"Pedid y se os dará", dice Jesús en la
Escritura; sin embargo, eso que parece tan sencillo, en realidad, no lo es. Hay
dos versiones parecidas de un mismo chiste. que escenifican bien, esa dificultad.
La primera tiene como protagonistas a dos futbolistas
de equipos distintos y a sus sufridas madres.
La
mamá del delantero del Ciruelillos fútbol club, está rezando con mucho fervor a
San Cucufate, que es el patrón de su pueblo, para que su hijo meta un muchos
goles y su equipo gane el partido.
Al
mismo tiempo, la progenitora de Juanito Cascalejo, que es el portero titular
del Atlético del Robledal, está poniendo unas velas a la Virgen del Recuerdo,
para que su niño, lo pare todo y su equipo salga triunfante de la contienda, y
con la meta a cero...
La otra versión es parecida pero con un
torero y un tripulante de un barco velero. Mientras que el primero pide que no
haya viento, para hacer una buena faena taurina, exenta de peligros; el otro le
pide a DIOS que corra más el aire, para que el viento en sus velas le lleve
rápido a puerto.
En
cualquier caso..., la pregunta es la
misma..., ¿De que lado está DIOS?
Suponiendo
que todos sean muy buenos y devotos... ¿a quien prestará auxilio, si todos
están pidiendo cosas contrarias?. Lo que beneficia a uno, perjudica al otro y
viceversa... ¡VAYA DILEMA!
Claro que se pueden pedir bienes temporales,
pero no como lo principal, poniendo en ellos nuestro fin, sino como medio de
avanzar hacia la bienaventuranza.
Naturalmente
que es recomendable pedir por los demás, y también es absolutamente lícito
pedir por cosas temporales..., pero teniendo en cuenta ciertas prioridades.
- La
primera de todas, es no perder de vista el mandamiento supremo, -amar a DIOS sobre todas las cosas y al prójimo como uno
mismo-.
- Y
la segunda es, no olvidar que si rezamos es para poner nuestra voluntad en sus
manos; como decimos en el Padrenuestro, "Hágase
tu voluntad, en la tierra y en el cielo".
Dos, y por ese orden, son las definiciones de oración de santo Tomás:
“Elevación de
la mente a Dios” y “petición”...
Si lo hacemos así, no perderemos el norte y
conseguiremos de Nuestro Padre, todo lo que nos conviene:
“Por eso les
digo que todo lo que ustedes pidan en oración, crean que ya lo han conseguido,
y lo recibirán” (Marcos 11,24).
Sin embargo, a veces... parece
que perdemos el sentido de oración, es como si tendiéramos a torcer la voluntad
de DIOS en vez de aceptarla.
En relación a la oración hay un montón de
ideas erróneas; la primera, olvidarnos quien es DIOS y quienes somos nosotros,
es cuando dejamos de lado la voluntad de DIOS y buscamos solo nuestro capricho.
En ese punto..., sobrevienen todas las dudas
y caemos estrepitosamente en -lo que no es
oración-:
P.e., Mientras, unos piensan que si te pasa algo
bueno es porque lo estás haciendo bien o viceversa (la tontería esa del karma);
otros, si sus peticiones no se han cumplido en un plazo determinado, tenderán
al reproche "Dios se ha olvidado de mí, no le importa mi sufrimiento,
me abandonó, ha ignorado lo buen chico que he sido"... ¿Es eso oración?
¡Ni esto es magia, ni
DIOS acepta chantajes!
Hemos
de asumir que, no oramos para alterar la disposición divina, sino
para merecer lo que Dios ha determinado darnos desde el principio de los
tiempos. Y por supuesto tampoco rezamos para informarle de nuestras
necesidades y deseos -que ÉL ya sabe bien-, sino para que nosotros mismos
nos convenzamos de que necesitamos su ayuda.
Decía San Agustín que "El hombre no ora para
dar a Dios una orientación, sino para orientarse debidamente a sí mismo."
Por
eso hemos de rezar en todo momento y circunstancia que nos toque vivir, ya sea
adversa o propicia.
El que se arrodilla ante Dios sabrá estar en pie
ante cualquier situación.
La
confianza en su Palabra debe permanecer firme teniendo en cuenta que la respuesta a una oración puede venir
incluso en la otra vida. Lo que es seguro es que, si conviene llegará y siempre la misericordia de DIOS hará que sea a nuestro favor.
Empujado por los sucesos
vividos estos últimos días
en las manifestaciones de
Barcelona, Valencia y Madrid, y por todos los acontecimientos que nos toquen
vivir en los próximos días, me gustaría hacer una breve reflexión adicional
sobre la oración..., y la violencia.
He podido observar -con pena- como se está
difundiendo en distintos círculos, una pseudo oración dirigida a san Jorge
que pide maldición y venganza para los enemigos.
¡La oración no puede usarse para cualquier
cosa, y mucho menos para faltar al precepto de la caridad! Estamos llamados a
pedir el bien y el amor, no para naufragar en la petición del mal, sea el que
sea.
Pedir a Dios que nos ayude eliminando a
nuestros enemigos no es rezar,
no es conocer a Dios, no es querer “permanecer” en Él, ni cumplir el
mandamiento del amor.
En este punto me acuerdo de
dos cosas.
La primera, son las palabras pronunciadas
ayer mismo por el Santo Padre, en su alocución del Angelus;
"La
violencia es contraria al Reino de Dios, es un instrumento del anticristo. La violencia
no sirve nunca a la humanidad, sino que la deshumaniza”. (Ver enlace)
La segunda, es el ejemplo de tantos mártires que
hicieron precisamente lo contrario de lo que dice esa supuesta petición a san
Jorge. Recuerdo muy especialmente un testimonio que leí hace unos días, que
realmente me conmovió.
Como ya se sabe, desde 1987 la Iglesia ha
ido reconociendo la santidad de muchas almas que murieron en la persecución
religiosa de la España de los años treinta..., lo curioso es que el denominador
común es que todos.., hicieron del final de su vida una oración -la mejor
oración- y... ¡murieron perdonando!
Quiero tomar ahora un precioso
botón de muestra: el final
del trayecto vital de Bartolomé Blanco, porque fue ejemplar.
Bartolomé, era joven, tenía 21 años, tenía
novia, pertenecía a Acción Católica y trabajaba con distintas organizaciones
obreras.
Bartolomé fue encarcelado por su fe, en agosto del 36 y fue fusilado el dos de
octubre. ¡Viva Cristo Rey!, fueron las últimas palabras que salieron de su
boca. Ese es, a grandes rasgos, el relato de sus últimos días, que quedaría
incompleto sin conocer, al menos un pequeño fragmento de una de las últimas
cartas que Bartolomé escribió a su familia.
Sus palabras dan la justa medida de la
nobleza, la bondad, la santidad de esta persona:
"Sea mi
última voluntad: perdón, perdón y perdón: pero indulgencia que quiero que vaya
acompañada del deseo de hacerles todo el bien posible. Así pues, os pido que me
venguéis con la venganza del cristiano: devolviéndoles mucho bien a quienes han intentado hacerme
mal"
Efectivamente... la única -venganza- permisible y
recomendable es ORAR por los enemigos. Bartolomé entendió y vivió perfectamente
y hasta el final, el Evangelio:
"Pero
yo os digo: amad a vuestros enemigos, y orad por quienes os persiguen para ser
hijos del Padre celestial que hace salir el sol sobre malos y buenos, y llover
sobre justos e injustos" (Mat 5, 43-48).
El ejemplo de Bartolomé es uno
más, entre los de muchos que aún hoy, siguen haciendo de su vida una oración
constante, sin importar las circunstancias.
Su historia es de fidelidad, porque es de
amor, de perdón y de reconciliación.
En la vida de los mártires, como en la de
ningún otro, se observa, se exalta y se celebra LA
UNIDAD DE VIDA, incluso hasta en la propia muerte.
.
Finalizando este post, quisiera dejaros una preciosa oración
alusiva a todo lo que hemos comentado aquí. Está atribuida a San Anselmo y creo
que es ciertamente un modelo de oración que brota del Espíritu Santo:
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* *
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ORACIÓN DE UN HOMBRE PERSEGUIDO
San Anselmo de Canterbury
Todopoderoso y tierno Señor Jesucristo,
deseo que seas bondadoso con mis amigos,
ya sabes lo que deseo para mis enemigos.
...
Oh Dios que escudriñas los corazones,
Tú conoces los secretos de mi pensamiento.
Señor, único poderoso y misericordioso,
concédele a mis enemigos
lo que Tú me haces desear para ellos,
y recompénsame a mí.
...
En el caso de que deseara para ellos
algo contrario al precepto del amor,
por mi ignorancia o debilidad,
o por mi malicia, oh Señor de bondad,
ni me lo concedas, ni me lo reproches.
...
Oh verdadera luz, ilumina su ceguera.
Oh verdad soberana, corrige su error.
Oh verdadera vida, vivifica sus almas.
Oh tierno Señor, para mis hermanos
que no sea yo ocasión de muerte,
ni piedra de escándalo,
ni roca para estrellarse.
...
Es bastante ya y más que suficiente,
que sea un escándalo para mí mismo:
confieso mi propio pecado.
Te pido por mis pares:
que por mi causa no ofendan tu bondad,
oh Señor grande y bueno.
Al contrario, que se reconcilien contigo
y se amiguen conmigo, según tu Voluntad,
no por mí, sino por Tí.
Ese es el castigo que pido
para mis pares y enemigos:
amarte a Ti
y amarnos nosotros unos a otros,
como Tú quieres y nos conviene.
Guiados por la Caridad,
que tengamos un solo corazón
aceptando los deseos del Señor de todos
para bien de todos.
Este tu pobre pecador pide esta venganza
para quienes le han deseado y hecho el mal.
Amen.
*
* * * *
10 comentarios:
Me vas a matar,pero sabes que es lo que más me ha gustado de este post?:
"La tontería esa del karma" jajaja... es una frase genial, me ha hecho reir un montón.
Perdona mi frivolidad ante una entrada tan profunda, luego vuelvo y medito.
BESIÑOS TONTOS
Querido amigo: ¡qué bien lo expresas! Nosotros como cristianos sólo podemos dar amor. El odio ya lo traerán otros, pero a esos tenemos que perdonarlos desde la caridad y la comprensión. Es una entrada magistral, que merece ser meditada tranquila y en silencio, sobre todo en estos días de "rebullicio" social y hachas en alto....un beso grande en el amor del Señor.
A veces Dios se hace de rogar un poquito ... Dios y sus tiempos.
Hay cosas que solo pueden hacerse en la oración. Ahí cabe todo. Lo posible y lo imposible
Un fuerte abrazo
Todavía no he podido meditar tu post, pero he tenido ocasión de poner en práctica esa oración intensa e interna que recomiendas y de momento ha dado su fruto.
BESIÑOS ARCENDO
Te envié mail
Precioso, y ya para rematar metes una oración de un santo filósofo como San Anselmo. Formidable.
Amén.
IMITACIÓN DE CRISTO, TOMÁS KEMPIS
LIBRO III
Capítulo: XV
COMO COMPORTARSE Y EXPRESARSE EN LOS DESEOS
Jesucristo:
1. Hijo mío, di así para todo:
Señor, si te agrada, que se haga así;
Señor, si es en honor tuyo,
haz esto en tu Nombre.
Señor, si te parece que me conviene y encuentras que me será útil,
concédelo para que lo use en tu honor.
Pero si sabes que me va a causar daño,
o desaprovechar para la salvación de mi alma
aparta de mí este deseo.
No todo deseo proviene del Espíritu Santo
aunque al hombre le parezca correcto y bueno.
Es difícil juzgar rectamente,
si te impulsa a desear esto o lo otro
un espíritu bueno u otro distinto,
o si te impulsa tu propio ánimo.
Muchos que al principio parecían ser conducidos
por buen espíritu, quedan decepcionados al final.
2. Por eso siempre se debe desear y pedir, con respeto a Dios y humildad en el corazón,
todo lo que sobrevenga como deseable al pensamiento;
y sobre todo, encomendárseme diciendo:
Señor, Tú sabes qué es lo mejor:
haz que suceda esto o lo otro, según quieras.
Da lo que quieras, cuanto quieras, y cuando quieras.
Haz conmigo como sabes, lo que más te agrade a Ti,
y según sea para tu mayor honor.
Ponme donde quieras; dispón de mí libremente en todo.
Estoy en tus manos; dame vueltas para un lado y el otro.
Yo soy tu servidor, dispuesto para todo
porque no deseo vivir para mí sino para Ti,
ojalá que con dignidad y perfección.
3. Oración para cumplir la voluntad de Dios:
Concédeme, compasivo Jesús, tu gracia
para que esté conmigo y conmigo trabaje (Sb 9,10)
y conmigo persevere hasta el fin.
Concédeme desear y querer siempre
lo que es más aceptable para Ti y más te agrada.
Tú voluntad sea mía
y mi voluntad siga siempre a la tuya y concuerde
de la mejor manera con ella.
Mi querer sea siempre uno contigo
y sólo pueda querer o no querer
lo que Tú quieres o no quieres.
Concédeme que muera a todo lo que me tienta del mundo
y por Ti, que ame ser despreciado y desconocido.
Concédeme descansar en Ti sobre todo lo deseado
y que mi corazón encuentre en Ti la paz.
Tú eres la verdadera paz del corazón, su único descanso;
fuera de Ti, todas las cosas son adversas e inestables.
En esta paz permanente,
es decir, en Ti Único Supremo y Eterno Bien
dormiré y descansaré. Así sea.
Me ha dado escalofríos pensar en esa oración que dices de venganza y maldición para sus enemigos, dirigida a S. Jorge. Me parece que esa intyención invalida por completo la oración
El mayor bien que te pueden hacer tus enemigos es que te hagan rezar por ellos.
San Anselmo desde hace mucho figura en mi lista de santos, pero no conocía esa oración que me parece estupendísima para practicarla a menudo.
Muchas gracias Arcendo.
BESIÑOS reconfortados
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