UNA HOJA OPORTUNA.

 

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En casa, desde tiempos inmemoriales es tradicional el taco calendario del Corazón de Jesús.

Recuerdo como mi madre compraba el taco al acabar cada año, aprovechando la habitual visita navideña a la Plaza Mayor. ¡Que añoranzas! .

Así pues, es esta una tradición heredada de mi madre, -que DIOS tenga en su gloria-, y a su vez, de mis abuelos; que yo he conservado y pretendo transmitir.

Cuando empecé en esto de los blogs, una de las cosas que más me alegró fue comprobar que esta preciosa tradición no es exclusiva de mi familia. Afortunadamente está muy extendida y son muchos los hermanos blogueros los que la siguen.

Son muchas las cualidades de este taquito. Además de dar la información precisa, propia de un calendario (Dia, mes, santoral, fase lunar, etc., etc....), el reverso de cada hoja es un compendio de reflexión, oraciones, curiosidades, humor del sano y sugerencias interesantes.

De tal modo que una de las costumbres de mi madre, era guardar alguna de esas hojas que a ella, por lo que sea, le habían "tocado" más. No las clasificaba ordenadamente, las guardaba en el Misal, en una caja donde tenía un montón de cosas, o las entremetía en libros que estaba leyendo a modo de marca-páginas.

La cuestión es que, revisando hoy un viejo volumen de historia del arte para un trabajo escolar de mi chico, me he encontrado con una de esas hojas del año 72, ya estaba amarillenta pero... hoy, me ha venido como anillo al dedo (¡las cosas de DIOS!)

Realmente es como si mi madre, desde el cielo, me la hubiese dejado ahí, precisamente para estos próximos días, en los que empezaré mis sesiones simultáneas de quimio y radio.
La oración que lleva impresa esta hojita es -realmente- providencial. La comparto:

Oración para los tiempos difíciles

Espíritu Santo, Dios de Amor, mírame en esta circunstancia difícil en que se encuentra mi vida y ten compasión de mí. Confiadamente acudo a Ti, pues sé que eres Dios de bondad y manantial de amor.

Vengo a Ti, pues sé que no hay nada que no lo pueda lograr tu misericordia infinita. Acepto tus insondables designios, aunque no los comprenda. Me abrazo a ellos con aquel fervor y generosidad con que Cristo aceptó el Misterio del dolor en su vida.

Humildemente te pido, me des la gracia de superar esta situación difícil, en este momento de mi existencia, y que esta prueba, lejos de separarme de Ti, me haga experimentar con mayor plenitud la omnipotencia de tu amor que limpia, santifica y salva.

Hágase en mí Tu Divina Voluntad… Amén.

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