martes, 13 de marzo de 2012

ORACIÓN Y VIDA (fundamentos a recordar)

...
"Pedid y se os dará", dice Jesús en la Escritura; sin embargo, eso que parece tan sencillo, en realidad, no lo es. Hay dos versiones parecidas de un mismo chiste. que escenifican  bien, esa dificultad.

La primera tiene como protagonistas a dos futbolistas de equipos distintos y a sus sufridas madres.
La mamá del delantero del Ciruelillos fútbol club, está rezando con mucho fervor a San Cucufate, que es el patrón de su pueblo, para que su hijo meta un muchos goles y su equipo gane el partido.
Al mismo tiempo, la progenitora de Juanito Cascalejo, que es el portero titular del Atlético del Robledal, está poniendo unas velas a la Virgen del Recuerdo, para que su niño, lo pare todo y su equipo salga triunfante de la contienda, y con la meta a cero...

La otra versión es parecida pero con un torero y un tripulante de un barco velero. Mientras que el primero pide que no haya viento, para hacer una buena faena taurina, exenta de peligros; el otro le pide a DIOS que corra más el aire, para que el viento en sus velas le lleve rápido a puerto.

En cualquier caso...,  la pregunta es la misma..., ¿De que lado está DIOS?
Suponiendo que todos sean muy buenos y devotos... ¿a quien prestará auxilio, si todos están pidiendo cosas contrarias?. Lo que beneficia a uno, perjudica al otro y viceversa... ¡VAYA DILEMA!

Claro que se pueden pedir bienes temporales, pero no como lo principal, poniendo en ellos nuestro fin, sino como medio de avanzar hacia la bienaventuranza.
Naturalmente que es recomendable pedir por los demás, y también es absolutamente lícito pedir por cosas temporales..., pero teniendo en cuenta ciertas prioridades.
- La primera de todas, es no perder de vista el mandamiento supremo, -amar a DIOS sobre todas las cosas y al prójimo como uno mismo-.
- Y la segunda es, no olvidar que si rezamos es para poner nuestra voluntad en sus manos; como decimos en el Padrenuestro, "Hágase tu voluntad, en la tierra y en el cielo".

Dos, y por ese orden, son las definiciones de oración de santo Tomás:
Elevación de la mente a Dios” y “petición”...
Si lo hacemos así, no perderemos el norte y conseguiremos de Nuestro Padre, todo lo que nos conviene:
Por eso les digo que todo lo que ustedes pidan en oración, crean que ya lo han conseguido, y lo recibirán” (Marcos 11,24).

Sin embargo, a veces... parece que perdemos el sentido de oración, es como si tendiéramos a torcer la voluntad de DIOS en vez de aceptarla.
En relación a la oración hay un montón de ideas erróneas; la primera, olvidarnos quien es DIOS y quienes somos nosotros, es cuando dejamos de lado la voluntad de DIOS y buscamos solo nuestro capricho.
En ese punto..., sobrevienen todas las dudas y caemos estrepitosamente en -lo que no es oración-:
P.e., Mientras, unos piensan que si te pasa algo bueno es porque lo estás haciendo bien o viceversa (la tontería esa del karma); otros, si sus peticiones no se han cumplido en un plazo determinado, tenderán al reproche "Dios se ha olvidado de mí, no le importa mi sufrimiento, me abandonó, ha ignorado lo buen chico que he sido"... ¿Es eso oración?

¡Ni esto es magia, ni DIOS acepta chantajes!
Hemos de asumir que, no oramos para alterar la disposición divina, sino para merecer lo que Dios ha determinado darnos desde el principio de los tiempos. Y por supuesto tampoco rezamos para informarle de nuestras necesidades y deseos -que ÉL ya sabe bien-, sino para que nosotros mismos nos convenzamos de que necesitamos su ayuda.
Decía San Agustín que "El hombre no ora para dar a Dios una orientación, sino para orientarse debidamente a sí mismo."

Por eso hemos de rezar en todo momento y circunstancia que nos toque vivir, ya sea adversa o propicia.
El que se arrodilla ante Dios sabrá estar en pie ante cualquier situación.
La confianza en su Palabra debe permanecer firme teniendo en cuenta que la respuesta a una oración puede venir incluso en la otra vida. Lo que es seguro es que, si conviene llegará y siempre la misericordia de DIOS hará que sea a nuestro favor.

Empujado por los sucesos vividos estos últimos días en las manifestaciones de Barcelona, Valencia y Madrid, y por todos los acontecimientos que nos toquen vivir en los próximos días, me gustaría hacer una breve reflexión adicional sobre la oración..., y la violencia.
He podido observar -con pena- como se está difundiendo en distintos círculos, una pseudo oración dirigida a san Jorge que pide maldición y venganza para los enemigos.
¡La oración no puede usarse para cualquier cosa, y mucho menos para faltar al precepto de la caridad! Estamos llamados a pedir el bien y el amor, no para naufragar en la petición del mal, sea el que sea.
Pedir a Dios que nos ayude eliminando a nuestros enemigos no es rezar, no es conocer a Dios, no es querer “permanecer” en Él, ni cumplir el mandamiento del amor.

En este punto me acuerdo de dos cosas.
La primera, son las palabras pronunciadas ayer mismo por el Santo Padre, en su alocución del Angelus;
"La violencia es contraria al Reino de Dios, es un instrumento del anticristo. La violencia no sirve nunca a la humanidad, sino que la deshumaniza”. (Ver enlace)

La segunda, es el ejemplo de tantos mártires que hicieron precisamente lo contrario de lo que dice esa supuesta petición a san Jorge. Recuerdo muy especialmente un testimonio que leí hace unos días, que realmente me conmovió.
Como ya se sabe, desde 1987 la Iglesia ha ido reconociendo la santidad de muchas almas que murieron en la persecución religiosa de la España de los años treinta..., lo curioso es que el denominador común es que todos.., hicieron del final de su vida una oración -la mejor oración- y... ¡murieron perdonando!

Quiero tomar ahora un precioso botón de muestra: el final del trayecto vital de Bartolomé Blanco, porque fue ejemplar.
Bartolomé, era joven, tenía 21 años, tenía novia, pertenecía a Acción Católica y trabajaba con distintas organizaciones obreras.
Bartolomé fue encarcelado por su fe, en agosto del 36 y fue fusilado el dos de octubre. ¡Viva Cristo Rey!, fueron las últimas palabras que salieron de su boca. Ese es, a grandes rasgos, el relato de sus últimos días, que quedaría incompleto sin conocer, al menos un pequeño fragmento de una de las últimas cartas que Bartolomé escribió a su familia.
Sus palabras dan la justa medida de la nobleza, la bondad, la santidad de esta persona:

"Sea mi última voluntad: perdón, perdón y perdón: pero indulgencia que quiero que vaya acompañada del deseo de hacerles todo el bien posible. Así pues, os pido que me venguéis con la venganza del cristiano: devolviéndoles mucho bien a quienes han intentado hacerme mal"

Efectivamente... la única -venganza- permisible y recomendable es ORAR por los enemigos. Bartolomé entendió y vivió perfectamente y hasta el final, el Evangelio:
"Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos, y orad por quienes os persiguen para ser hijos del Padre celestial que hace salir el sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos" (Mat 5, 43-48).

El ejemplo de Bartolomé es uno más, entre los de muchos que aún hoy, siguen haciendo de su vida una oración constante, sin importar las circunstancias.
Su historia es de fidelidad, porque es de amor, de perdón y de reconciliación.
En la vida de los mártires, como en la de ningún otro, se observa, se exalta y se celebra LA UNIDAD DE VIDA, incluso hasta en la propia muerte.
.
 
Finalizando este post, quisiera dejaros una preciosa oración alusiva a todo lo que hemos comentado aquí. Está atribuida a San Anselmo y creo que es ciertamente un modelo de oración que brota del Espíritu Santo:
.
*    *    *
.
ORACIÓN DE UN HOMBRE PERSEGUIDO
San Anselmo de Canterbury

Todopoderoso y tierno Señor Jesucristo,
deseo que seas bondadoso con mis amigos,
ya sabes lo que deseo para mis enemigos.
...
Oh Dios que escudriñas los corazones,
Tú conoces los secretos de mi pensamiento.
Señor, único poderoso y misericordioso,
concédele a mis enemigos
lo que Tú me haces desear para ellos,
y recompénsame a mí.
...
En el caso de que deseara para ellos
algo contrario al precepto del amor,
por mi ignorancia o debilidad,
o por mi malicia, oh Señor de bondad,
ni me lo concedas, ni me lo reproches.
...
Oh verdadera luz, ilumina su ceguera.
Oh verdad soberana, corrige su error.
Oh verdadera vida, vivifica sus almas.
Oh tierno Señor, para mis hermanos
que no sea yo ocasión de muerte,
ni piedra de escándalo,
ni roca para estrellarse.
...
Es bastante ya y más que suficiente,
que sea un escándalo para mí mismo:
confieso mi propio pecado.
Te pido por mis pares:
que por mi causa no ofendan tu bondad,
oh Señor grande y bueno.
Al contrario, que se reconcilien contigo
y se amiguen conmigo, según tu Voluntad,
no por mí, sino por Tí.

Ese es el castigo que pido
para mis pares y enemigos:
amarte a Ti
y amarnos nosotros unos a otros,
como Tú quieres y nos conviene.
Guiados por la Caridad,
que tengamos un solo corazón
aceptando los deseos del Señor de todos
para bien de todos.
Este tu pobre pecador pide esta venganza
para quienes le han deseado y hecho el mal. 

Amen.

*   *   *   *   *

10 comentarios:

Militos dijo...

Me vas a matar,pero sabes que es lo que más me ha gustado de este post?:
"La tontería esa del karma" jajaja... es una frase genial, me ha hecho reir un montón.
Perdona mi frivolidad ante una entrada tan profunda, luego vuelvo y medito.

BESIÑOS TONTOS

Militos dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Magicomundodecolores dijo...

Querido amigo: ¡qué bien lo expresas! Nosotros como cristianos sólo podemos dar amor. El odio ya lo traerán otros, pero a esos tenemos que perdonarlos desde la caridad y la comprensión. Es una entrada magistral, que merece ser meditada tranquila y en silencio, sobre todo en estos días de "rebullicio" social y hachas en alto....un beso grande en el amor del Señor.

Boss dijo...

A veces Dios se hace de rogar un poquito ... Dios y sus tiempos.

Angelo dijo...

Hay cosas que solo pueden hacerse en la oración. Ahí cabe todo. Lo posible y lo imposible
Un fuerte abrazo

Militos dijo...

Todavía no he podido meditar tu post, pero he tenido ocasión de poner en práctica esa oración intensa e interna que recomiendas y de momento ha dado su fruto.

BESIÑOS ARCENDO

Te envié mail

Rafael Hidalgo dijo...

Precioso, y ya para rematar metes una oración de un santo filósofo como San Anselmo. Formidable.

Ramón en http://nocheoscuradelalma.wordpress.com/ dijo...

Amén.

Ramón en http://nocheoscuradelalma.wordpress.com/ dijo...

IMITACIÓN DE CRISTO, TOMÁS KEMPIS
LIBRO III
Capítulo: XV
COMO COMPORTARSE Y EXPRESARSE EN LOS DESEOS

Jesucristo:
1. Hijo mío, di así para todo:
Señor, si te agrada, que se haga así;
Señor, si es en honor tuyo,
haz esto en tu Nombre.
Señor, si te parece que me conviene y encuentras que me será útil,
concédelo para que lo use en tu honor.
Pero si sabes que me va a causar daño,
o desaprovechar para la salvación de mi alma
aparta de mí este deseo.
No todo deseo proviene del Espíritu Santo
aunque al hombre le parezca correcto y bueno.
Es difícil juzgar rectamente,
si te impulsa a desear esto o lo otro
un espíritu bueno u otro distinto,
o si te impulsa tu propio ánimo.
Muchos que al principio parecían ser conducidos
por buen espíritu, quedan decepcionados al final.
2. Por eso siempre se debe desear y pedir, con respeto a Dios y humildad en el corazón,
todo lo que sobrevenga como deseable al pensamiento;
y sobre todo, encomendárseme diciendo:
Señor, Tú sabes qué es lo mejor:
haz que suceda esto o lo otro, según quieras.
Da lo que quieras, cuanto quieras, y cuando quieras.
Haz conmigo como sabes, lo que más te agrade a Ti,
y según sea para tu mayor honor.
Ponme donde quieras; dispón de mí libremente en todo.
Estoy en tus manos; dame vueltas para un lado y el otro.
Yo soy tu servidor, dispuesto para todo
porque no deseo vivir para mí sino para Ti,
ojalá que con dignidad y perfección.
3. Oración para cumplir la voluntad de Dios:
Concédeme, compasivo Jesús, tu gracia
para que esté conmigo y conmigo trabaje (Sb 9,10)
y conmigo persevere hasta el fin.
Concédeme desear y querer siempre
lo que es más aceptable para Ti y más te agrada.
Tú voluntad sea mía
y mi voluntad siga siempre a la tuya y concuerde
de la mejor manera con ella.
Mi querer sea siempre uno contigo
y sólo pueda querer o no querer
lo que Tú quieres o no quieres.
Concédeme que muera a todo lo que me tienta del mundo
y por Ti, que ame ser despreciado y desconocido.
Concédeme descansar en Ti sobre todo lo deseado
y que mi corazón encuentre en Ti la paz.
Tú eres la verdadera paz del corazón, su único descanso;
fuera de Ti, todas las cosas son adversas e inestables.
En esta paz permanente,
es decir, en Ti Único Supremo y Eterno Bien
dormiré y descansaré. Así sea.

Militos dijo...

Me ha dado escalofríos pensar en esa oración que dices de venganza y maldición para sus enemigos, dirigida a S. Jorge. Me parece que esa intyención invalida por completo la oración

El mayor bien que te pueden hacer tus enemigos es que te hagan rezar por ellos.

San Anselmo desde hace mucho figura en mi lista de santos, pero no conocía esa oración que me parece estupendísima para practicarla a menudo.

Muchas gracias Arcendo.

BESIÑOS reconfortados

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