cuando veo a tantos (los de siempre) atacar con tanta saña a Juan Pablo II, automáticamente pienso: JUAN PABLO ES SANTO Y DE LOS GRANDES ADEMÁS.

Pobres idiotas los que lo critican, el malo se sirve de ellos, y lo que no saben es que Dios se sirve del malo como un instrumento de santificación. Al final toda esa propaganda negativa, se convierte en propaganda positiva.

Cuanto más se le hace al justo, más bien todavía se le hace.

"Perros ladran...luego cabalgamos"
y al que le pique...que deje los ajos.

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